ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -El accidente.

Con esa expresión castellana nos referimos a estar en una situación difícil de la que no podemos escapar ilesos. Claro está, no siempre tiene que usarse la expresión para aplicarla en sentido literal y físico sino que también puede que la usemos al estar en una situación difícil en sentido emocional, moral o espiritual. Esa sola expresión nos transmite la idea de no hallar la salida, y si la hallas, puede que te deje marcas o citatrices por toda la vida. ¿Te has encontrado alguna vez entre la espada y la pared?

A los 28 años de edad, mientras practicaba su deporte favorito, Aron Lee Ralston, vivió una experiencia inesperada que le marcó para el resto de su vida. Era el mes de abril del año 2003 y Ralston descendía sin novedades por el Cañón Blue John en el estado de Utah, Estados Unidos. De repente una roca se desprendió atrapando el antebrazo derecho de Ralston y pillándolo contra la pared del Cañón. Trató y trató de sacar el brazo pero la piedra de 800 libras lo pillaba sin esperanzas de salir del lugar que, al parecer, se convertiría en su tumba. No le había contado a nadie de sus planes de ir de excursión de modo que sabía que no iba a ir nadie a buscarlo. No tenía radio transmisor ni teléfono. No tenía alimentos consigo. Apenas le quedaba un poco de agua.

Pasaron 10 horas, 20, 50 horas y el dolor del brazo ya era insoportable. El agua que llevaba se acabó. Pasaron 50 horas más. Suponiendo que iba a morir, decidió tallar en la pared del cañón su nombre, fecha de nacimiento y la presunta fecha de su muerte. Después de 5 días tratando de levantar o romper la roca, el deshidratado, hambriento y delirante hombre de 28 años pensó que si pudiera amputarse el brazo tal vez podría salvar su vida. Cuando habían pasado 120 horas se decidió. Pero lo único con lo que contaba era con una navaja multiuso embotada… ¡tenía que hacerlo si quería sobrevivir! Finalmente, pudo liberarse, dejando su antebrazo amputado entre las rocas.

 

Entonces, sangrando tuvo que bajar usando su único brazo una escarpada pared de 65 pies hasta que se encontró con tres turistas que le ayudaron. Había perdido el 25% de su volumen sanguíneo. Ralston nunca olvidará las 127 horas más angustiosas de su vida.

La película sobre su experiencia se intitula “127 horas” y es impactante.

¿Alguna vez le ha colocado la vida en una situación de la que sabe que no podrá salir sin cicatrices, tal vez en sentido emocional?

Aunque estuvo “entre la espada y la pared” Ralston pudo salir de aquella dolorosa e inesperada situación gracias a que supo y pudo tomar la decisión correcta en el momento correcto. ¡Salvó su vida gracias a esa decisión valiente!  ¿Qué hubieses hecho tu?

PIENSA EN ESTO:

¿Crees que Ralston tomó la decisión correcta?

¿Piensas que hubieses hecho lo mismo que él hizo?

¿Tienes la tendencia a tomarte lástima cuando te encuentras frente a una decisión

    emocionalmente difícil?

        Continuará…

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Lo que nos rodea.

La foto de la izquierda es la de Danny Trejo. Nació en Los Angeles y es de ascendencia Mexicana. Es muy probable que lo hayas visto muchas veces en papeles de abusones o tipos malos en decenas de películas de Hollywood. Bueno, la realidad es que Danny Trejo es uno de los que ha estado “entre la espada y la pared”… y de ahí no se puede salir sin cicatrices.

Ya a los 8 años estaba familiarizado con el mundo del crimen y fumaba hierba. A los doce ya sabía darse “un pase” y a los trece tenía su primera pistola. Fue introducido en el mundo del crimen por la influencia de su tío quien solo era unos pocos años mayor que Danny. En su caso, fue la asociación con otras personas delincuentes la que le puso “entre la espada y la pared.”

Durante la década de los sesenta, Danny entraba y salía de las prisiones de California. Su última prisión ocurrió temprano en los setenta. Danny comenzó a destacarse en la Prisión de San Quintín como boxeador. El dice: “En la cárcel, cada día tienes que decidir ser un depredador o una presa”.

Si alguien estaba entre la espada y la pared era Danny. Su aspecto físico, su pasado, su adicción y su actitud violenta lo mantenían en un lugar espiritual, moral y emocional en el que ninguno de nosotros quisiera estar.

Luego de una carrera delictiva y de adicción a las drogas Danny aceptó la ayuda del programa de LOS DOCE PASOS (Twelve Steps Program). Hoy celebra 49 años de estar sobrio y de ser un actor exitoso en Hollywood. ¿Sus cicatrices? Su pasado. Sus tatuajes. Sus recuerdos. Hoy es un hombre de éxito y sin lugar a dudas uno digno de admirar y una prueba adicional de que sea por una o por otra razón, ¡no tienes que morir allí presa del lugar donde la vida te llevó! Pero ¿harás el esfuerzo?

Nadie tiene el completo control de su vida, sin embargo, todos podemos decidir cambiarla. No podemos evitar venir de donde venimos, cambiar nuestra cultura, nuestros padres o nuestras circunstancias. Lo que sí podemos hacer que queda en nuestras manos es superarnos, salir adelante, quizás luego de varias cicatrices, golpes o marcas emocionales, no rendirnos. Puede que lleguemos a estar entre la espada y la pared producto de un accidente, puede que desde nuestrea cuna el ambiente en el que nacemos no es el mejor… pero si de veras lo deseamos, podemos luchar por mejorar, por cambiar, por salir del atolladero en el que se nos ha puesto. Y eso, estimado amigo, sí depende de cada uno de nosotros.

PIENSA EN ESTO:

  • ¿Eres de los que crees que el destino te marca y la vida te lleva sin que puedas hacer nada para evitarlo?
  • Danny aceptó la ayuda de unprograma de alchoolicos anónimos. ¿Aceptarías tu la ayuda para salir de una situación al parecer desesperanzada?

Continuará en la parte 3 de esta serie.

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Lo inesperado.

Redmond Derek se preparaba para su participación en las Olimpiadas. Corre el año de 1993. Derek tenía una serie de victorias impresionante. Era campeón de la carrera 4 x 400 metros de relevo (medalla de oro) y de relevo de 400 metros sin vallas, pero ahora llegaba la prueba más dura en las Olimpiadas de Barcelona. En las pruebas de la carrera de 400 metros tenía el mejor promedio de modo que era el favorito para ganar.

Llegó el momento. El disparo avisor resonó por el estadio y Derek salió disparado. Era un hombre alto y parecía volar sobre el carril de la pista. Entonces, faltando 250 metros para la meta, Derek sintió un profundo dolor en el tendón de la corva. Tan fuerte fue el dolor que quedó de rodillas en la pista mientras sus compañeros competidores avanzaron a toda velocidad hacia la meta. El video es impresionante.

En el estadio había 65,000 asistentes que ovacionaron a Derek y su valor. Aunque con un intenso dolor y llorando, ayudado por su padre, Redmond Derek llegó a la meta. No ganó la carrera pero llegó hasta donde se proponía llegar. Un verdadero campeón, un atleta que no se rinde fácilmente, aunque se encuentre “entre la espada y la pared”.

¿Cómo mides el valor? La velocidad se mide en kilómetros. El peso se mide en libras. ¿Cómo mides el valor? No hay forma de medirlo y con todo, cuando vemos un acto de valor sabemos medirlo, sabemos valorarlo y admirarlo. Lo cierto es que cuando el padre de Derek decidió correr al lado de su hijo para ayudarlo, inmediatamente lo descalifió de la carrera. Ni a ellos ni al público presente les importó. No les importó que en el registro de las Olimpiadas de Barcelona apareciera la nota que indicaba que Derek había sido descalificado. Lo que hicieron fue mucho más valeroso y digno que incluso lo hubiese sido ganar aquella carrera.

Como quien reconoce el valor, tiempo después, en el 2012 el mismo padre de Derek (Jim) fue seleccionado para llevar la antorcha de los juegos de verano en Londres, sin duda un privilegio que se le concedió, quizás en reconocimiento de su valor al estar dispuesto a ayudar a su hijo a cualquier costo.

PIENSA EN ESTO:

¿Harías tu lo mismo que hizo el padre de Derek por tu hijo?

¿Crees que el valor puede ayudarte a tomar una decisión difícil?

¿Cuál fue la decisión difícil, seguir corriendo hasta la meta o aceptar que se perdió la carrera?

Continuará en la parte 4 de esta serie.

 

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Las circunstancias.

Operah Winfrey. Es nuestro ejemplo cuando se trata de ser víctima del ambiente.
Creo que todos hemos visto a Operah Winfrey en alguno de sus exitosos programas. Lo más reciente de ella es que considera postularse para presidente.  Pero sus primeras circunstancias la pusieron entre la espada y la pared.

Operah nació en la pobreza en una zona rural de Mississippi de una madre adolescente. Según ella relata fue abusada durante su niñez y temprana adolescencia. Llegó a ser madre a los 14 pero su hijo murió durante su infancia. Le enviaron a vivir a Tennessee con la persona a quien ella llama papá y fue allí donde tuvo una oportunidad de trabajar en la radio mientras todavía cursaba la Escuela Superior. De ahí a ser ancla de noticias de la tarde a los 19 años.

Pronto su facilidad de expresión la impulsó a poner un noticiero de Chicago que estaba en tercer lugar al primer lugar. Lo demás es historia. Hoy Operah es una mujer exitosa cuyo salario se aproxima a los 78 millones anuales.  Pero su verdadero valor tiene que ver con que se recuperó de una situación muy difícil con la que nació y sobre la que ella no tenía ninguna responsabilidad ni control.  Salió de entre la espada y la pared.

¿APAGAS EL FUEGO CON AGUA O LE ECHAS GASOLINA? -Parte 1

Hago la pregunta porque en más ocasiones de las que nos damos cuenta, tu y yo, todos nosotros, lo que hacemos es echarle gasolina al fuego en vez de agua para apagarlo. Todos sabemos que si le echamos gasolina a un fuego aumentaremos la conflagración pero con todo y eso… ahí vamos le echamos chispas a las cosas que ya andaban a punto de prenderse.  ¿De qué estoy hablando?

En la vida todos enfrentamos fuegos o problemas que si no manejamos bien pueden hacernos mucho daño. Pueden dejarnos marcas o cicatrices muy difíciles de eliminar. En mi trabajo como motivador hablo constantemente con personas que sufren hoy las heridas de los fuegos que experimentaron hace años. Sobrevivieron pero quedaron con marcas de aquella o aquellas situaciones dolorosas. Por tal razón he preparado varios temas de motivación para ayudarles a apagar los fuegos que las circunstancias, nuestras actitudes o nuestras malas decisiones, !incendian!

Algunos fuegos comienzan dentro de nosotros mismos. Nadie los puede ver porque están bien escondidos en nuestro yo. El “yo” que solo Dios conoce. Estos fuegos aparentemente controlados pueden desatarse en el momento en que una chispa nos ofrezca la oportunidad para explotar. Son engañosos pues son secretos pero son muy peligrosos. Pueden hacer combustión expontánea y achicharrarnos. Los bomberos dicen que un fuego puede DUPLICARSE cada 15 segundos. Los fuegos internos escondidos en el corazón pueden causar una explosión que arruine nuestro matrimonio, una amistad de años o peor aún, puede arruinar para siempre nuestra reputación. ¿Quien desea eso?

Otros fuegos comienzan en casa. Comienzan en nuestro hogar. Las circunstancias pueden estar ahí en un mal día y en un mal momento. Puede que una de las personas que amamos prenda el fuego con un comentario desatinado o con una actitud malcriada o irrespetuosa y… ¡se prendió la casa!

La palabra HOGAR significa: “lugar donde hay fuego” Viene de “hoguera” y transmite la imagen de calor, protección y bienestar característico de la hoguera que nos ofrece su calor en tiempo de invierno. Claro, la hoguera nos ofrece un fuego controlado, limitado a un lugar y !cuan agradable resulta!  Pero si lo sacas de ahí y se descontrola la lumbre… un fuego se desata y un hogar puede reducirse a cenizas.

Otros fuegos comienzan en el vecindario, en el trabajo, en la escuela, en la fábrica, en tu iglesia… en cualquier lugar y momento donde se presenten las condiciones ideales para que arda un problema que ya venía calentando alguna actitud impropia que no vimos o que vimos y no hicimos absolutamente nada por apagar.

Piensa en esto:

¿Cuántas veces le hemos echado leña al fuego en vez de agua?

¿En qué situaciones te has encontrado en las que pudiste ayudar a apagar el fuego? ¿Te alegraste de poder evitar un problema mayor?

 

¿ESTAS A PUNTO DE TIRAR LA TOALLA? -Parte 2.

Explicamos que el entrenador que toma las decisiones en su lado asignado en la esquina del ring, si observa que su púgil está siendo excesivamente castigado por el contrario, puede tomar la decisión de detener la pelea para que su boxeador no sufra daño irreparable, incluso la muerte, producto de los golpes de la pelea. Esto, por supuesto, si el referí no lo ha hecho. Hay que recordar que el entrenador conoce mejor que nadie la capacidad de aguante y la fortaleza del boxeador que protege y por tal razón, en algunas ocasiones, se requiere la intervención de alguien que vigila los intereses de su protegido. Esta es una de las líneas de “salvación” que puede tener el boxeador para poder contar la experiencia.

También hablamos, en la parte 1 de esta presentación que en la vida debemos ser valientes y no rendirnos fácilmente. Incluso, con esa mentalidad, apreciamos que en ocasiones debemos tomar decisiones drásticas que nos ayuden a eliminar la posibilidad de rendirnos como lo fue en el caso del Conquistador, Cortés. Finalmente preguntamos si con todo lo anterior queremos decir que no hay razón o razones para abandonar una empresa, una lucha o un proyecto. Pues bien, demos atención a este asunto.

Recordemos que “tirar la toalla” no es una solución fácil para abandonar una empresa. Se tira la toalla cuando hay en juego un asunto de vida o muerte. Cuando se tiene el valor de reconocer que la empresa no va a producir los resultados deseados y va a dejar marcas irreparables en el futuro del púgil y su modo de vida, el boxeo profesional. ¿Qué aprendemos?

Aprendemos que aunque se debe luchar y trabajar duro por conseguir lo que deseamos, esto no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias. El costo puede ser mucho mayor que los beneficios y por lo tanto, debe tomarse la decisión dolorosa de “tirar la toalla.”  Hay que recordar que el fracaso presente en una empresa no significa el fracaso futuro. Lo que significa es que debemos reenfocarnos en nuestro próximo proyecto habien aprendido lecciones valiosas. En otras palabras, cambiamos la meta, ajustamos los objetivos y emprendemos nuevamente nuestra lucha. El ensayista inglés Charles Lamb manifestó en una ocasión, “Nuestro espíritu envejece antes que nuestro cabello.” De seguro te das cuenta que los jovenes viven con una gran expectación y seguridad. Piensan que solo les espera victorias en la vida. Les hemos llenado la cabeza con ese disparate de “puedes conquistar todo lo que en verdad desees conquistar”; “eres el número uno” y “nada puede deterte”… embústes y mentiras que le hacen creer al joven que tiene su futuro asegurado simplemente porque es “el” y no tiene nada más que hacer. Así como tiene mil “likes” en su página de Facebook, así mismo les esperan solo victorias. Engreído dice: “no voy a rendirme y finalmente muere por testarudo y por creer las falsedades de una sociedad fracasada.”

Como se siente uno fracasado, es aquí dónde el “espíritu” se envejece como escribió Lamb.  Una vez ese “espíritu,” ese deseo por el éxito se desvanece en el primer fracaso, la tendencia más fuerte que tenemos es a pensar que no hay más remedio que morir luchando. ¡No es cierto! Ninguna empresa, a menos que sea una empresa Divina, vale nuestra vida. Es mejor, “tirar la toalla” y luego de una pausa para curar las heridas, reenfocarnos, reagrupar nuestra mente y reforzar nuestro corazón para la próxima empresa por la que deseamos luchar. Es como en tono jocoso decía un buen amigo: “Es mejor que se diga que aquí corrió un cobarde a que se diga aquí murió un idiota!

PIENSA EN ESTO:

  • ¿POR QUÉ DEBEMOS LUCHAR EN LA VIDA POR LO QUE DESEAMOS Y HASTA QUÉ PUNTO?
  • ¿CUÁL ES LA TENDENCIA DE ALGUNOS CUANDO COMIENZAN A VER QUE SU EMPRESA FRACASARÁ?
  • ¿QUE ES PARA TI LO MÁS IMPORTANTE?

 

 

 

 

¿APAGAS EL FUEGO CON AGUA O LE ECHAS GASOLINA? (parte 2)

En realidad si hay mucho fuego, hay que usar mucha agua para sofocarlo. Pero en la vida real ¿cuándo es que le echamos gasolina al fuego? Cuando:

  1. No atendemos un problema.
  2. Cuando ignoramos un problema.
  3. Cuando le damos una mala solución.

 

Veamos un poco más de cerca estas tres situaciones comunes.

CUANDO NO ATENDEMOS UN PROBLEMA LE ECHAMOS GASOLINA AL FUEGO. Los problemas NO se resuelven solos. Algunos de ellos se ven venir pero otros surgen de repente sin esperarlos. Tal vez estaban incipientes pero como no los detectamos en su tiempo, ahora son evidentes y deben ser atendidos.

En la familia suele suceder que el padre espera que la madre atienda el asunto y la madre piensa lo mismo. Al final, ninguno de los dos atiende el tema y el problema se va complicando y el fuego va creciendo poco a poco.

Un amigo me contó que, años atrás, uno de sus hijos adolecentes trajo a la casa una pipa de marihuana. La madre y el padre se pusieron de acuerdo para atender el problema. Tenían otros dos hijos en casa de modo que el asunto sin tratar pudiera perjudicar con el tiempo a los otros dos. Además sus normas morales no estaban de acuerdo con aquella conducta. Ayudaron al muchacho con firmeza, paciencia y amor. Apagaron el fuego y ha permanecido apagado hasta el día de hoy.

Hicieron algo, no ignoraron el problema. Le echaron agua al fuego.

CUANDO IGNORAMOS UN PROBLEMA LE ECHAMOS GASOLINA AL FUEGO. Aunque le parezca infantil (porque lo es) muchas personas tienen la filosofía de hacerse de la vista larga frente a los problemas. Dicen: “no eso no es un problema, déja vivir a la muchacha.” “Eso lo hacen todos los jóvenes” -tranquila”; “Eso se resuelve solo, -déjalo”. Y aquello de “no le hagas mucho caso que lo que hace es llamar la atención.”  ¡Que error! No podemos quedarnos ciegos ante lo que debe ser atendido con solicitud.

Cuando Juan llevó pornografía a la casa, su madre enseguida lo descubrió. Tenía varias revistas debajo del colchón de su cama. Sabiamente la madre quitó las revistas de allí. Las rompió y las tiró. No le dijo nada a Juan. Al cabo de varios días, cuando ya estaba calmada y podría hablar tranquila con el muchacho, le preguntó si había notado que ya no tenía las revistas bajo su colchón. Juan dijo que no lo había notado. Su madre le dijo que fueran juntos al cuarto para explicarle. Entonces, Juan le dijo que lo había notado pero que le había dado verguenza hablar del asunto con su mamá. La mamá de Juan hablón con calma y le explicó por qué debemos evitar alimentar nuestra mente y corazón con ese tipo de material y los efectos que a corto y largo plazo tendrán. ¡Excelente trabajo! Aquella conversación con su madre ayudó al joven y le ayuda hasta el día de hoy, muchos años después.

No ignore los problemas. Echele agua al fuego y los extinguirá.

CUANDO LE DAMOS UNA MALA SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS LE ECHAMOS GASOLINA AL FUEGO. Las malas soluciones es lo que abunda. Los malos consejos no faltan.

Personalmente me sorprende y me choca la ignorancia de muchos que buscan consejo en personas, algunas famosas, cuyas vidas son un verdadero desastre. No faltan en los medios los divorciados dando consejo sobre matrimonio. Los que tienen una vida personal desastrosa e incluso viciosa, que se llenan la boca para dar consejos a otros, escribir libros o pararse en un púlpito de una iglesia mientras viven vidas sucias, inmorales y hasta violentas. De vez en cuando algunos de estos provocan escándalos pero como por arte de magia la gente les sigue como el famoso cuento del flautista de Hamelín de los famosos hermanos Grimm.

La lección que se presenta en el cuento es impactante e ilustra el dolor que puede provocar seguir a alguien que no tiene la moral ni la dignidad que aparenta el supuesto bien que hacen. A continuación les presento un extracto de la obra de los hermano Grimm. Al leerla piense en las aplicaciones al consejo de las personas que no tienen las credenciales debidas… aunque vendan muchos libros.

“En 1284 la ciudad de Hamelín estaba infestada de ratas. Un buen día apareció un desconocido que ofreció sus servicios a los habitantes del pueblo. A cambio de una recompensa, él les libraría de todas las ratas, a lo que los aldeanos se comprome-tieron. Entonces el desconocido flautista empezó a tocar su flauta, y todas las ratas salieron de sus cubiles y agujeros y empezaron a caminar hacia donde la música sonaba. Una vez que todas las ratas estuvieron reunidas en torno al flautista, éste empezó a caminar y todas las ratas le siguieron al sonido de la música. El flautista se dirigió hacia el río Weser y las ratas, que iban tras él, perecieron ahogadas.

Cumplida su misión, el hombre volvió al pueblo a reclamar su recompensa, pero los aldeanos se negaron a pagarle. El cazador de ratas, muy enfadado, abandonaría el pueblo para volver poco después, el 26 de junio (Festividad de San Juan y San Pablo), en busca de venganza.

Mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, el hombre volvió a tocar con la flauta su extraña música. Esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le siguieron al compás de la música, y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver. Según algunas versiones, algunos de los niños se quedan atrás, un niño cojo que no los pudo seguir por no poder caminar bien, uno sordo, que solo los siguió por curiosidad, y otro ciego, que no podía ver hacia donde los llevaban y se perdió, y estos les informan a los aldeanos.

En otras versiones, el flautista retorna a los niños una vez que los aldeanos le pagan lo que le prometieron, o en ocasiones hasta más.

Y se dice que en la versión original, los niños fueron tirados y ahogados al río Weser. Y que la cueva eterna podría significar el infierno.” (Wikipedia)

No debemos dejarnos influenciar por los que buscan quitarnos algo, no darnos algo. Cuando veo uno de estos motivadores hablar de todos sus estudios, premios y los nombres de la gente influyente que les consulta. Cuando veo que promueven sus páginas de Facebook y Twitter tratando de vendernos sus libros… veo que no quieren darnos nada. Quieren obtener algo de nosotros. Quieren vendernos algo. Si esa es la motivación del motivador… no es buena. Aprendamos a detectar entre quiénes nos quieren DAR y quiénes nos quieren QUITAR.

De hecho, los mejores motivadores que conozco por sus presentaciones, no andan tratando de sacar nada más que la satisfacción de ayudar. Personalmente me encanta tener que hacer el ejercicio de buscar sus opiniones en vez de que las promuevan constantemente por los medios. Es obvio que si percibimos que tienen una buena motivación, con gusto apoyaremos sus publicaciones o programas, si los tienen. En esos casos, ganaron nuestra confianza sobre la base de su ejemplo y con gusto los patrocinamos por sus buenas intenciones. Ser un genuino motivador debe ser un sacerdocio NO un negocio.

Con todo, para mi, no existe mejor consejo que el consejo que puedas encontrar en el Best Seller de este año: La Sagrada Biblia. Es el libro más vendido en el 2016 y lo volverá a ser en el 2017. Su autor no solo tiene la moral para darnos consejos sino que nos conoce mejor que ninguna otra persona en el universo. ¡El consejo que encuentre allí no tiene parangón! El buen consejo APLICADO, apagará el fuego.

Pero hay otro factor importante que tomar en cuenta cuando estamos resueltos a apagar nuestros fuegos y no permitir que nos devoren o nos consuman. En la tercera parte de esta serie lo explicaré.

PIENSA EN ESTO:

¿Cuántos problemas has visto complicarse por no atenderse o por ignorarse?

¿Por qué son peligrosos los consejos de personas que no están bien motivadas?

 

 

 

¿APAGAS EL FUEGO CON AGUA O LE ECHAS GASOLINA? (parte 3)

Lo lamento amigo mío pero el ingrediente que puede apagar el fuego es la paciencia. Y digo que lo lamento porque hubiésemos preferido ver aquí cualquier otra cosa que no fuera la paciencia. La paciencia esta entre las cualidades más deseadas y a la vez más escasas que conocemos. La paciencia es una virtud.

La impaciencia le echa gasolina al fuego. Lo complica, hace el dolor mayor y la recuperación más lenta. Si eres una persona que reconoce tus necesidades espirituales, de seguro constantemente estás solicitando paciencia. Algunos amigos, incluso personas espirituales, me han dicho que la paciencia está entre sus mayores retos.

Lo interesante es que un bombero de experiencia me dijo que lo que garantiza un problema al apagar un fuego es la impaciencia. El bombero impaciente cargará con las consecuencias de sus malas decisiones. Queda claro pues que frente a los fuegos que tenemos que combatir, debemos ser pacientes para lograr sofocarlos y no aumentarlos.

Hay una historia de unos norteamericanos que se dicidieron a  hacer un recorrido por el continente de África. Emplearon a un grupo de nativos en el puerto en donde desembarcaron, indicándoles que tenían mucha prisa (como generalmente tienen los norteamericanos. No es crítica, esa ha sido mi experiencia.) Cuentan que el primer día avanzaron rápidamente através de todo el territorio y el segundo día fue exactamente igual que el primero. Pero algo sucedió en la mañana del tercer día. Resulta que cuando se preparaban a toda prisa para iniciar el recorrido, encontraron a los nativos que habían contratado, sentados bajo los árboles y rehusando comenzar la marcha. Cuando los sorprendidos patrones preguntaron qué estaba sucediendo, ellos respondieron: “El día de hoy descansaremos. Tenemos que dejar que nuestras almas alcancen a nuestros cuerpos.”

Esta historia aplica con mayor fuerza cuando nos damos cuenta que reaccionar de forma impaciente muchas veces resulta en utilizar la violencia, las amenazas, las cortes, los insultos y es precisamente todo lo anterior lo que le echa gasolina a los problemas. Nos olvidamos que los fuegos se apagan con agua.

Y lo que digo aplica en particular a esta genración que nació alrededor de los años 1984 en adelante, la que llamamos la generación “Milenio”. Y otra vez, sin criticar, estos jovenes han sufrido de la escasez de sentido común y del desarrollo de la personalidad que otras generaciones disfrutamos. Esto no ha sido culpa de ellos, simplemente les ha tocado vivir “bailando con la más fea” porque sus padres, desgraciadamente no les enseñaron paciencia. Hoy, no tienen los recursos para resolver problemas con paciencia. Y esto no lo digo yo, lo dice Simon Sinek, un reconocido motivador (de los buenos) en su charla sobre la adicción de estos jovenes del milenio a la Internet.

Dice este autor que los jovenes de hoy solo miran la cima de la montaña y no captan el proceso duro y doloroso de “subir la montaña”. El proceso del desarrollo personal y del proceso de solucionar los problemas no se consigue como se consigue por Amazon de un día para otro lo que deseas. Requiere tiempo. En otras palabras, requiere paciencia.

De modo que una vez aplicada la solución al problema, tomada con meditación y estudiando las alternativas, DEBEMOS TENER PACIENCIA para esperar que el fuego se sofoque. Aunque haya “combustión espontánea” NO EXISTE la solución “espontánea” de un problema bien resuelto.

Aunque tal vez usted no lo sepa, amigo mío, necesita escuchar este consejo porque la gran mayoría de nosotros estamos hambrientos de buenos consejos, de buena guía espiritual para resolver nuestros problemas. Todos tenemos hambre, se a que lo reconozcamos o no. Jamás se ha escuchado una máxima más sabia que la que predicó el hombre más grande de todos los tiempos, Jesús. Dijo: “No solo de pan vive el hombre.” Y si te interesa leer el contexto de estas palabras te sorprenderás aún más. Está en el capítulo 4 del evangelio de Mateo.

Sugerencia: Antes de tomar una decisión importante, antes de apagar un fuego de la forma apropiada, pausa y ve a algún lugar tranquilo donde puedas ver el cielo, sea de día o de noche. Si vives cerca de un lago o del mar, ve a la playa y deja que tu corazón se llene de la sabiduría práctica. Medita y atiende el asunto con tu pareja, con tu empleador, con tu vecino, con tu cónyuge o con tu hijo. Expon el problema y ofrece una solución. Llegarás a su corazón y habrás apagado el fuego con agua, no con gasolina.