Poderoso señor es Don Dinero.

Es un poderoso caballero don dinero. Uno que te abre puertas, te coloca en el asiento del jet-set y te distingue. Con él, compras lo que desees y vives donde quieras. Tienes acceso a los manjares más exquisitos y puedes viajar a los lugares más exóticos del planeta. Ciertamente es un poderoso señor Don Dinero, aunque, por cierto, de muy mala reputación.

Sí, porque no se puede negar que al dinero también se le atribuyen infinidad de crueldades y crímenes. Le achacan muchas guerras e innumerables peleas familiares. No son pocos los divorcios que provoca y muchos más los vicios, odios y traiciones que promueve. ¡Oscura vida que tiene este solicitado señor!

Entre los treinta y los cuarenta y cinco años de edad suele decirse que la gran mayoría de los hombres y las mujeres lo buscan por todas partes. No que no se deje ver este caprichoso caballero, más bien es que suele estar donde la gente no lo busca y debido a eso, pocas veces lo encuentran. Quienes sí lo encuentran tardan poco en darse cuenta de que su poder es muy temporero y sus supuestos encantos son muy superficiales. Pues aunque lo pueda comprar casi todo, lo verdaderamente valioso no puede comprarlo.

¿Por qué no? Porque nadie compra lo que se regala. Nadie puede comprar lealtad, fe, amistad, bondad, cariño y amor. Estas cosas tienen que regalarse y son las verdaderamente valiosas en la vida.

En la vida, tu y yo tenemos que aprender a manejar con cuidado la influencia que este señor puede ejercer en nuestras decisiones. Podemos darle un tremendo poder para gobernarnos y a la larga decepcionarnos o, en cambio, podemos elegir tenerlo bajo nuestra mayordomía. Sí, porque como mayordomo Don Dinero puede ser muy eficiente, pero como amo de nuestra vida va a acabar con todo lo que realmente contamos como valioso. De manera que es asunto de ver el dinero con equilibrio… cosa nada fácil de hacer.

El dinero es necesario, pero de eso a que sea el móvil de nuestra vida hay una diferencia importante. Tan importante como puede ser la diferencia entre la felicidad y la infelicidad.

Y si por si acaso piensas que en América se concentra la felicidad de las naciones, tengo una sorpresa para ti. A continuación te ofrezco la lista de los 10 países más felices del mundo, de acuerdo con el Informe de Felicidad Mundial publicado por la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible para las Naciones Unidas del 20 de marzo de 2019. Estos son: Finlandia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Países Bajos, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda, Canadá y Austria.

Según esa lista, la felicidad viene vestida con sweater, no con traje de baño. De todas, viva donde viva usted y yo podemos ser felices … por lo menos hasta cierto grado en cualquier lugar del planeta si por supuesto tomamos buenas decisiones, somos compasivos y aplicamos la regla de oro. Es mi deseo, estimado lector, que uses bien el dinero, que no lo desperdicies y lo gastes con buen juicio para que haga el mejor bien posible. Usalo como tu esclavo y nunca como tu amo. Sí, porque en el fondo, el poderoso señor Don Dinero es ciego, sordo, muy evasivo y de mala reputación.

Para esto, para lo otro y para todo lo demás.

“Hay gente para todo” así reza el dicho castellano y es una verdad más grande que un castillo. No importa para lo que sea, siempre hay un voluntario disponible y dispuesto. ¿Y a qué se debe eso de que hay gente para esto, para lo otro y para todo lo demás?

Aunque es difícil dar una respuesta contundente debido a que los seres humanos tenemos nuestras propias motivaciones y circunstancias, nos arriesgamos a decir que muchos andan por la vida en busca de soluciones fáciles y rápidas sin pensar mucho en las consecuencias. Millones viven con exceso y millones viven en miseria. El mundo se polariza entre estos dos lados extremos sin que podamos hacer nada para impedirlo.

Como parece que los seres humanos siempre estamos buscando algo más, siempre hay voluntarios para todo. Como lo muestra la historia, en esa polarización, la humanidad va degradándose cada vez más. Hoy hay más de esto, de lo otro y todo lo demás que nunca antes. Tomemos por ejemplo el terrorismo. En vez de abandonarlo como cosa horrenda del pasado, sigue estando presente con cada vez más desprecio a la vida humana. Hoy hay miles y miles de individuos, en su mayoría varones jovenes, listos a entregar sus vidas por cualquier ideal sádico, enfermizo y cruel . Entonces, desbocados y sin límites son capaces de cometer los crímenes más crueles que vemos o peor, que experimentamos con demasiada frecuencia. Gente vacía, violenta, ignorante, cruel y sin esperanza que desgraciadamente convive con nosotros… pero no son como nosotros. No duermen si no hacen el mal.

Es importante que se sepa que los reclutadores de terroristas y mercenarios pululan en las redes sociales, además de los consabidos estafadores que prometen riquezas tipo “express” y en la que tantos incautos se quedan enredados. Parece difícil entender que comeremos pan con el esfuerzo de nuestro trabajo. Cada vez parece que solo los estúpidos trabajamos y luchamos según las reglas morales.

A LA GENTE LE HACE FALTA UNA RAZÓN PARA VIVIR Y ESA RAZÓN NO TIENE NADA QUE VER CON EL DINERO

… buscamos más, pero en el proceso muchas veces alcanzamos menos…

Hay mucha gente capaz de esto y lo otro y de todo lo demás porque no conocen nada mejor. Como no saben el propósito de la vida se pierden en un laberinto de ideas falsas que al final les llevan a la frustración. Vacíos y sin razones para vivir, se lanzan a la satisfacción personal dedicando todas sus energías a complacerse y a satisfacer sus deseos. Llegan a ser perfectos idólatras de ellos mismos. Es triste ver a la humanidad en un callejón sin salida.

Para mal de males, la vida es breve. ¿Cuántos años vivimos? En muchas naciones la expectativa de vida es de 75 a 85 años haciendo un cálculo generoso. ¿Es mucho tiempo? No lo es. Una Ceiba puede vivir mil años. Una tortuga 300 años. Para el hombre la vida es corta querido lector… y precisamente por eso, hay que cuidarla y vivirla con calma disfrutándola sin excesos, con mucha gratitud y teniendo siempre mucho bueno que hacer.

La conducta sabia es el trabajo, la familia, y la búsqueda de lo espiritual. Sigue librándonos de dolor el trabajo, el respeto, la tolerancia y la moral. No nos equivoquemos ni busquemos atajos no nos irá bien. ¿Hay algún consejo en todo esto? Sí. Que no se nos incluya en la lista de los que desperdician su vida, de los que la acortan estando siempre dispuestos para esto, para lo otro y para todo lo demás.

Dolor y sufrimiento ¿es lo mismo?

¿Por qué planteamos la pregunta? Porque muchas veces utilizamos estas palabras como sinónimos. ¿Lo son?

El profesor Boris Cyrulnik, autor y profesor de neurociencias, dice que todos sentimos el dolor físico de la misma forma porque hay un mecanismo fisiológico que responde de la misma manera en cada ser humano. Pone un ejemplo: supongamos que nos quemamos la piel. Hay un trayecto que la une la piel a la médula espinal, llega a la base del cerebro y llega al córtex y ahí sientes el dolor. El mecanismo es el mismo en cada ser humano, incluso en cada mamífero, de modo que se puede decir que todos las personas sentimos el dolor igual.

Claro, el mecanismo no cambia, y en eso todos somos iguales, pero en realidad no hay forma de “medir” el dolor humano ¿correcto? Además puede haber factores genéticos, ambientales, emocionales y psicológicos que le hagan sentir a una persona, un dolor más intenso que a otra. Esto hablando del dolor físico. El sufrimiento es otra cosa.

Emocionalmente hablando, parece que no todos los seres humanos sufrimos igual ante los mismos eventos. Muchas veces nos sorprendemos de la fortaleza emocional y resiliencia que algunas personas han demostrado ante tremendas tragedias. Seguramente hemos conocido personas que, por el contrario, quedan devastadas ante algo que otras logran superar con menos sufrimiento. Por propia experiencia, sabemos que emocionalmente no todos tenemos la misma resistencia ni nos afectan los sufrimientos de la misma manera.

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.”

Es probable que hayamos escuchado esa frase. Creo que dice una verdad. El dolor físico, puesto que responde a las terminaciones nerviosas, es inevitable. Es la reacción inevitable, a lo que físicamente duele, y nos duele a todos. Como dice la frase, aunque parezca dura de aceptar, el sufrimiento puede, hasta cierto punto, controlarse. Si no aprendemos a manejar el dolor, puede llegar a hacernos mucho daño, hasta robarnos el deseo de vivir. Lo mismo sucede si nos dejamos llevar por los pensamientos negativos. Si no los controlamos, podemos llegar a sufrir más intensamente.

¿Hay formas de tener pensamientos positivos frente a un golpe emocional o un sufrimiento?

Los expertos en “Mindfulness” (Atención Plena) dicen lo siguiente: “El dolor es sencillamente una sensación de nuestro cuerpo físico-emocional que nos resulta molesta en mayor o menor grado, razón por la que habitualmente nos resistimos a ella: no queremos sentirla. Normalmente consiste en una experiencia transitoria. Por otra parte, el sufrimiento, por el contrario, puede alargarse indefinidamente: depende de nosotros crearlo o ponerle fin por medio de la aceptación. Cuando nuestro ego entiende que una circunstancia es negativa, intenta resolverla y se resiste a aceptarla. Pero al resistirnos al dolor emocional, lo perpetuamos sin darnos cuenta. En esto consiste el sufrimiento” (Diario Ibiza, España -14 de mayo de 2017).

Para resumir, está en nuestro poder pensar positivamente en vez de centrarnos en el sufrimiento. Pensamientos negativos van a provocar acciones negativas, no solo hacia nosotros mismos sino también hacia aquellos que nos rodean, nos necesitan y nos aman. Aceptemos realidades y sigamos adelante. ¡Podemos lograrlo!

El sufrimiento es la sensación que provoca el dolor, sea físico o emocional. Por lo tanto “dolor” y “sufrimiento” no son lo mismo.

Los amigos

Se ha dicho que los amigos y las matemáticas tienen mucho en común. Suman felicidad, restan tristezas, multiplican alegrías y dividen el dolor. Y creo que todos podemos concordar con esa realidad.

Sin amigos nada sería igual.

Es verdad que algunas personas logran arreglárselas muy bien en soledad -algo que admiro, pero no es menos cierto que la mayoría de los seres humanos somos criaturas gregarias que necesitamos, apreciamos y buscamos compañía. Es por eso que desde que somos niños aprendemos, sobre la base de tratar y fallar, a conservar buenos amigos, esos que permanecen ahí por décadas.

Incluso con aquellos viejos amigos con los que no hablamos todos los días, si nos comunicamos después de años, podemos sentirnos tan cómodos como si platicáramos a diario con ellos. La marcha del tiempo no deja marcas de distancia porque de una manera u otra nos sentimos cerca de sus corazones. ¿Te ha sucedido que sin planificarlo te has encontrado con alguno de ellos y automáticamente se dispara una sonrisa, un abrazo y se renueva el contacto que nunca desapareció?. ¡Esos son los amigos de siempre que todos tenemos!

Suman felicidad y multiplican alegrías

Los que hemos vivido fuera de esta época de redes sociales hemos comprobado vez tras vez que los amigos suman felicidad. Recuerdo cuando muchacho reunirnos 4 o 6 amigos y pasar la noche conversando. No siempre teníamos un refresco o algo que comer pero nos alimentaban las historias que contábamos y siempre quedaba algún tema en el tintero para gastarlo al día siguiente. Siempre había tiempo para los amigos.

Esa era una época de amigos reales, no virtuales. Era una época de aprender a discutir un tema hasta convencer a los demás. Era un tiempo de ideas, sueños y aventuras que hoy los muchachos pudieran ver en películas pero que nunca serán parte de sus conversaciones. No me es difícil recordar las ocasiones en las que nos daba la madrugada hablando y riendo sin que hubiera una cerveza o un vaso de licor por delante. Amigos que sumaban a la felicidad.

Restan tristezas..

Cuando cuentas tus penas, fracasos y frustraciones a los amigos, toda la carga se hace liviana y aunque te cueste que te pongan un apodo que no te guste o se rían de tus fracasos, pronto te sacan a flote y cada cosa cae en su sitio como por arte de magia. A pesar de lo que te pase y cómo reacciones los amigos verdaderos siempre te quieren y siempre saben perdonar tus excesos, tu ignorancia o tu falta de carácter. Cosas que necesitamos saber de nosotros mismos para poder enfrentar el mañana con menos complejos y maneras má reales de vernos a nosotros mismos. El que tiene amigos no tiene complejos, no huye de los demás, no se esconde porque sabe que siempre tiene un refugio.

Dividen los dolores.

La escasez, la falta de amor en el hogar, los problemas con nuestros padres y hasta las enfermedades se pasan mejor con los amigos. No hay escasez cuando hay un amigo que comparte un pedazo de pan. ¿Cómo puedes hacer esto en las redes sociales de nuestros tiempos? Estas “redes” que solo “enredan” a los jóvenes pues los impulsan a aparentar, a presentar un frente falso de la vida que tarde o temprano les deja desilusionados. Pero entre los grupos de verdaderos amigos ¿quién puede aparentar? ¿A quién vas a impresionar? Todos nos conocemos frente a frente y conocemos a nuestros respectivos padres, miserias y realidades. Todos sabemos de luchas, victorias y fracasos que con amigos llegan a ser más llevaderos, soportables y livianos.

¡Que pena que los jovenes de hoy no conozcan esos amigos nuestros de aquella época pasada! ¡Los que te levantaban cuando llorabas y te hacían reír cuando te revelabas ante lo que no podías cambiar! Los que nunca te dejaban dormir la mañana y tampoco acostarte temprano porque siempre tenían algo que contarnos.

Busca y aprende a mantener amigos verdaderos.

Aunque el siglo pasado ya lo hemos dejado atrás, y hay cosas que ha valido la pena dejar atrás, la búsqueda de verdaderas amistades nunca debe abandonarse, sin importar la edad que tengas, estimado lector o lectora. Pero, recuerda que nada que sea virtual es real. Si no es real, aunque nos haga pasar un buen tiempo… nunca nos podrá llenar como lo puede hacer un amigo. El que dice lo que siente, el único capaz de darte un abrazo, de hacerte llorar o reír. El que te lleva en el corazón aunque pase mucho tiempo sin verte o hablarte, el que al final, multiplica tus alegrías, divide tus dolores, suma a tu felicidad y resta tus tristezas.

Nuestros fracasos ¿qué dicen de nosotros?

Para empezar quiero señalar lo que NO dicen de nosotros. Los fracasos no dicen que somos fracasados. Cuando mucho, nos dicen que debemos abordar la situación desde otro punto de vista o con mayor ilusión.

Vivimos en un mundo en el que el fracaso es imperdonable. Esto ha creado una generación malcriada poco dispuesta a luchar por lo que aspira. La gente siempre es capaz de ver la cima de la montaña pero se olvidan del largo camino que tendrá que atravesar para llegar a ella. Sin embargo, no importa hacia donde miremos, encontraremos personas que fracasaron y fracasaron, incluso varias veces, hasta que triunfaron. Sea en el campo de las ciencias, las artes o los deportes, muchos famosos y reconocidos en cualesquiera de esos campos, sufrieron fracasos pero aún así se superaron y llegaron a ser hombres o mujeres exitosos.

¿Piensas que en tu caso no hay remedio? Pues lo hay. Y la solución es simple: debes seguir intentándolo, no debes abandonar ese proyecto, esa idea o esa meta. Es tal como dijo Henry Ford “El fracaso es solo la oportunidad de volver a empezar con más inteligencia”. Y esto lo dijo por lo que experimentó en su propia vida.

Algunos “fracasados” que llegaron a ser exitosos

Walt Disney

A Walt Disney le despidieron del Kansas City Star porque su editor sentía que “le faltaba imaginación y no tenía buenas ideas.” Y efectivamente fracasó en varios de sus proyectos hasta que logró su primer éxito con la película “Blancanieves”. Hoy por hoy Walt Disney es reconocido como un genio de la industria del cine.

Steven Spielberg

A Steven Spielberg le rechazaron en la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad del Sur de California varias veces. Pero el hombre no se rindió. Su primer éxito  con la película “Tiburón” en 1975, le llevó a ganar tres premios Óscar. Luego, cuatro Emmys, seis Globos de Oro y sus 27 películas han ingresado más de 9.000 millones de dólares.

Coronel Sanders

Al Coronel Harland David Sanders le despidieron de decenas de empleos antes de que fundara un imperio de pollo frito. El Coronel viajó por Estados Unidos intentando vender su pollo frito, y finalmente tras firmar un acuerdo en Utah, nació su hoy famoso Kentucky Fried Chicken. ¿Quién no conoce esta millonaria franquicia?

Los profesores de Thomas Edison le dijeron que era “demasiado estúpido para aprender nada”. Con el tiempo fue despedido de sus dos primeros empleos por no ser suficientemente productivo. Con todo, a lo largo de su vida Edison registró más de 1.000 patentes como el fonógrafo, la lámpara incandescente y la cámara de cine. Hoy se le reconoce como uno de los científicos más productivos.

Aún cuando no te consideres un Walt Disney o un Thomas Edison, es probable que, como yo, tengamos algunos fracasos a nuestras espaldas. ¿Me equivoco? Pues no pasa nada. Los fracasos son el camino al éxito si los sabemos usar, si aprendemos de ellos y si estamos dispuestos a continuar.

Nuestras historias personales de fracasos pueden motivar a otros

Nuestros fracasos pueden ayudar a otros a comprender que no es fácil el camino al éxito. Es verdad que a la mayoría de las personas les gusta hablar solo de sus éxitos y por eso, pocas veces nos podemos identificar con ellos. Sí, tal vez los admiremos pero no provocan en nosotros la chispa que nos anime a seguir adelante. En cambio, cuando sin temor habláramos de nuestros fracasos, la gente se siente identificada, incluso motivada a seguir adelante.

De manera que, amigo mío, su impacto en otros no siempre tendrá que ver con los éxitos alcanzados sino con su esfuerzo por superar sus propios fracasos -sentimientos con los que todos nos podemos identificar. El aguante y el amor a lo que hacemos puede y de hecho toma fuerza sobre nuestros fracasos.

Así que levántese y siga, persista, y no olvide que lo que hoy pueda resultar en fracaso, mañana puede ser un éxito… o al menos, una historia inspiradora de persistencia y resiliencia.

¿Posees una mentalidad de crecimiento?

Mira el siguiente video y escríbeme tus comentarios.

SUPEREMOS LA CRÍTICA

Una de las cosas que puede poner a prueba nuestra mentalidad de crecimiento es exponernos a la crítica. Y ninguna crítica será dura si la nuestra está presente. Es decir, cualquier crítica que venga de afuera ya nosotros la habremos visto al examinarnos a nosotros mismos y la calidad de nuestro trabajo. Si por otro lado somos de los que pensamos que hemos hecho un trabajo inmejorable, la crítica nos sorprenderá y nos sacudirá. Por eso es bueno ser proclives a la AUTOCRÍTICA. Pensar que nuestro trabajo no es perfecto y que pudiera mejorarse nos llevará menos tensos a la crítica del supervisor o incluso a la de compañeros de trabajo. Si alguien debe ser exhigente con su trabajo, debemos serlo nosotros mismos.

SUPEREMOS LOS RETOS

Tener que volver a empezar, reajustar lo que pensamos que era bueno, rehacer lo que para nosotros era lo mejor … cualesquiera de estas tres, o las tres juntas presentan retos para todos. Los retos nos puede frustrar, desanimar o sentir que nos desacreditan. Puede que en el momento otros sientan que fracasamos pero si tenemos una mentalidad de crecimiento abordaremos estos supuestos fracasos como OPORTUNIDADES de demostrar nuestra valía y nuestra actitud. Si ESCUCHAMOS bien podemos hacer los ajustes sin frustrarnos. Lo importante es el éxito final y los baches del camino pueden olvidarse fácilmente cuando llegamos a nuestro destino. De modo que la consigna es SUPERARNOS y eso lo podemos hacer siempre que deseemos hacerlo. Nada ni nadie puede detener nuestra actitud de trabajo y de mejora… excepto nosotros mismos. De modo que enfrentemos los retos con la actitud mental del ganador. ¡Adelante!

Selecciona con cuidado tu tema

Para concluír esta serie sobre la oratoria pública quiero que tengas en mente algunos puntos finales que son como la cereza al pastel. Tómalos en serio porque son no solo prácticos sino valiosos para todas tus presentaciones. Y sin temor a exagerar, son secretos de la buena oratoria.

Primero y de capital importancia es la selección de tu tema. Y por favor, piensa en esto no solo antes de escribir tu discurso sino también al final del mismo. Verifica que efectivamente discutes, tratas y te esfuerzas por convencer a tu auditorio. Revísalo y vuelve a revisarlo. Aunque no lo vayas a leer (espero que no) familiarízate muy bien con los detalles y trabajo cualquier zona débil que encuentres.

Si tienes la oportunidad de seleccionar tu tema, aprovecha para seleccionar uno que sea atractivo. Tal vez plantear una pregunta o hacer una declaración interesante puedan ser las formas más atractivas. Si tienes abierta esa oportunidad, aprovechala pues tienes un recurso muy poderoso en tus manos. Por lo general plantear una pregunta atractiva que capte el interés está entre las mejores ideas. ¿Ventajas? Todo el mundo esperará la respuesta en tu presentación de modo que no habrá sorpresas ni para ti ni para el auditorio. Ellos saben a qué van y tu sabes exactamente lo que buscan.

Por otra parte si se te ha asignado de antemano un tema, como sucede si eres orador en una convención, entonces, tendrás que pensar muy bien en tu introducción. En ese caso tu introducción permitirá que los presentes se sientan atraídos a escucharte. De tanto en tanto debes recordarle a los presentes tu tema repitiendo las ideas principales. Al final les quedará claro de qué hablaste y habrás alcanzado tu objetivo.

Un recurso muy atractivo es el de tener alguna historia o relato con el que todos puedan relacionarse. Una historia personal es siempre algo que apela a las emociones y eso hace que la gente se identifique con tu discurso. Trata de encontrar alguna historia de la vida real que ilustre tu punto. Recuerda que si el auditorio se identifica con tu tema te seguirá y se mantendrá atento. Muchas veces puedes encontrar relatos históricos no tan conocidos o experiencias propias en los motores de Internet. También puedes proyectar algunas láminas para identificar o relacionar los conceptos que presentas. Pero por favor, cuidate de no presentar más de tres o cuatro láminas. Si recargas tu discurso con muchas de ellas tu auditorio se distraerá. Las láminas son como la sal. La cantidad apropiada hace una gran diferencia. Tampoco las exhibas por mucho tiempo. El contenido escrito debe ser muy poco y asegúrate de tu mismo leerlo.

Sin embargo, evita, como el diablo a la curz el uso de Power Point. Este es un recurso poco motivador y en la mayoría de los casos es simplemente la mejor forma de suicidarte junto a tu presentación. Ya sé que muchos te lo recomendarán pero créeme que es más negativo que positivo. Sin embargo, si piensas que lo necesitas, otra vez, la regla es usarlo lo menos posible y con las menos cosas escritas en las láminas. A nadie le gusta tener que ponerse a leer las presentaciones llenas de datos, detalles o citas. No solo es aburrido sino que da la impresión de que te has tomado la vida fácil y en realidad no tienes mucho que decir.

Recuerda que tu presentación debe ser breve. Dar una charla de diez a doce minutos es preferible para retener más a tu auditorio y lograr que se concentren en tu presentación. Si vas a hablar más que eso, tal vez 28 o 30 minutos, entonces prepara un bosquejo en el que hagas cambios cada 8 a 10 minutos de tu discurso. ¿Qué clase de cambios? A continuación te ofrezco algunas ideas que pudieras utlizar.

Un tema interesante que utiliza buenos recursos cautivará a tu auditorio y lo motivará a actuar.

Si el tema les interesa, el cerebro de tu auditorio estará despierto los primeros 8 a 12 minutos y para conseguir que se mantenga despierto debes hacer cambios como los que hace un chofer que maneja un auto de transmisión universal. ¿Verdad que el chofer usa el oído para darse cuenta de que debe cambiar a segunda y luego a tercera, cuarta, etc? ¡Pues en tu discurso debes usar los ojos! Debes mirar atentamente a tu auditorio y observar cuándo es el mejor momento para hacer estos cambios que voy a sugerirte a continuación.

SIETE RECURSOS QUE FUNCIONAN

Observa cómo tu auditorio reacciona cuando les pones en una pantalla una lámina a la que deben dar una respuesta. 2. Exponer una cita breve de alguien famoso y pedir a alguien que la comente. 3. Contar una anécdota o una historia de algo que te sucedió a ti personalmente o algo que se publicó en el periódico con lo que el auditorio pueda relacionarse. 4. Hacer una entrevista a alguien que pueda ilustrar el valor de lo que estás tratando. 5. Pedirle al auditorio que haga algo que tenga que ver con el punto que deseas ilustrar o enseñar. 6. Tener una pizarra en la plataforma y escribir algo, o hacer un dibujo (aunque sea rudimentario) o presentar un problema. 7. Presenta un video de uno a tres minutos y luego coméntalo con tu auditorio. Asegúrate de que el video es de buen gusto y ha sido preparado con cuidado para el tema que vas a presentar.

Por medio de algunos de estos recursos o varios de ellos, conseguirás que tu auditorio se sienta fresco y atento. Pero no hables más de treinta minutos pues después de ese tiempo será muy difícil que te sigan prestando atención… ¡a menos que seas el presidente del país y estés a punto de declarar una guerra!

Algunos oradores bien preparados utilizan varios recursos para mantener vivo y despierto a su auditorio.

La oratoria pública con objetivo

Este es el tercer arículo de la serie sobra la oratoria pública

Es curioso que una de las batallas más grandes jamás libradas no tuvo nada que ver con las bombas y las balas. Fue la oratoria pública de dos oradores sobresalientes. Uno de nombre Adolfo Hitler y el otro Winston Churchil. Hitler inflamó toda Alemania con una oratoria extremadamente emocional que opacó todo razonamiento y Churchill con discursos bien armados que apelaron a los sentimientos patrióticos de forma casi poética, bien organizada y con un extremado cuidado en la selección de palabras. Gracias a la difusión que ya tenía la radio, por primera vez la oratoria pública era una parte importante del teatro de guerra.

Churchill se convirtió en primer ministro de Reino Unido el mismo día en que Adolf Hitler lanzaba su guerra relámpago contra Francia y los Países Bajos, el 10 de mayo de 1940. De manera que desde sus primeros días de mandato, sus discursos fueron vitales para mantener alta la moral de los ingleses y al mismo tiempo, desafiar a un enemigo poderoso y decidido a establecer un nuevo orden mundial.

Churchill comentó que “las palabras son las únicas cosas que perduran para siempre”. El dominio del lenguaje de Churchill no solo era cuestión de riqueza de vocabulario, sino que también implicaba un magistral uso de los sonidos, cosa importante en un tiempo en el que se podía palpar la convicción así como la retórica que muy bien reconocería el enemigo. Las ondas radiales se convertían en el capítulo más reciente en el campo de la tecnología. Hitler y Churchil lo aprovechaban al máximo para convencer al mundo de quien tenía la razón de su lado. Se afirmaba que Winston Spencer Churchill, movió el idioma inglés al campo de batalla mientras Hitler desafiaba al mundo con la mano fuerte del Tercer Reicht.

Echando de lado cualquier sentimiento político, hay que reconocer que estos dos ejemplos opuestos nos enseñan que el orador público no habla por hablar sino que tiene un objetivo claro que se propone transmitir como mejor pueda hacerlo.

EL OBJETIVO: CONVENCER

Es una gran pérdida de tiempo escuchar a alguien que no tiene propósito alguno en su discurso.

Si eres un orador público tu objetivo debe ser convencer a tu auditorio. Y no quieres hacerlo por medio de un vocabulario complicado y erudito (tratar de impresionar a la gente produce el resultado opuesto a lo que deseas lograr) sino por medio de argumentos sólidos, presentados con habilidad y basados en evidencia al alcance de todos. Nunca te pares frente a un auditorio solo para exponer, informar o entretener porque para eso están los maestros los periodistas y los cómicos. El orador está ahí para convencernos de algo. El auditorio espera eso y el orador debe entenderlo desde que da el primer paso en dirección al podium.

Si no logra persuadir a los que le escuchan o peor aún, si su auditorio queda más confundido que antes, su esfuerzo no habrá cumplido el objetivo. El orador público, por lo tanto es alguien que quiere convencernos de una idea para que esta idea llegue a ser también también nuestra.

El ejemplo perfecto de un orador con propósito fue Jesús de Nazaret. Fue tan poderoso su argumento que todavía hoy convence a millones, sí, CONVENCE a millones. Cualquiera que se digne de leer su Sermón de la Montaña en el evangelio según Mateo capítulos 5 al 7 tiene que concluir su lectura diciéndose a sí mismo: “es la pura verdad”. Luego entonces, Jesús sigue convenciendo con sus argumentos y su retórica sencilla e impresionantemente breve.

Por supuesto, no competimos con Jesús, ni con nadie, esa no es la idea aquí. La idea es que tenemos que haber un propósito, un objetivo cuando nos colocamos detrás de un atril a pronunciar un discurso. Debemos reconocer y respetar eso, entonces, nos prepararemos para que nuestra presentación sea impecable, nuestro vocabulario sencillo pero a la vez, preciso y finalmente nuestro argumento sólido como una piedra.

Y tal vez te preguntas ¿por dónde empiezo? En el siguiente artículo te explico por dónde debes comenzar.

No por mucho hablar se convence a la gente, al contrario, se le marea, se le desanima y muchas veces, se le lastima.

Sigo sin acostumbrarme

Este es el primero de una serie de artículos relacionados a la oratoria pública.

Soy orador público desde mis 18 y estoy por cumplir los 75 años de edad. Actualmente pronuncio dos o tres discursos semanales. He pronunciado miles de discursos durante el transcurso de mi vida y puedo decir con franqueza que sigo sin acostumbrarme. ¿Le sorprende?

Hablar en público no es algo que nos nace naturalmente a la mayoría de nosotros. Para empezar no es algo que puedes llegar a hacer mecánicamente, como montar bicicleta o manejar un automóvil, por lo menos no lo es si quieres llegar a ser un buen orador o motivador.

Un discurso público no es como una canción que te memorizas y repites acompañado de una melodía pegajosa. No es una obra de teatro en la que compartes el mismo escenario con un grupo de personas que te motivan, te acompañan y dictan el paso de la obra. Tampoco es un acto de circo en el que cada paso está mecanizado a la perfección. La oratoria pública es diferente porque se trata de una sola persona que pretende transmitir una idea sin otros elementos que no sean su persona, su mensaje, sus ademanes y su voz. Y cada uno de estos elementos tienen igual importancia en el éxito de su cometido.

Una charla breve o un discurso a personas con el mismo interés representa un reto diferente que quién da un discurso a un auditorio mixto con un tiempo limitado. La oratoria pública puede presentar retos variados.

Se ha dicho que el arte de la oratoria pública es uno de los más difíciles de dominar. ¿Estás de acuerdo? La verdad es que aunque lo hayas hecho muchas veces, cada vez que hablas en público te enfrentas, no solo a temas diferentes sino a situaciones diferentes. El local no va a ser siempre el mismo, es muy probable que la asistencia sea diferente y si lo pronuncias en un estado o país distinto la cultura de los presentes va a ser variada y aunque todavía hables español te presentará retos insospechados. Y final pero no menos importante, tal vez observas que la iluminación del salón es inadecuada o el sonido sea de pobre calidad. Puede ser que la plataforma se hunda un poco cuando la pisas y eso te hace sentir todavía más inseguro. Llegas al atril y es enorme e incómodo de modo que lo echas a un lado. Entonces de percatas de que tus retos no han terminado.

Tal vez son pocos los que asisten y esperabas más personas, o sucede lo contrario, esperabas menos personas y el auditorio se llena a tope. Todo esto tendrá un impacto en tu estado de animo, en tu afluencia y en tu concentración. Cuando llega la hora, te llenas de valor y haces lo que puedes.

Dale Carnegie, uno de mis escritores favoritos, y un gran motivador, dice algo con lo que todos los oradores públicos podemos concordar al cien por cien. Escribió: “Siempre hay tres discursos, por cada uno que realmente diste. El que practicaste, el que diste, y el que quisiste dar.” En este primer artículo quisiera repasar de forma breve estos tres puntos que nos presenta Carnegie.

El que quisiste dar

Seguramente la experiencia te ha enseñado que no puedes adherirte a un pedazo de papel si quieres conquistar la mente y el corazón de tu auditorio. Tienes que aprender a soltarte y a hablar con sazón desde el corazón. Sin embargo, eso no quiere decir que no debes tener buenos apuntes, buen bosquejo o incluso si lo prefieres, un buen manuscrito que te permita flexibilidad. Cuando todo ese ejercicio se ha hecho podemos decir que ese es el discurso que quisiéramos dar.

El que practicaste

Cuando practicas un discurso seguramente piensas en el tono de voz que debes usar, cuáles son tus puntos principales y cómo vas a destacarlos. Claro, como estás contigo mismo, mucho de lo que dices lo musitas o lo dices en tono bajo como para ti. Ni se te ocurre practicarlo en voz alta porque tal vez no tienes la privacidad para hacerlo y no quieres interrumpir la vida cotidiana de tu familia. Hay algunas frases que dices en voz alta a ver cómo te suenan pero en realidad esa práctica es solo un ejercicio mental y al fin y al cabo, superficial. Debido a esto, muchas veces lo que practicas no se parece en nada a lo que finalmente te sale por la boca “a la hora de los mameyes” -como dice un buen amigo mío. De hecho, puede ser que al terminar tu discurso ni siquiera tengas una idea de lo que finalmente dijiste.

“El que realmente diste”

En el auditorio de la Universidad de Puerto Rico.
El tema: “El Holocauso ¿lección olvidada?

El discurso que finalmente pronunciaste no es el que practicaste ni el que creíste que ibas a dar, ¡fue el que te salió! Sí, tal como Carnegie profetizó que te sucedería. Si en realidad quieres saber lo que sucedió será preguntando a un asociado de confianza que te acompañó al evento y te escuchó. Alguien que sabes que es capaz de decirte la verdad que no quisieras escuchar.

De todas formas, la experiencia te puede ayudar mucho a determinar cuáles fueron tus puntos fuertes y cuales debes mejorar. Y no importa tu habilidad o tu experiencia, recuerda esto: siempre podemos mejorar nuestra oratoria, siempre.

Estoy seguro de que muchos que tienen más habilidades y mejores dones de oratoria que yo, concuerdan con el mismo sentimiento que acabo de compartir. Si respetas a tu auditorio, si deseas animarlo, enseñarle algo de valor o exhortarlo para que hagan algo con entusiasmo, siempre irás nervioso al podio, a la plataforma o a la tarima. Si te sucede, bienvenido al grupo de los que decimos “todavía no me acostumbro.”

Una invitación a una reunión diferente

José nos dice que ha asistido a las asambleas de los Testigos de Jehová por los pasados 58 años. Continúa diciendo: “las he disfrutado en Canadá, Puerto Rico y Australia. Aquí en los Estados Unidos he asistido a asambleas en New York, Tucson, Los Ángeles, Bakersfield, Fresno, Miami y Georgia.“ Enseguida añade: “Sin embargo, ninguna de esas asambleas fueron como las recientes bajo la pandemia del Covid-19. Estas últimas dos han sido muy diferentes a las anteriores.” Nuestra pregunta inmediata es: -¿Por qué?

“Los Testigos comenzamos con nuestras asambleas grandes en 1897. Pero, por primera vez “Alégrense siempre” en el 2020 y “Poderosos gracias a la fe” este verano, le han dado un sabor distinto a estas tradicionales reuniones anuales. Tal vez no sepa el lector que son muchas las personas que llegan a conocer a los Testigos por medio de las asambleas. Centenares se sienten atraídos a asistir a estadios y otros lugares públicos grandes, que no se identifican con un edificio religioso, como por ejemplo el Marvel Stadium de Melbourne. De hecho, algunos que van por primera vez, un poco tímidos, enseguida encuentran un ambiente cómodo, agradable y respetuoso que les invita a escuchar todo el programa de tres días que se presenta de forma variada, inteligente, edificante y lleno de referencias a las Santas Escrituras. No es extraño, por ejemplo, que en medio día de programa se consulten expliquen, ilustren y se apliquen a la vida moderna, mas de medio centenar de referencias bíblicas. Sí, las asambleas cristianas de los Testigos están llenas de enseñanza sólida que resulta en argumentos convincentes que nos ayudan a luchar con los problemas de la vida.” -responde.

Desde el año pasado (2020) hasta el presente, esta organización ha sabido proteger a sus millones de miembros, del COVID-19 al suministrar instrucciones y directrices a nivel mundial para que se sigan reuniendo pero no presencialmente en sus Salones del Reino, sino por videoconferencias usando la plataforma de Zoom. Este modelo les permite un contacto entre sus miembros, que aunque no sea el preferido, comenta José, les da acceso a información que satisface las necesidades espirituales de sus miembros, mientras les sirve de protección a sus congregaciones por todo el planeta. Sabemos que utilizan este medio para sus reuniones semanales pero, el que lo hagan en sus asambleas regionales es algo sobresaliente. José dice: “-Las asambleas se transmiten al mismo tiempo en 500 idiomas en 240 países durante seis semanas durante los meses de julio y agosto. Se transmiten desde la Central Mundial de los Testigos de Jehová usando el canal JW Broadcasting. Este año esperan reunir por este medio entre 18 y 20 millones de personas.” ¡Un logro notable!

Asamblea en el Marvel Stadium en Melbourne, Australia, 2019.

“La plataforma es gratuita. Además, hay que reconocer que al disfrutar de las asambleas desde la comodidad del hogar, representa una gran conveniencia. Nadie tiene que perder una palabra de ánimo sea que esté hospitalizado, en cuarentena, o con alguna limitación personal.”

Le parecerá interesante que los Testigos han celebrado asambleas desde 1897 y es por primera vez, en 2020 y 2021 que tales ocasiones se transmiten de esta forma. Carmen que es miembro de los Testigos de Jehová desde 1968 dice: ”Este método de reunión para nuestras asambleas regionales continúa atrayendo a muchos que no son Testigos de Jehová. Ahora durante la pandemia, más que en otros tiempos, muchas personas que aprecian la Palabra De Dios disfrutan del ánimo que transmite el programa. Hay que reconocer que además de no tener que desplazarse a algún local para disfrutar del programa, entrar a la asamblea es completamente confidencial. Así es. No hay que identificarse con un correo electrónico o un número de teléfono. Ni siquiera tiene que registrarse de alguna otra forma” nos dijo.

José continuó con este hilo de pensamiento: “Asistir a nuestras asambleas no implica que tenga que comprometerse de alguna manera. Simplemente, entra a nuestra página JW.ORG y allí en su tableta, teléfono o computador verá el aviso de la asamblea “Poderosos gracias a la fe.” Hace click y le llevará a la página donde seleccionará la sesión que desea ver. Eso es todo. Detiene el programa cuando lo desee y puede continuarlo cuando le sea conveniente”.

Pues ya queda invitado, estimado lector. Hay mucho que ganar y nada que perder. Le aseguro que asistirá a una reunión diferente.

Contribuido.