¡No llegues tarde!

Esa era la advertencia que me daban en casa todas las mañanas. Con el paso del tiempo, esas palabras se grabaron en mi conciencia. “¡No llegues tarde!”

Sí, llegar temprano o llegar tarde es un asunto diario. Como una puntada pequeña logra unir las piezas de una fina prenda de vestir, de igual modo, llegar temprano a la escuela, a una reunión o al trabajo es un componente importante del buen hacer. Nos crea una reputación y refuerza en los demás la idea de que nos interesa la reunión, el trabajo o la escuela. ¿Acostumbras tu a llegar temprano?

¿CUÁN TEMPRANO ES TEMPRANO?

Entre quince y veinte minutos es temprano y perfecto para estar tranquilo y ubicado. Es tiempo suficiente para ir al baño, mirarse en el espejo a ver si estamos bien compuestos o incluso para tomarnos una tacita de café antes de la actividad planificada. Si por alguna razón, tal vez por causa de la transportación, tenemos que llegar temprano con más tiempo disponible, entonces, debemos llevar un libro o alguna actividad que nos mantenga ocupados hasta que llegue la hora.

Estoy de acuerdo que estar sentado, sin hacer nada, una hora antes de una cita, es fatal para nuestro estado de ánimo. Lleguemos temprano pero no DEMASIADO temprano.

SUGERENCIAS PARA LLEGAR TEMPRANO

Legar temprano no solo tiene que ver con el hoy y el ahora sino también un poco con el ayer. Sí, llegar temprano comienza la noche anterior.

  • Es buena práctica acostumbrarnos a repasar la ropa del día siguiente y tenerla lista la noche antes. Ponernos a repasar la ropa que vamos a llevar al trabajo o a una cita la misma mañana del evento tendrá como resultado final, ¡llegar tarde! Y lo mismo tiene que ver con el equipo que necesitamos llevar. Si son documentos deben estar ordenados y listos la noche anterior. Si llevaremos un maletín, el momento de arreglarlo no es en la mañana sino la noche anterior.
  • Si vamos a necesitar el automóvil el momento de echarle combustible no es en la mañana cuando el tráfico es complicado y las gasolineras están atestadas. Otra vez, antes de llegar a casa, el día antes, es el momento de echar combustible.
  • Si vamos a necesitar de transportación pública debemos tomar en cuenta los horarios del tren o el autobús. En muchas ciudades estos servicios son bastante puntuales y confiables por lo que podemos depender de ellos.
  • En mi caso, prefiero levantarme unos minutos más temprano y prepararme un desayuno rápido pero casero. Es, sin duda, más saludable y mucho más económico. Sin embargo, si vas a hacer esto, esegúrate de no estar vestido con la ropa de salir porque si no, vas a tener perfume de tocino con huevos fritos… una fragancia nada recomendable para ir a la escuela, al trabajo o a una junta.

APLÍCATE Y APRENDE

Hay quien nunca aprende a llegar temprano y crea una fama de “everlate” bien ganada. Aunque muchas veces no se les dice de frente, pierden la confianza de amigos, patronos y clientes. ¿Puede cambiarse una mala costumbre tan arraigada? ¡Por supuesto que sí! Reconocido es que no será fácil pero sí posible. Sin embargo, no vamos a eliminarla con simplemente DESEAR llegar temprano.

Pensemos en las implicaciones de llegar tarde. Pensemos en el mensaje que transmitimos y veremos que es cualquier cosa menos positivo:

  • FALTA DE APRECIO POR EL TIEMPO DE LOS DEMÁS
  • FALTA DE INTERÉS EN LA ACTIVIDAD A REALIZARSE
  • FALTA DE ORGANIZACIÓN PERSONAL
  • DEMUESTRA POCA ESTIMA PERSONAL
  • DERRUMBA LA CONFIANZA

Cualquiera de las anteriores, por sí misma, deja mucho que desear. De manera que llegar temprano pone dinero en el bolsillo, coloca afecto y aprecio en el corazón y mejora nuestra estima personal y la confianza que otros puedan dispensarnos. Mucho bueno, nada malo.

De manera que si somos cabezas de familia, maestros, vendedores, abogados y hasta doctores, nos irá mejor, mucho mejor, si somos de los que nos repetimos a diario la misma consigna: ¡No llegues tarde!

Cuando damos la mano transmitimos un mensaje.

Estemos conscientes o no, todos transmitimos un mensaje cuando le damos la mano a otra persona. ¿Qué mensaje transmites tu?

Todos queremos dar una impresión favorable cuando saludamos a un amigo o nos introducen a alguien. Esa buena impresión comienza con la forma en que estrechamos la mano. ¿Es demasiado fuerte la presión que ejercemos en la mano de la persona? ¿Es excesivamente débil? ¿Tenemos las manos secas? ¿Les empujamos hacia nosotros? ¿Cuál debe ser la posición de nuestra mano? Si nos ponemos a pensar en cada uno de estos puntos podremos causar, de forma natural, la mejor impresión posible.

TUS MANOS DEBEN ESTAR SECAS

Tener las manos mojadas no causa una impresión favorable en nadie, a menos que por supuesto todos estemos en la playa, dentro de la piscina o en el sauna.

Cuando bebas, tanto en un vaso como en una lata, ten por costumbre tomar una servilleta y de esa forma tus manos se conservarán secas.

Hay personas que tienen problemas con sudoración excesiva. Esta condición se conoce como hiperhidrosis palmar y se produce a causa de una sobre estimulación del sistema nervioso. Es una condición heredada en unos casos y en otros puede deberse a la ansiedad. He tenido amigos, de ambos sexos, que han luchado con este problema y han encontrado algunos remedios, que aunque no solucionan el problema en su totalidad, ofrecen alivio.

 Bicarbonato de sodio: disuelve un poco en agua caliente y sumerge las manos por diez minutos. Tus manos quedarán secas. 

: es un excelente controlador del sudor y un buen desodorante. Hierve un vaso de agua y ponle 5 bolsitas de té. Cuando aún esté tibio, sumerge las manos en él unos diez minutos.

EQUILIBRA LA PRESIÓN DE TU MANO CON LA PRESIÓN DE LA OTRA PERSONA

Una mano floja no transmite confianza ni sinceridad.

Si presionas en exceso transmites una actitud prepotente y si presionas poco dejas la impresión contraria, que eres flojo o floja. Entonces ¿cuál es la presión apropiada? La que equilibre la de la otra persona. Al principio quizás te cueste más concentrarte en esto pero, con la práctica, llegará a ser algo automático.

Cuando la presión que se ejerce es equitativa, transmitimos un mensaje de igualdad, de estar a la misma altura, de ser iguales. No importa su posición nunca quieres dar la impresión de que te consideras mejor, superior o más fuerte que la otra persona. Tu quieres generar simpatía y no arrancar con una actitud de competencia.

NO EMPUJES A LA PERSONA HACIA TI NI HACIA ELLA

Seguramente alguna vez te has encontrado con esos tipos que te quieren empujar hacia ellos, tal vez para presumir. Otros puede que te empujen hacia atrás como quien dice: “amigos pero a la distrancia,” de seguro que no te deseas identificar ni con uno ni con otro.

Con los dos pies bien puestos sobre la tierra evita empujar. Ofrece un saludo cordial con mano abierta, amplia sonrisa y equilibrio. De hecho, quien hace eso al saludar no se gana nuestra confianza para nada.

SALUDA CON LA MANO ABIERTA Y CON EL PULGAR HACIA EL CIELO

Dar un saludo con la mano hacia abajo sugiere que se esconde algo. La mano abierta con el pulgar hacia el cielo ilustra a la persona abierta y sincera que ofrece un saludo sin pretensiones.

Dar la mano es una de las actividades más rutinarias de nuestra jornada diaria. Con todo, por medio de un buen estrechón de manos podemos transmitir emociones y sentimientos positivos que serán un haber en asuntos de negocios y de relaciones humanas en general. Darle un poco de atención nos beneficia a todos. ¿Sabes por qué? Porque cuando damos la mano, ¡transmitimos un mensaje!