1995 Special Olympics Silver Dollar

En realidad no le había dado tanta importancia a esta moneda, aunque la tenía hace 21 años. Tampoco me impresionó tanto su confección, se trata de una moneda que conmemora las Olimpiadas Especiales de 1995. La que yo tengo fue impresa en West Point y es en realidad una moneda de un dólar plata (nunca ha circulado). Solo se acuñaron 800.000 piezas. Las Olimpiadas Especiales fueron creadas para que personas con impedimentos de tipo intelectual tuvieran la oportunidad de competir. La idea era ayudarles a enfocarse, a desarrollar confianza y habilidades sociales para alcanzar un sentido de logro y participación. En 1995 se celebraron en Connecticut, Estados Unidos de América. En su amberso se aprecia el retrato de Eunice Kennedy Shriver quien hasta aquel momento fue la primera mujer cuya imagen se acuñaba en una moneda norteamericana. Se le toma, hasta este momento, como la fundadora de las Olimpiadas Especiales.

  Pero lo que verdaderamente me llama la atención y a lo que no le había dado la importancia debida es a la cita que aparece acuñada en esta peculiar moneda de plata pulida como espejo. Dice: “As we hope for the best in them, hope is reborn in us”. Palabras de Eunice Kennedy Shriver ya fallecida en el año 2009. Traducido dice: “Al esperar lo mejor de ellos, la esperanza renace en nosotros.” (traducción mía). ¡Qué hermoso pensamiento de la fundadora de estas Olimpiadas! ¡Qué valioso detalle había pasado por alto!

  “Al esperar lo mejor de ellos, la esperanza renace en nosotros.” Cada vez que tú y yo esperamos lo mejor de nuestros amigos, de nuestros estudiantes o de nuestros hijos, la esperanza renace en nosotros. Muchas veces la tendencia automática de nuestro pensamiento es negativa, especialmente si se trata de personas con las que convivimos o de las que pensamos que conocemos bien. Somos capaces de confiar en un perfecto extraño y de dudar de los nuestros. Al pensar así tronchamos la esperanza que debemos poner en los nuestros y de la que nos alejamos cuando sólo nos concentramos en contemplar sus defectos.

Tomamos un avión y depositamos nuestras vidas en las manos de un total desconocido. Nos entregamos a las manos de un cirujano que no conocemos y en el que depositamos nuestra completa confianza, y sin embargo, muchas más veces de las debidas no confiamos en los  nuestros, en nuestros maestros, en nuestros amigos, en nuestros hijos.

Cuando tú y yo les damos confianza a los que amamos, cuando ponemos esperanza en ellos, cuando les decimos que confiamos en ellos, algo maravilloso ocurre en nosotros… “renace la esperanza”.  La esperanza que tanto nos puede fortalecer y que parece que la damos en exclusiva a los desconocidos.

Pongamos hoy un punto y aparte a esta actitud nuestra. Comencemos hoy a permitir que renazca la esperanza en los demás, esperando lo mejor de ellos. Es hora de sentarnos con los que amamos y decirles: “confío en ti”; “sé que harás lo mejor.” Cada vez que le pongamos palabras a nuestras acciones llenas de esperanza, daremos valor a los que amamos, a los que trabajan con nosotros, a nuestros compañeros de escuela, a todos ellos les daremos fuerzas, en vez de quitárselas, les daremos esperanza y les fortaleceremos.

PIENSA EN ESTO:

  1. ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tus alumnos, a tus amigos o a tus hijos que confiabas en ellos? ¿A tus empleados o a tus compañeros de trabajo?
  2. ¡Házlo hoy! Sembrarás confianza en ellos.

 

 


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