El problema con el uso constante de los diminutivos

“-Si me consigo ese trabajito podré comprarme un carrito.”

Seguramente has notado cómo a muchas personas les gusta usar los diminutivos en su habla diaria. Algunos de nosotros pensamos que eso es propio de gente humilde. Tal vez otros de nosotros lo vemos como la forma de hablar que hemos aprendido de nuestros padres o abuelos. Todavía otros piensan que no es bueno presumir de lo que uno desea y que es mejor hablar en “chiquito” para que la gente no piense que somos pretenciosos. ¿Qué piensas tu?

Yo pienso que en realidad todas estas ideas son falsas y no transmiten ni humildad ni falta de pretensiones. Al contrario, pienso que es el producto de una filosofía de humildad ficticia. Sí, para mi es humildad aparente con el tono de tu eres como yo te veo, muy chiquito, amiguito.

Los diminutivos, por lo tanto, pueden ser peligrosos y en vez de atraernos a las personas nos alejan de ellas. ¿Es que hay algo intrínsecamente malo en desear conseguir un buen trabajo y comprarnos un buen auto? ¿Es que tenemos que rebajar nuestras expectativas, deseos y metas para evitar que otros piensen que esperamos demasiado de la vida? ¿Es lo correcto mantener la cabeza agachada sin siquiera atrevernos a soñar?

¡Que pocos favores nos hace nuestra cultura en este sentido! Esperar tener lo mínimo para nosotros y los nuestros no tiene mérito alguno. Como tampoco tiene mérito lanzarnos a alcanzar de forma ilegal lo que no nos corresponde. Si el segundo termina mal, tampoco termina bien el primero.

ASPIRAR A SER Y TENER NO ES IMPROPIO

No prediquemos a nuestros hijos la idea de la pobreza como si esta tuviera mérito en sí misma. Lo correcto no es inclinar a nuestros hijos ni a la pobreza ni a la riqueza. Bien sabemos que la búsqueda de la riqueza tampoco produce felicidad como suele pensarse. Mal dirigidos por las filosofías orientales y las religiones occidentales muchas personas piensan que la buena persona es la que es pobre y que su pobreza lo dignifica. Al mismo tiempo, el que posee riquezas tiene que ser por obligación un desalmado. Esta imagen falsa y distorsionada ha provocado muchas malas interpretaciones, derrocado gobiernos y asesinado a inocentes.

Es totalmente falso que si incitamos y motivamos a los nuestros a la pobreza serán mejores personas. Tal vez tendremos que hacer muchos más esfuerzos por evitar que sean envidiosos que nobles. Hay muchísima gente pobre muy noble pero también las hay ricas.

El carácter y la bondad del corazón no se siembran ni en la pobreza ni en la riqueza. Se siembran en cualidades mayores y más nobles. Se siembra con el buen ejemplo, con el amor al prójimo y con el trabajo duro y honrado. Crece cuando alabamos los esfuerzos más que los resultados. Crece cuando nos comparamos con nosotros mismos y no con otros. Crece cuando nuestras motivaciones son elevadas y cuando nos sentimos felices de ser como somos y ser quien somos.

De manera que te animo a evitar los diminutivos en tu conversación habitual. Por favor, abandona los “hermanitos” y dale dignidad al hermano. Abandona los “viajecitos y los carritos y el regalito o el librito, porque no son ni más pequeños ni menos costosos usando su nombre común. Pero sobre todo, esto sí, sobre todo, abandona ya ese diminutivo feo de “la suegrita, el hermanito y la esposita”. Te aseguro que abandonando en especial estos diminutivos, le darás a los demás lo que se merecen y te lo agradecerán por haberlos puesto a la altura debida, a la misma altura que te colocas tu.