Hay muchas cualidades que pueden abrirnos puertas a nuestro negocio o rama de trabajo. Cualidades como ser trabajador, honrado y confiable son siempre deseadas en la industria y el comercio. Hoy hablaremos de la importancia de la Inteligencia Emocional por sus siglas en español IE. ¿Que podemos aprender sobre este tema que puede sernos de valor? Veamos.
Según Daniel Goleman, profesor de psicología de la Universidad de Harvard y autor del besteller Inteligencia Emocional, ésta se define como “la capacidad de reconocer, aceptar y canalizar nuestras emociones para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlo y compartirlos con los demás”. La definición nos abre el apetito para aprender un poco más de este concepto relativamente novel, sin lugar a dudas, un tema fascinante.
Al pensarlo bien, nos damos cuenta de que los seres humanos estamos tan cargados de emociones que muchas de las decisiones que tomamos, las grandes y las pequeñas no están gobernadas por una meditación y estudio de las situaciones sino por una reacción emotiva de gusto o disgusto. Por ejemplo, una persona puede tener un IQ (coeficiente de inteligencia) alto, sin embargo, si va a comprar un automóvil, lo que sería coherente con su inteligencia, sería hacer comparaciones entre modelos, gastos de gasolina, mantenimiento, comentarios de los compradores sobre la calidad del auto, precio, etc, etc. No obstante, puede que esa persona, muy inteligente, compre el auto porque el modelo le gustó y punto. Esa decisión mostró que el grado de Inteligencia Emocional que posee tal persona le arrastra con facilidad en una dirección desafortunada que no ha sido bien ponderada. Y es probable que de igual forma emotiva, esa misma persona, muy inteligente, seleccione su pareja y compre su casa. Vemos pues que la inteligencia (IQ) y la Inteligencia Emocional son dos capacidades que no siempre se complementan y al mismo tiempo, son de suma importancia para alcanzar las mayores probabilidades de éxito o fracaso en la toma de decisiones.
Por otro lado, podemos encontrar personas cuyas capacidades intelectuales son limitadas, pero en cambio, consiguen tener una vida exitosa en lo que refiere al ámbito sentimental, e incluso en el profesional. Estas, meditan mejor sus decisiones, no son arrastradas con facilidad por los sentimientos, tal vez con un coeficiente inteligente mayor.
LA IE Y EL TRATO CON OTRAS PERSONAS
Pensemos ahora en cómo la Inteligencia Emocional puede ayudarnos en nuestro trato con otros seres humanos. Sin lugar a dudas, una buena relación con los demás es una fuente imprescindible de felicidad personal e incluso, en muchos casos, será un ingrediente importante en el desempeño que tengamos en nuestra profesión o disciplina de trabajo. Y esto pasa porque la persona que posee Inteligencia Emocional sabrá tratar y comunicarse no solo con aquellas personas que le resultan agradables o cercanas, sino también con personas que no nos agraden tanto. Efectivamente, quien posee Inteligencia Emocional tratará a los demás con empatía y simpatía, cualidades muy importantes en la convivencia diaria.
Nos damos cuenta pues, que la Inteligencia Emocional nos ayuda a ir más allá de pensar en cómo nos hacen sentir los demás y nos ayuda a pensar en las causas que han desencadenado que otros se comporten de la manera que lo hacen. En vez de empezar pensando en cómo nos sentimos nosotros y a partir de ahí decidir cómo reaccionaremos ante lo que otros digan o hagan, la Inteligencia Emocional nos ayuda a percibir causas, razones y a evitar reacciones totalmente emotivas y hasta descontroladas.
El psicólogo de las organizaciones Jonathan García-Allen explica: “La época en que los procesos de selección de personal se basaban en la experiencia laboral y los conocimientos técnicos terminó. Actualmente, el método ha evolucionado y los aspectos relacionados con la Inteligencia Emocional, como las habilidades interpersonales y la gestión de las emociones, han cobrado un protagonismo clave. Esta creciente relevancia del aspecto emocional en el trabajo viene motivada por la tendencia a la tercerización de la economía en los países occidentales, en que el intercambio económico está mediado por la confianza entre ambos agentes”.
Según lo anterior, hacemos bien en ajustar nuestra mente y comenzar a reconocer que hay otros factores importantes para el éxito, además de la Inteligencia IQ. Cómo vemos a los demás y entender cómo los demás nos ven, contribuye a una interacción positiva y favorable con los que nos rodean. Esto redunda en mejores resultados para nosotros o para nuestra empresa.
La Inteligencia Emocional pues, nos une, en vez de separarnos. Nos ayuda a comprendernos en vez de dividirnos. Tal vez el desarrollo de la Inteligencia Emocional sea lo que de ahora en adelante nos preocupe y motive más que permitir que las emociones descontroladas decidan por nosotros. La Inteligencia Emocional nos permite acercarnos más a los demás y a tomar mejores decisiones.
MEDITE Y APRENDA
¿Reacciono emotivamente a cualquier crítica que escucho o pauso para determinar qué la provoca?
¿Encuentro que soy una persona equilibrada emocionalmente o tiendo a ir a los extremos?
¿Pondero bien mis decisiones o me dejo llevar por lo atractivo de los anuncios comerciales?