“Sí, lo haré mañana”… ¿cuántas veces hemos dicho esto? Cuántas sabiendo que ni lo vamos a hacer mañana ni tampoco pasado mañana. ¿Por qué? Por muchas razones. No tenemos ánimo para hacerlo, no nos interesa hacerlo, nos es una actividad fastidiosa o incómoda. Estas pueden ser algunas de las excusas con las que nosotros mismos nos convencemos que es mejor hacerlo mañana.
Cuando hemos hecho esto y nos ponemos a pensar en lo que en realidad estamos haciendo, nos damos cuenta de que nos estamos lastimando a nosotros mismos, de hecho, nos estamos torturando a nosotros mismos porque es inevitable recordar vez tras vez el doloroso hecho de que estamos posponiendo algo que tarde o temprano tendremos que hacer.
¿No sería menos doloroso acabar de salir del asunto de una vez por todas? !Porsupuesto! Quién deja lo que debe hacer hoy para mañana, se complica la vida hoy y no se la hará más sencilla mañana. Es un mal hábito que te perseguirá toda la vida y terminará convirtiéndote en un irresponsable o en un mentiroso. En vista de las perspectivas … es mejor decidirnos y poner mano a la obra pronto, sí, ¡hoy y ahora!