¿Por qué somos como somos?

Cada hijo tiene características particulares y únicas.

Cada uno de nosotros, aunque tenemos características externas similares, en realidad somos muy diferentes unos de los otros. Y eso, en nuestra propia familia. No es extraño que los padres que tienen varios hijos comenten lo distintos que son unos de otros. Incluso, los gemelos idénticos, tienen características de personalidad y habilidades diferentes, lo que muestra la enorme diversidad que existe entre nosotros los seres humanos. ¿A qué se debe que seamos tan distintos?

En este artículo consideraremos algunas de estas razones. Al repasarlas trataremos de comprender por qué existen diferencias entre nosotros y cómo nos hacen ser lo que somos. También veremos que estos factores no tienen que gobernarnos y marcarnos para siempre.

IMPACTO GENÉTICO.

Los científicos han logrado, en los últimos años, avanzar en descifrar algunas características del gen humano y destacar la importancia del factor hereditario en nuestra conducta, forma de pensar e incluso, personalidad.  Sí, nuestra existencia comienza con una serie de factores heredados que irán, a nuestro favor y/o en nuestra contra, desde el mismo momento en que el óvulo de nuestra madre fue fecundado por el esperma de nuestro padre. Desde ese mismo instante, los factores de herencia irán destacándose, de forma precisa, para que lleguemos a ser quienes somos tu y yo.

Los genes determinarán nuestro color de ojos, piel, estatura, carácter, inteligencia entre otras características. Incluso en teoría, los genes determinarán de qué vamos a padecer y morir. De seguro pues, el impacto genético tiene mucho, mucho que ver en que seamos como somos. Sin embargo, el factor genético no es el único factor que nos hace distintos.

El lugar donde nacemos, el clima, el lenguaje y la cultura también nos forman.

IMPACTO SOCIAL.

El lugar donde nacemos, el clima, el lenguaje y la cultura también harán su buena parte en hacernos diferentes. Se ha comprobado que las personas que viven rodeadas de vegetación y que se dedican a la agricultura, tienen, por lo general, un carácter más jovial y actitudes más humildes que los que nos criamos en clima árido y desértico. En casi todas las culturas se reconoce a la gente del campo como más noble que las que vivimos en ciudades atestadas de tráfico y en las que vivimos en asinamiento. El lugar donde nacemos y el ambiente cultural que nos rodea toman ventaja para hacernos como somos.

Algo que me ha llevado a reafirmar esta conclusión tiene que ver con lo que he leído en las Santas Escrituras sobre la gente y la tierra. Se dice de los galileos, por ejemplo, que eran personas más dóciles que los de la árida Judea. Comprobé esto cuando visité Galilea. Todavía hoy, ves una tierra fértil y generosa en aguas. Por otra parte, Judea, refleja en los judíos, características semejantes a la tierra en la que viven. Interesante, que las mismas características del clima, pueden tener influencias en las actitudes de las personas. Por supuesto, había y hay otras consideraciones que tomar en cuenta por lo que no debemos establecer reglas fijas. Con todo, no deja de ser un factor interesante, que el clima puede afectar nuestra manera de ser.

IMPACTO DE LA MUCHA O POCA EDUCACIÓN.

La mucha o poca educación también ejercen su parte en moldearnos.

La escolaridad o grado de educación alto o bajo, igualmente, tendrá un impacto en ser lo que somos. Sabemos que es común observar a las personas muy educadas tener un punto de vista particular hacia los menos educados y viceversa. Los primeros, tienden a querer que sus hijos se asocien con otras personas educadas, aunque estas no sean obligatoriamente mejores personas. Por su parte, los menos educados tienden a ver con sospecha a los más educados. Cuando se manifiestan estas diferencias,  se provocan, estemos conscientes de ello o no, características negativas en ambos lados. Unos por su poca educación y otros por su mucha educación, van a desarrollar prejuicios que serán difíciles de eliminar y que se reflejarán en determinados momentos de sus vidas.

Las diferencias entre las personas, por causa de su educación, no solo dividen familias sino que dividen los pueblos, luego las ciudades y consecuentemente los países. Todos cargamos con alguna culpa por haber llegado a tener opiniones negativas de otros, sobre la base de la cantidad de educación que hayamos podido adquirir en la vida. ¡Que lamentable!

IMPACTO EN LA CRIANZA.

Quién nos cría, abuelos, tíos u otros familiares dejarán una huella en quienes somos hoy.

Cuando los abuelos, los tíos y otros familiares nos crían, en lugar de nuestros padres biológicos, se dejarán también ciertas características que nos llevan a ser como somos. No necesariamente malas, por supuesto, pero tampoco obligatoriamente buenas. Lo que sí se puede generalizar es que, muchas veces, existen características profundas, que en determinados momentos o situaciones van a salir a la superficie para bien o para mal. Puede que se manifiesten en ciertos momentos en nuestra relación marital, con nuestros hijos o en nuestra relación con otros miembros de la familia. También pueden llegar a manifestarse en nuestras relaciones de negocio o trabajo.

Recordemos que muchas de estas características ocurren sin percatarnos de ello, pero han hecho de nosotros,  lo que somos. Somos una suma compleja de circunstancias y situaciones que nos afectan de diferentes maneras. Que nos hace ser lo que amamos de nosotros y lo que rechazamos de nosotros mismos. A veces, nos sentimos orgullosos de lo que somos, y otras veces, nos sentimos desafortunados de ser lo que hemos llegado a ser.

Sin percatarnos de que luchamos con factores que están muy lejos de nuestra conciencia diaria, nos convertimos poco a poco en los que somos. Estos factores que, en realidad, no han tenido mucho que ver con decisiones propias, nos van moldeando día a día, sin darnos cuenta.

Al final, somos lo que somos y al darnos tiempo para pensar en ello, debemos sacar una conclusión valiosa que puede hacernos muy felices. Si nos damos cuenta de rasgos indeseables ¡podemos cambiar! ¡Podemos mejorar! Ninguno de nosotros nace condenado a ser quien no quiere ser, ninguno.

El pasado no garantiza nuestro futuro. Nuestro futuro no está asegurado por nuestro pasado. Tu y yo podemos tener muchas cosas en nuestra contra, muchas, pero nada ni nadie puede obligarnos a tomar un camino que no deseamos, a beber el agua que no queremos ni a llegar a ser lo que odiamos. Esas hermosas y poderosas realidades nos hacen, a todos los seres humanos, diferentes de los animales sin conciencia ni dirección o control de sus actos. Amigo(a) mio(a) ¡resuélvete hoy a superar quien hayas llegado a ser, para convertirte en quien, en realidad, quieres ser!

 

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