Dolor y sufrimiento ¿es lo mismo?

¿Por qué planteamos la pregunta? Porque muchas veces utilizamos estas palabras como sinónimos. ¿Lo son?

El profesor Boris Cyrulnik, autor y profesor de neurociencias, dice que todos sentimos el dolor físico de la misma forma porque hay un mecanismo fisiológico que responde de la misma manera en cada ser humano. Pone un ejemplo: supongamos que nos quemamos la piel. Hay un trayecto que la une la piel a la médula espinal, llega a la base del cerebro y llega al córtex y ahí sientes el dolor. El mecanismo es el mismo en cada ser humano, incluso en cada mamífero, de modo que se puede decir que todos las personas sentimos el dolor igual.

Claro, el mecanismo no cambia, y en eso todos somos iguales, pero en realidad no hay forma de “medir” el dolor humano ¿correcto? Además puede haber factores genéticos, ambientales, emocionales y psicológicos que le hagan sentir a una persona, un dolor más intenso que a otra. Esto hablando del dolor físico. El sufrimiento es otra cosa.

Emocionalmente hablando, parece que no todos los seres humanos sufrimos igual ante los mismos eventos. Muchas veces nos sorprendemos de la fortaleza emocional y resiliencia que algunas personas han demostrado ante tremendas tragedias. Seguramente hemos conocido personas que, por el contrario, quedan devastadas ante algo que otras logran superar con menos sufrimiento. Por propia experiencia, sabemos que emocionalmente no todos tenemos la misma resistencia ni nos afectan los sufrimientos de la misma manera.

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.”

Es probable que hayamos escuchado esa frase. Creo que dice una verdad. El dolor físico, puesto que responde a las terminaciones nerviosas, es inevitable. Es la reacción inevitable, a lo que físicamente duele, y nos duele a todos. Como dice la frase, aunque parezca dura de aceptar, el sufrimiento puede, hasta cierto punto, controlarse. Si no aprendemos a manejar el dolor, puede llegar a hacernos mucho daño, hasta robarnos el deseo de vivir. Lo mismo sucede si nos dejamos llevar por los pensamientos negativos. Si no los controlamos, podemos llegar a sufrir más intensamente.

¿Hay formas de tener pensamientos positivos frente a un golpe emocional o un sufrimiento?

Los expertos en “Mindfulness” (Atención Plena) dicen lo siguiente: “El dolor es sencillamente una sensación de nuestro cuerpo físico-emocional que nos resulta molesta en mayor o menor grado, razón por la que habitualmente nos resistimos a ella: no queremos sentirla. Normalmente consiste en una experiencia transitoria. Por otra parte, el sufrimiento, por el contrario, puede alargarse indefinidamente: depende de nosotros crearlo o ponerle fin por medio de la aceptación. Cuando nuestro ego entiende que una circunstancia es negativa, intenta resolverla y se resiste a aceptarla. Pero al resistirnos al dolor emocional, lo perpetuamos sin darnos cuenta. En esto consiste el sufrimiento” (Diario Ibiza, España -14 de mayo de 2017).

Para resumir, está en nuestro poder pensar positivamente en vez de centrarnos en el sufrimiento. Pensamientos negativos van a provocar acciones negativas, no solo hacia nosotros mismos sino también hacia aquellos que nos rodean, nos necesitan y nos aman. Aceptemos realidades y sigamos adelante. ¡Podemos lograrlo!

El sufrimiento es la sensación que provoca el dolor, sea físico o emocional. Por lo tanto “dolor” y “sufrimiento” no son lo mismo.

¿Qué es una pandemia?

Recientemente, tan reciente como este miércoles 11 de marzo 2020, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha pronunciado al coronavirus (COVID-10) como una pandemia.

Es tan irónico que en vez de estar viajando por las estrellas, como era la visión del futuro que la ciencia presentaba durante mi juventud, tengamos, todos nosotros que luchar con enfermedades que pudieron haberse evitado y que ahora se convierten en monstruos que amenazan nuestra tranquilidad e incluso, nuestra vida.

La humanidad ha sufrido epidemias muchas veces, sin embargo, es probable que el tema sea completamente nuevo para muchos de nosotros que hemos vivido alejados de estas tristes realidades. Todo indica que ese tiempo de ignorancia se ha terminado. El reloj va contando los segundos en los que también nosotros, todos juntos viviremos los peores y los mejores tiempos.

¿Qué diferencia hay entre una endemia, una epidemia y una pandemia?

Endemia:

Son como las enfermedades características de una zona y están presentes de manera permanente durante muchos años.

Epidemia:

Son las enfermedades contagiosas que se propagan en forma veloz y que afectan al mismo tiempo y en un período concreto a un gran número de personas.

Pandemia:

Las pandemias son epidemias que, por su ritmo de crecimiento, han acabado afectando a distintas zonas del planeta más o menos al mismo tiempo. El organismo encargado de declarar cuando una enfermedad es considerada pandemia es la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Repasemos una lista de azotes epidémicos reducida a solamente el Siglo XXI

Azotes del Siglo XXI

2002: Se calcularon en 1.000 los casos de polio en la región de Uttar PradeshIndia

2003: Epidemia de SARS. 8.000 infectados y 700 muertes en dos meses.

2005: La gripe aviaria en su cepa H5N1, se convirtió en una amenaza de pandemia cuando se produjeron los primeros contagios en seres humanos.

20092010: La Pandemia de gripe A (H1N1) se cobró la vida de más de 18.000 personas alrededor del mundo.

2010: Un brote de cólera azotó Haití. La inadecuada gestión del agua derivada del caos causado por el terremoto de Haití de 2010 que lo precedió, favoreció su rápida propagación, alcanzando más de medio millón de afectados y 8.000 víctimas en el 2013.

2014: La epidemia de ébola de 2014 comenzó con un brote en Guinea en marzo y se extendió en los meses siguientes a Liberia y a Sierra Leona. Posteriormente alcanzó a Nigeria, Senegal, España y Estados Unidos. Su alta tasa de mortalidad y ausencia de cura ha llevado a cobrarse la vida de más de 4.500 personas en medio año.

20122015: El Síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio fue detectado en el 2012 en Arabia SaudíEn mayo del 2013 se habían producido casos en más de 7 países incluyendo QatarReino UnidoFranciaAlemania y Túnez. El virus infectó a casi 1.000 personas y mató casi más de 500..

2014: El Virus del Zika azotó toda Latinoamérica con varios millones de infectados y miles de bebés nacidos con Microcefaliase calcula la cifra de muerto en 4030 casos.

20192020: El COVID-19 un nuevo tipo Coronavirus, catalogado como Pandemia por la OMS (11/03/20), fue descubierto el 31 de diciembre de 2019 en China hace su aparición. El 11 de febrero de 2020 la Organización Mundial de la Salud denomina oficialmente como COVID-19.

Datos y cifras, noticias y víctimas nos duelen a todos. Sinembargo, cuando los datos y las cifras se acercan geográficamente a nosotros, todo asume un color distinto y nuestro punto de vista de las cosas, cambia. Debería cambiar para bien.

En nuestro próximo artículo veremos qué postura es saludable asumir y por qué.

¿Qué sucedió del 31 de diciembre al 7 de enero de 2020?

El 31 de diciembre en la ciudad de Wuhan, China se identificó un conglomerado de enfermos y el 7 de enero se les identificó como enfermos de Coronavirus. Las fechas se nos olvidan pero la presencia de este enemigo, no es fácil de ignorar.

Cuando nos sorprende un catarro, que es producido por un virus, esperamos que nuestro propio organismo lo combata pues no hay vacunas para la mayoría de los virus. Básicamente, lo mismo debe suceder con esta nueva cepa del coronavirus que va a manifestarse con síntomas similares a los de un catarro común.

Lo que los científicos han estado tratando de hacer es estudiar el genoma del virus, es decir, su material genético para poder hallar un diagnóstico eficaz. Al momento, los científicos dicen que debe tratarse como el H1-N1 pues termina siendo una enfermedad respiratoria que puede tener consecuencias graves.

Como hemos escuchado, se transmite estilo aerosol por el estornudo o la tos de un enfermo a otra persona que llega a ser recipiente de pequeñas gotitas infectadas. Estas pueden vivir por días en objetos que uno puede tocar y al hacerlo podemos contaminarnos. Luego al pasarnos las manos por la cara el virus alcanza la forma de infectarnos.

El gobierno chino ha tomado la medida de aislar a sus habitantes prohibiendo su salida del país. Esto, con la intención de evitar que el virus se esparza con mayor velocidad por todo el planeta.

Komosabe ha estado escuchando diferentes científicos que se han expresado sobre algunos productos naturales que pudieran fortalecer el sistema inmunológico. Ninguno es nuevo pero es apropiado repasarlos como medida preventiva.

  1. Tintura de equinácea. Tiene un efecto inmunoestimulante y antiviral.
  2. Infusión de sauco. Tomar dos o tres tazas diarias.
  3. Ajo. Dos dientes de ajo por día.
  4. Vitamina C. Dos gramos diarios.
  5. Probióticos. Ejemplo: El Kefir.
  6. Una cápsula diaria con lactobacilos.
  7. Legumbres y frutos secos,
  8. Ácidos grasos como el omega y polifenoles.
  9. Jugos verdes. Estos están llenos de antioxidantes.
  10. Cúrcuma.

Estos productos naturales que son parte de la ficomedicina pueden ser de ayuda para fortalecer nuestro organismo de los daños que puede hacer el coronavirus en nuestro sistema. Claro, esto de ninguna manera debería eliminar la visita a un médico pues son solo recomendaciones preventivas no sustitutivas de la visita a un galeno.

Ahora algunas recomendaciones peventivas son:

  1. Evite contacto con enfermos.
  2. Evite restregarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.
  3. Lávese las manos con agua y jabón por lo menos por 20 segundos.
  4. Use una loción para las manos que contenga por lo menos un 60% de alcohol.

Recordemos esto: Ante una epidemia, igual que ante cualquier peligro, es importante mantener la calma y el buen juicio. La agitación y la desesperación no van a ayudarnos sino todo lo contrario, van a afectar nuestro sistema inmune y nos colocará en una posición de riesgo. Actuemos sabiamente.

Un proverbio muy antiguo y muy actual. Dice: “La persona prudente ve el peligro y se esconde, pero los inexpertos siguen adelante y sufren las consecuencias.” -Proverbios 27:12

Puede obtener más información en: www.cdc.gov/COVID19.

cna.asia/covid19

  • Al momento de escribir este artículo se han confirmado 93, 717 casos de coronavirus.
  • 3,217 muertes.

El crimen imperdonable: perder tiempo.

Muchos piensan que descansar es perder el tiempo miserablemente. ¿Qué piensas tu?

Tu controlas el tiempo o el tiempo te controla a ti, una de dos. Hoy en día se ha escrito mucho sobre cómo manejar eficientemente el tiempo. Nadie quiere perder un minuto pero la pura verdad es que siempre el tiempo termina dominándonos. Siempre va adelantándose y es una lucha feroz la que tenemos para utilizarlo eficientemente. ¿Qué resultado has tenido tu, estimado lector?

UN CRIMEN IMPERDONABLE: PERDER TIEMPO

En este ensayo pretenderé convencerte de algo que conoces en tu interior pero que no has querido admitir públicamente. No te preocupes, lo haré por ti y no me tomará muchas palabras, es más, solo me tomará siete palabras: ¡Qué feliz me siento cuando pierdo tiempo! ¡Ya lo dije! ¿Te has sentido de la misma forma? Hoy, perder tiempo es dormir, perder tiempo es gastarlo con nuestra esposa o con nuestros hijos. Hoy, perder tiempo es irnos de vacaciones o simplemente no hacer nada por dos horas sobre nuestra butaca favorita. Perder tiempo es leer un libro. Pierdes el tiempo dando un paseo a pie por tu vecindario y definitvamente pierdes tiempo cuando meditas o te tomas una tacita de café. Casi casi hoy es un pecado decir a alguien por teléfono que estás descansando. Pues yo te confieso, que ¡me siento muy feliz cuando pierdo tiempo! 

Aunque no lo quieran reconocer en público, la mayoría de los que leerán este artículo pensarán que acabo de poner en palabras lo que ellos sienten. Claro eso no es lo que se les ha enseñado y menos lo que muchas corporaciones han promovido en el pasado. A mi en realidad me tiene sin cuidado la opinión “intelectual” o de “economía y producción” sobre este tema. Recalco que perder tiempo es uno de los placeres que me llevan a apreciar más y mejor la vida. Perder tiempo me ayuda a meditar, a asimilar mi presente y a prepararme para mi futuro. Sin pausas no puede haber conciencia de lo que hacemos y del por qué lo hacemos. Pienso que hay que inclulcarle a nuestros hijos el valor de perder tiempo, según las normas populares sobre el uso del tiempo.

INCULCA A TU FAMILIA LA IMPORTANCIA DE PERDER TIEMPO

El descanso no es un pecado. Al contrario, es una forma de recuperar energía y enfoque.

En casa, por ejemplo, antes de ir al trabajo, mi esposa y yo nos tomamos juntos un café bien fuerte y seleccionamos un pensamiento que proviene de la Palabra de Dios. Lo discutimos juntos y entonces nos incorporamos al trabajo. Luego, en el curso de la semana hacemos lo mismo en varias oportunidades, leyendo un artículo de algún tema edificante y motivador que vamos discutiendo y vamos comentándolo sin prisa. El televisor no nos motiva tanto como compartir tiempo sin estar mirando el reloj. Eso hemos hecho por cuarenta y ocho años de matrimonio y aunque para muchos pudiera ser una pérdida de tiempo, a nosotros nos ha beneficiado muchísimo. Conozco decenas de familias en nuestra comunidad que hacen lo mismo, incluso acompañados de sus hijos. ¿Una pérdida de tiempo? Pudiera ser considerado así por los que piensan que el tiempo es dinero, pero, para muchos de nosotros el tiempo debe ser salud emocional, de familia, e incluso, salud espiritual. ¿No son precisamente estos valores los que luego pueden ayudarnos a ser más productivos en nuestras empresas?

EL CONCEPTO DE LA EMPRESA FLEXIBLE

Si lo anterior le parece descabellado, le introduzco lo que se conoce como la “empresa flexible” que viene a armonizar un poco lo que decimos arriba al estilo de Google, FaceBook y otras compañias de puntera. Pero, ¿en qué consiste exactamente una empresa flexible? Se podría decir que es lo contrario a la empresa tradicional en la que los empleados tienen horarios fijos y tareas que hacer. El modelo de empresa flexible apuesta por dar libertad a los trabajadores y potenciar sus capacidades creativas y su productividad a través del uso del tiempo libre y de actividades de ocio. Todo ello, en el lugar de trabajo. Tal vez el día en que se popularice la empresa flexible también cambie el modo de pensar sobre el trabajo que tenemos hoy.

Amigo mío, trabajar nos honra. Trabajar es un regalo que debemos aprovechar mientras podamos. Trabajar es una obligación moral que le debemos a nuestra familia y que nos debemos a nosotros mismos. Trabaja duro pero, no olvides, de vez en cuando, el tremendo valor de simple y llanamente: ¡perder tiempo!

 

 

 

 

Un salón de gimnasia ¡la lectura!

Tal y como el ejercicio ofrece al cuerpo agilidad y mayor energía, de igual forma la lectura agiliza y fortalece nuestro cerebro. No hay atajos, la lectura es la puerta del ejercicio intelectual y por ende del conocimiento. Es cierto que no es la única fuente de aprendizaje pero es una de las más poderosas por las razones que explicamos más adelante. Los ejecutivos de éxito no evitan la lectura sino todo lo contrario, buscan aumentar sus conocimientos y mantenerse al paso de los tiempos gracias a la lectura. zz

Niños que leen juntos en el parque.

Es probable que el lector haya escuchado, especialmente en los últimos años, el valor de las películas cortas o vídeos como métodos preferidos para la enseñanza y la publicidad. Y es cierto que los videos cortos tienen su lugar y su valor, sin embargo, nada puede sustituír el aprendizaje serio y profundo que ofrece la lectura, nada. Hay razones bien arraigadas para llegar a esa conclusión.

EL VALOR SOBRESALIENTE DE LA LECTURA

La lectura permite que la persona utilice de forma más eficiente su imaginación. Eso quiere decir que cada uno fabrica su propia película en su mente. Este ejercicio permite al lector vivir la escena, imaginar el cuadro, ejercicio que no se hace cuando se te presenta un video en el que todo ya está allí incorporado. La lectura por el contrario te permite un mundo ilimitado de imágenes que crea el lector. De esta forma utiliza mucho mejor las zonas del cerebro que le permitirán retener la información que estudia. De hecho, un estudio sugiere que las personas que más leen incrementan su densidad neuronal; la lectura también hace que la mente trabaje más rápido. No fue en balde que Albert Einsten declaró: “La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su estado original.” La lectura hace exactamente eso por nosotros, nos ofrece nuevas ideas que al procesarlas en nuestro cerebro crea no solo fórmulas y formatos sino también es capaz de generar sensaciones y emociones. De modo que agiliza tu mente por medio de la lectura.

LA LECTURA FAVORECE LA CONCENTRACIÓN E INCLUSO MODIFICA TU CEREBRO

En este mismo momento, mientras nuestros ojos recorren este texto, el hemisferio izquierdo del cerebro está trabajando a altas velocidades para activar diferentes áreas de nuestra masa gris. Tus ojos buscan reconocer la forma que tiene cada letra, mientras que la corteza inferotemporal -región del cerebro esencial en el procesamiento de la información visual y decisiva para la formación de la memoria visual- identifica y clasifica los objetos en categorías. Entonces, envía esos datos a otras regiones del cerebro. Eso no es todo, la capacidad de la lectura modifica el cerebro según afirma el destacado neurocientífico francés Stanislas Dehaene citado por la estación LT10 de Argentina. La mente es capaz de recrear lo que nos imaginamos, activando las mismas áreas cerebrales que se accionarían si ejecutaramos la acción en la realidad. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Washington a cargo de la psicóloga Nicole Speer. La especialista afirma que “los lectores simulan mentalmente cada nueva situación que encuentran en una narración. Los detalles de las acciones registrados en el texto se integran en el conocimiento personal de las experiencias pasadas”.  Y todos estos procesos ocurren de forma automática y natural cuando ejercermos la aparentemente sencilla actividad de la lectura.

LA LECTURA ES EL SALON DE GIMNASIA PARA PREVENIR LA ENFERMEDAD DE ALZHÉIMER

Leer abre un mundo nuevo de emociones y sensaciones.

Consultando con el instituto de neurociencia de Guayaquil, encontramos las siguientes declaraciones: “Las personas que mantienen el cerebro activo durante toda la vida con actividades cognitivamente estimulantes, como la lectura, la escritura y juegos, tienen menos niveles de una proteína vinculada con el mal de Alzhéimer. En conclusión, al conocer el mal de Alzheimer, diremos que la lectura es el salón de gimnasia para prevenir esta enfermedad, es un hábito que debemos desarrollar desde la niñez, para que nuestro cerebro desarrolle todas sus funciones cognitivas. Debemos proporcionarles, tanto a los niños como a los adultos, material de lectura que lo lleve a razonar, pensar y deducir, los invito a desconectar toda la tecnología, y aprender a disfrutar la maravillosa aventura de leer.”

Es una verdadera tragedia que el hábito de la lectura se esté perdiendo en las generaciones jóvenes. Luego que la buena costumbre de leer se pierde, junto con ella se pierden habilidades importantes en el desarrollo. Esta es otra razón por la que la tecnología debe evitarse en las edades tempranas del desarrollo infantil como están comentando ahora los que estudian el efecto de la tecnología en los niños pequeños.

Para concluír te ofrezco tres sugerencias para reincorporar el hábito de la lectura:

  1. Busca un libro (puede ser electrónico) que contenga un tema que te guste mucho.
  2. Elige un momento en el día para leerlo. Diez minutos pueden ser suficientes.
  3. Comparte con otros de lo que has leído. Hacerlo te motivará a continuar la lectura.

El ejercicio supracitado valdrá la pena si acaso has abandonado el hábito de leer y, no solo te beneficiarás tu mismo sino que puede ser que también inculques en otro el amor por la lectura. Particularmente cuando les hablas sobre lo interesante de lo que lees. Un mejor ejercicio que la lectura para nuestro aprendizaje, para nuestro cerebro y para nuestra salud será difícil de hallar.

 

 

 

 

 

El dolor: -¿se repite; se mide; se olvida?

Hay muchas maneras de ver el dolor y ninguna agradable para quien lo padece. Por su parte la ciencia ha estudiado y clasificado el dolor, etiquetándolo de variadas formas. Dolor físico crónico, emocional, dolor espiritual, post traumático y la lista no se acaba. De todos modos, sin importar cómo quieran llamarlo o clasificarlo, los seres humanos seguimos sintiendo y sufriendo dolor.

Hasta el presente, nadie ha podido cuantificar o medir el dolor de forma científica, tal y como puede cuantificarse en grados el frío o el calor. En realidad, parece que, a pesar de lo mucho que por siglos los seres humanos hemos experimentado esta desagradable sensación, todavía hay mucho que aprender sobre el dolor.

Para aumentar la complejidad del tema, hace algunos años, el neurocientífico Bob Coghill y sus colegas de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte (EE UU) analizaron el cerebro de varios sujetos con ayuda de imágenes obtenidas mediante resonancia magnética nuclear mientras les sometían a un mismo estímulo doloroso. ¿Los resultados? Estos fueron inesperados y confusos a la vez. Comprobaron que cada persona tiene una sensibilidad diferente al dolor, y que no siempre está directamente relacionada con el daño recibido. Se sabe que aunque el tálamo, concretamente la región que recibe el mensaje doloroso de los nervios, se activa en todos nosotros de manera similar. No obstante, una vez que la señal alcanza el cerebro (y aquí está lo interesante) “cada persona valora la información basándose en su experiencia previa, sus emociones y sus expectativas,” explica el neuro científico.

Según lo anterior, una persona puede perder una mascota y otra puede perder un familiar, y sin embargo, sería inapropiado decir que quien perdió la mascota sufrirá menos que aquel que perdió un familiar. Aunque de repente no nos parezca lógico, según el estudio anterior, el ser humano maneja del dolor de formas totalmente diferentes y nuestro cerebro no siempre relaciona la pérdida con el daño recibido.

Recientemente leemos y escuchamos sobre un tópico relacionado que nos deja perplejos: la memoria del dolor. Y no cabe duda de que es uno de los males de estos tiempos llenos de estrés y presiones que parecen no tener fin.

Tradicionalmente se consideraba el dolor algo que podía olvidarse con el paso del tiempo. Se entendía que, dependiendo de la profundidad del trauma, el dolor causado podría tomar más o menos tiempo hasta que finalmente hubiese pasado por completo. Una mujer podría sufrir muchísimo dolor en un parto, pero con el paso del tiempo volvía a quedar embarazada y el dolor de aquella experiencia no le impedía volver a ser madre. Tal vez volvió a ser madre muchas, muchas veces más. Siempre hubo dolor y cada dolor fue distinto pero cada vez el dolor se olvidaba lo suficiente como para volver a desear embarazarse.

Otro, tal vez un joven, sufrió dolor al caerse de su patineta, tal vez sufrió un golpe fuerte, sin embargo, tan pronto se mejoró, volvió a su patineta y mejoró su desempeño en la misma. Nuevamente, el dolor experimentado en la práctica del deporte no le hizo abandonarlo. Aquel dolor se fue de su memoria y continuó adelante sin mayores dificultades. Esto es lo “normal” y lo que nos sucede a la mayoría de nosotros con dolores de rutina -si es que podemos llamarlos de esta forma. Simplemente, se nos olvida el dolor.

Pero ¿que hay de dolores que resultan traumáticos y profundos? Para olvidar estos se requerirán otros recursos y otras ayudas. Entre estas ayudas están las emocionales y médicas que por supuesto pueden incluír las siquiátricas.

Aunque las ayudas emocionales de apoyo, comprensión y cariño pueden ser suficientes para superar un buen número de traumas, puede que en algunos casos, esto no sea suficiente. En tales casos, el paciente tendrá que decidir si se requiere un acercamiento más profundo y profesional y hasta qué punto. Cada persona debe decidir esto pero hacerlo puede ser un paso sabio que le alivie permanentemente de la memoria del dolor.

Al fin y al cabo, aunque a veces nos provoque un dolor de cabeza olvidar dónde hemos puesto las llaves del auto o si pagamos o no la factura de la luz, al final, olvidar puede llegar a ser una de las bendiciones más grandes que los seres humanos poseemos. Olvidar el dolor, por ejemplo, nos renueva, nos refresca y nos ofrece la visión de un nuevo horizonte con nuevas esperanzas.

 

 

 

 

 

El sentimiento de culpa puede ayudarnos -¿Cuándo?

En mi barrio solían decir que la culpa nunca cae al suelo… ¡porque siempre hay alguien que carga con ella! Y aunque es un dicho simpático que ilustra la jovialidad de un pueblo, no deja de ser un dicho basado en la realidad. Gracias a la culpa podemos enviar a miles a las cárceles, incluso al patíbulo. Gracias a este sentimiento las iglesias logran controlar y manipular la mala inclinación con la que los seres humanos nacemos con filosofías como la del castigo eterno. Echando la culpa a otros los líderes políticos de un lado, envían a millones de jóvenes a la guerra.  En fin, es muy cierto que la culpa no cae al suelo sin que alguien cargue con ella.

No es desconocido que la culpa tiene otras fases tristes, por ejemplo, posee la facultad de poder paralizarnos y hasta de controlarnos. Cuando hace esto nos convertimos en lisiados emocionales incapaces de resolver nuestros problemas y de estar en paz con nosotros mismos. Hombres y mujeres casados utilizan este sentimiento para hacer maniobras con las que responsabilizan a sus cónyuges. El sentimiento de culpa puede hacernos sentir desgraciados aún cuando no tuvimos ninguna responsabilidad de lo sucedido. Es un juez mental invisible que nos sentencia vez tras vez y del que parece que no podemos escapar.

¿Puede este sentimiento tener algún aspecto positivo? Sí. Un apropiado y sano sentimiento de culpa pudiera animarnos a resolver un asunto que ha quedado pendiente de solución. Pudiera resultar en que resolvamos problemas viejos y dolorosos. Puede que gracias a un sentimiento de culpa podamos restablecer la paz con nuestros amigos o familiares. Sin ese sentimiento presente en nuestra conciencia, difícilmente tendríamos las fuerzas para reparar heridas. Como vemos, la culpa no es tan negativa como pudiera parecer. Ahora, repasemos dos asuntos importantes:

PRIMERO: ASEGÚRATE DE QUE HAY UN GRADO DE CULPA REAL EN LA SITUACIÓN

En ocasiones sentimos la alarma en nuestra mente pero cuando reexaminamos la situación de forma objetiva podemos tratar de asegurarnos de que haya una falta VERDADERA y real, no una falta supuesta ni imaginaria. ¿Cómo se hace este ejercicio? Una forma de lograrlo es por medio de invertir los papeles de los implicados en nuestra mente. Podemos revivir la escena pero ocupando el lugar de la otra persona. ¿Qué sentimos? ¿Nos damos cuenta de que el asunto no fue tan grave como supusimos? ¿Te hubieras sentido ofendido y enojado o por el contrario te das cuenta de que tu mente te está haciendo pasar un mal rato? Si no te hubieses sentido herido, es probable que no tengas razones para preocuparte o para sentirte culpable. La próxima vez que veas a esa persona acércate con una sonrisa y mira su reacción. Cómo reaccione te asegurará si debes pedir excusas o el sentimiento de culpa era imaginario.Se ha dicho que en ocasiones somos nuestro peor enemigo y es una gran verdad. Debemos tener cuidado y evitar el sabotaje que podemos hacernos a nosotros mismos suponiendo en otras personas sentimientos que tal vez ni pasaron por sus mentes. 

SEGUNDO: PIDE EXCUSAS SINCERAS POR TU ERROR

Si nos equivocamos, nos equivocamos. Cuando “metía la pata” un amigo de muchos años se decía: Pues “soy hijo de Adán” y trataba de arreglar el problema. En realidad resolvía dos problemas. El primero era su propio sentimiento de culpabilidad y el segundo era su relación con la otra persona. No hay nada más reconfortante que escuchar a alguien reconocer un error. Hacerlo es curativo, nos alivia y nos permite seguir adelante. Tomar la posición de “yo no me equivoco” es poco práctica y aleja a la gente de nuestra persona. Pero hay algo más. Hay que recordar que si no arreglamos el asunto es muy probable que sigamos dedicando tiempo, pensamiento y energías a la culpa que genera nuestra mala conducta o nuestro mal juicio de una situación. La culpa no duerme, nos acompaña a todos lados, no descansa y tiene una memoria poderosa. No la alimentemos por causa del orgullo.

Por otra parte, hay que saber determinar la diferencia entre la culpa y la verguenza. Ambos sentimientos pueden ser muy parecidos y hasta provocar reacciones similares, no obstante, representan motivaciones que no son afines. Un individuo puede sentir culpa por una mala acción mientras que otro puede sentir verguenza al ser sorprendido en esa misma mala acción. Aunque los sentimientos son parecidos ¿te das cuenta de que no son iguales? Demos un ejemplo: Cierto esposo tiene una aventura con una mujer en el trabajo rompiendo su voto de fidelidad. Al darse cuenta de que ha hecho algo muy malo se produce el sentimiento de culpa. A la vez se siente despreciable y sucio, lo que demuestra verguenza. En resumen la verguenza es el fracaso de no poder ser lo que se desea ser, mientras que la culpa apunta a una falla o deficiencia en lograr hacer algo

Al examinarnos con una inteligencia emocional básica, nos damos cuenta de que la culpa puede obrar para nuestro bien siempre y cuando no permitamos que nos lleve a los extremos. Aunque no caiga al piso y tengamos que cargarla nosotros, ni es el fin ni quedamos marcados sin remedio. De hecho, hasta puede ser una catapulta que nos impulse a resolver asuntos que han quedado sin solución.

 

Eso que llaman “depresión.”

Estás en un cuarto totalmente oscuro. Buscas una salida pero no la encuentras. No sabes ni la hora ni el día que es. Finalmente encuentras la puerta y desesperadamente la abres, solo para hallar otra habitación totalmente oscura. Ese ciclo se repite vez tras vez, al punto en que ya no te interesa ni te importa abrir otra puerta porque sabes perfectamente lo que te espera. A eso le llaman depresión.

Para algunos, la depresión es la enfermedad del siglo XXI, para otros es el negocio del siglo. Dos visiones opuestas, pero tristes, de la realidad que viven afectadas millones de personas, 350 millones, que en demasiadas ocasiones son incomprendidas, que cargan un madero de tormento invisible pero muy real y presente para ellos. Tome nota de lo que señala “La Nación” de Costa Rica, en su editorial del 2 de septiembre de 2014: La depresión no es una enfermedad silenciosa, pero permanece en el silencio. Quien la padece sufre dos veces: por la dolencia en sí misma y por la incomprensión de la sociedad, incluso de su entorno inmediato. El suicidio del actor Robin Williams, que alcanzó resonancia internacional, así como recientes casos en Costa Rica, que no por tratarse de seres comunes y corrientes son muertes menos dramáticas, muestran la extensión y gravedad del problema. La frase “La depresión está de moda” se lee a menudo en redes sociales, escrita con ligereza, y refiriéndose a un mal que padecen más de 350 millones de personas en el mundo. Aunque superficialmente se confunde con la tristeza ocasional, los estados de ánimo y los efectos del estrés, se trata de la principal causa de incapacidad en el siglo XXI y la primera enfermedad entre adolescente.”

La revista virtual “Fundación Melior” dice: “En la sociedad actual, la gente tiene muchos motivos para deprimirse —una pérdida, como la muerte de un familiar, el desempleo, la precariedad o la soledad—. El problema es que estas situaciones emocionales, que hasta no hace mucho se catalogaban como simples estados pasajeros de ánimo, hoy se consideran enfermedades medicables, de ahí que las estadísticas reflejan un considerable aumento del porcentaje de personas que son calificadas de depresivas.”

Lo que sucede hoy es que esta enfermedad ha adquirido fuerza y gravedad desconocidas para otras generaciones. En vez de usar té de tilo, de camomila o quedarnos en casa durmiendo, para calmar la ansiedad que producen los problemas de la vida, en nuestra generación la enfermedad de la depresión se medica y agrava día por día.  Aunque sean pertinentes y necesarios, a menudo los medicamentos pueden agravar a algunos pacientes y hasta ser el gatillo que dispara otros males.

No podemos decir a un diabético que elimine la insulina ni podemos decir a un enfermo de corazón que deje de tomar Krestor. Estos medicamentos, aunque tengan contraindicaciones son una forma de combatir o nivelar una condición. De modo que no podemos ser simplistas y decir que el enfermo de depresión debe dejar los medicamentos. El hecho de que se haya convertido en un negocio mundial no elimina la necesidad de algún control médico que pueda ayudar al paciente a funcionar lo mejor posible dentro de su condición.

La revista “Diario Femenino” dice: “Lógicamente los síntomas de la depresión necesitan un tiempo para desarrollarse. Un tiempo durante el cual, la persona que lo sufre empieza a experimentar cambios progresivos en su comportamiento, cada vez con menos ganas, cada vez con menos ilusión y cada vez con menos fuerza. Unos cambios que tampoco pasan desapercibidos a quienes les rodean. Sin embargo, la idea general es que esa persona se está “dejando”, que no pone voluntad, que es débil, que no es capaz y hasta que es una vaga. Y es que ese estado de apatía producto de la depresión genera mucha incomprensión. No se comprende cómo una persona activa, con todo a su favor para ser feliz se ha dejado hasta tal punto que ha perdido las ganas de vivir.”

De modo que para colmo de males, la persona con depresión es capaz de percibir que la gente no cree que están enfermos sino que padecen de una enfermedad voluntaria y caprichosa. Yo mismo he escuchado comentarios como los siguientes: “no quiere curarse”; “solo busca atención”; “lo que sucede es que no quiere trabajar.”

Poco a poco, el enfermo va concluyendo que no vale nada y que, por lo tanto, la vida no vale la pena vivirse. El deprimido, lucha, TODOS LOS DÍAS, no con la idea de si vale la pena vivir, sino que, se convence de que NO DEBE ESTAR VIVO.

Usted y yo podemos determinar, en muchas ocasiones, por qué tenemos una mala digestión o por qué nos duele un brazo. Tal vez comimos fuera de hora o tomamos alimentos muy pesados. Puede ser que pulimos el auto y ahora sentimos el brazo resentido. Sin embargo, el enfermo de depresión, en muchas ocasiones, no sabe por qué está deprimido. Otras personas pueden verle como un mal agradecido y el mismo deprimido se siente ser un mal agradecido porque tampoco comprende la causa de su enfermedad. Esto crea un peso enorme sobre sí mismo que le tortura día a día.

Una chica que padece de esta enfermedad dejó su médico porque, en cada visita, éste le decía “¡que bien te ves!.”  Aunque no era la intensión del terapeuta hacerle daño, ella lo veía como un comentario de “no te creo para nada que estás enferma.” Llegó al punto de explotar y abandonar el tratamiento. Esta experiencia de la vida real ilustra que el deprimido experimenta una situación compleja y profunda que no puede aliviarse con un comentario superficial que pretenda animarle.

¿CÓMO AYUDAR A UN FAMILIAR DEPRIMIDO?

Tómalo como una enfermedad real, seria. Recuerda que lucha por su vida, cada día. No ofrezcas comentarios huecos sin sentido y no le envíes mensajes que pudiera interpretar como flechas encendidas. A continuación te ofrezco algunos puntos en los que puedes pensar si tienes un familiar con depresión severa.

  1. Asegúrate de llegar donde un profesional de la salud que no sea un comerciante interesado solo en dar medicamentos al enfermo. El enfermo necesita galenos que de verdad se interesen en su salud y que puedan entender su condición.
  2. Supervisa los medicamentos que tome el enfermo. No solo sus horarios y dosis sino también cuidarse de no dejar que el deprimido sea el que controle los medicamentos. Si permites eso, puede ser que un día decida tomarlos todos de una vez.
  3. Trata de detectar a UN MIEMBRO de la familia que tenga la paciencia de darle apoyo emocional al enfermo. Sin embargo no debe ser uno al que fácilmente le pueda decir “no” sino uno con el que se sienta comprometido. Uno que esté dispuesto a escucharle y que sea fuerte en sentido emocional para que le ofrezca dirección AMOROSA pero FIRME al enfermo.

¿QUÉ PUEDE AYUDAR A UN ENFERMO DE DEPRESIÓN A MEJORAR?

  1. Aprende a vivir un día a la vez. Cada día tiene sus propios afanes y retos. No te preocupes por mañana. Atiende los asuntos del día. Aunque esto no es fácil, es una medicina que ayuda al paciente de depresión.
  2. Haz todo lo que puedas por los que amas. Dárte en mente y corazón a favor de los que amas, te darán HOY las fuerzas para vivir. Pensar que tu esposo, tus hijos o tus padres te necesitan te motivará.
  3. Tu no escogiste tu enfermedad. No eres culpable de nada. Tu debes enfrentar tu porción sin tratar de buscar explicaciones o culpables.
  4. Acéptate. Tienes una enfermedad real pero no estás solo en tu lucha. Toma tus medicamentos. Descansa, acepta las distintas etapas de la enfermedad.
  5. Envuélvete en alguna atctividad que te apasione. Para algunos pudiera ser nadar, jugar pelota, montar bici, leer, lo que sea que te provea un escape y una actividad positiva que te provea un poco de energía emocional.
  6. Si te gustan las mascotas, he visto que a un buen número de amigos con depresión, sus mascotas han secado sus lágrimas. Considéralo como una opción.

La depresión es capaz de convertir a un ser humano en un zombi sin dirección que vaga de un lugar a otro sin importarle si vive o muere. Es indiferente a lo que a otra persona le pudiera provocar ilusión. Puede reír ahora y llorar amargamente diez minutos más tarde sin saber qué ha sucedido. Vive una montaña rusa de emociones POR DENTRO, en su mente, que ninguna otra persona pueda siquiera imaginar.

Es menester ser paciente, muy paciente con una persona enferma de depresión y, a la vez, es importantísimo ser amoroso. Permítale hacerse útil, cuando pueda ser útil, sin esperar que lleve un horario regular y permanente porque simplemente no podrá alcanzarlo. Jamás le incrimine haciéndole pensar que es su culpa. Tenga cuidado de no discriminar ni minimizar su desempeño ni tampoco comparalo. En multitud de ocasiones se puede ver una línea hereditaria de modo que no hay por qué buscar culpables.

Los problemas y desordenes mentales no solo son difíciles de tratar y comprender por los laicos en el tema sino que lo son también para los que estudian el cerebro humano. La ciencia reconoce que sabe muy poco del cerebro y lo que se sabe no es suficiente para crear un protocolo de tratamiento efectivo en pacientes de depresión crónica.

La depresión puede ser pasajera o podría durar mucho tiempo, meses o años.  El enfermo tiene que aprender a vivir con ella. La familia también tiene que aprender a vivir con un miembro amado que vive con una condición incomprensible. Ese aprendizaje les será, a todos los implicados, muy valioso en ganar, poco a poco, la mejoría deseada.

Nos queda, por ahora, ser comprensivos, pacientes y amorosos con los que sepamos que padecen de esta terrible enfermedad. Seamos compasivos, no prejuzguemos, y a la vez seamos activos en ayudar a los deprimidos, especialmente a los que tengamos cerca. Aprendamos a darles el espacio y a la vez la atención que necesitan para trabajar día a día con eso que conocemos como la depresión crónica.

Amo a los animales… pero…

¡Por supuesto! Todos debemos amar a los animales. No concibo que alguien maltrate a un animalito que, al final, es un ser vivo y parte de las cosas que Dios ha creado para nuestro deleite y alegría. Definitivamente algo pasa en la mente y en el corazón de los que maltratan a su mascota o al animalito sin dueño que va realengo procurando un bocado de alimento.

Pero, por lo que puedo observar, el aprecio que les debemos a los animales va saliéndose de su cauce, como casi todo lo que sucede en estos tiempos en los que parece que lo malo es bueno y lo bueno se convierte en algo malo. Simplemente, me parece que nos vamos polarizando y llegando a los extremos. Los extremos no son buenos. Por ejemplo, tome en cuenta este anuncio que aparece en la página virtual de Delta Air Lines: “Ofrecemos varias opciones para llevar su mascota a su destino y tratamos a nuestros amigos de cuatro patas con la misma atención y cortesía que esperan recibir nuestros pasajeros humanos.”

Creo que hay algo raro aquí. ¿Qué piensas tu? Está fuera de lugar maltratar a los animales pero… ¿tratarlos como seres humanos? ¿con la misma atención y cortesía? No sé, me parece que nos estamos moviendo a los extremos en este mundo complicado. Aunque todo ser humano es digno de respeto y dignidad, hay que recordar que los animales no son de agrado a todo el mundo, por distintas razones, que no tienen absolutamente nada que ver con el maltrato.

Por otra parte conozco a muchas personas a quienes les encantan sus mascotas y las cuidan con esmero, no obstante, a ellas mismas, ni se les ocurriría que vivieran con ellos dentro de su hogar. Sin embargo, a otros, no se les ocurriría que su mascota durmiera fuera del hogar. Algunos amigos míos duermen con sus perros, gatos y serpientes. De modo que veo una gran variedad de “amores” en lo relacionado a las mascotas. Es interesante que no existe un código para los animales de compañia y mascotas, excepto, el código casero que cada cual imponga en su hogar.

Es verdad que existen caseros que no permiten animales, también hay instituciones que tampoco los permiten, pero no siempre por las mismas razones.

Por otra parte he visto a un número de amigos y conocidos que han adquirido enfermedades, que nunca quieren asociar con sus animales, a pesar de que a los ojos de todo el mundo son precisamente sus animales los que los han enfermado. No cabe duda de que estos verdaderamente aman a sus mascotas. Conozco muchos galenos de distintas especialidades a quienes he preguntado sobre las consecuencias de convivir con animales y siempre les escucho dar advertencias sobre las consecuencias negativas de convivir con mascotas, a corto o a largo plazo. Y no hablan de alergias nada más, hablan de enfermedades serias que los animalitos pueden provocar a sus dueños.

Quien ame los gatos, perros y pájaros, al punto de convivir con ellos, serán más propensos a desarrollar problemas pulmonares y otros problemas de salud. Pueden tener mayores problemas de higiene y aunque ellos mismos no se den cuenta, es muy probable que su hogar olerá al animalito que anda a sus anchas por toda la casa. Como ya ellos no lo huelen, y nosotros no vamos a decírselo, soportamos la situación con un poco de compasión por el dueño de la mascota, porque sabemos cuánto quiere a su animalito.

Cualquiera que haya tenido una mascota sabe que no exagero. Mi esposa tuvo varias mascotas. La primera, un caballo de nombre Caramelo y varios perritos. El último, se llamaba Jocky, un poodle negro azabache que nos hacía reír de lo lindo.  Cuando los queremos mucho, somos capaces de gastar considerables sumas de dinero para curarlos y mantenerlos sanos.

En el 2016 los dueños de mascotas gastaron 62.5 mil millones de dólares en curar lesiones y enfermedades en sus mascotas. Sin embargo, estas mismas cifras pueden darnos una advertencia: los animalitos se enferman y al enfermarse son capaces de enfermarnos a nosotros también. La página virtual de KidsHealth dice en parte: ...todos los animales son portadores de gérmenes… las mascotas también son portadoras de algunas bacterias, virus, parásitos y hongos que pueden provocar enfermedades en los seres humanos a quienes infectan. Los humanos desarrollan estas enfermedades trasmitidas por otros animales cuando reciben una mordedura o arañazo o cuando entran en contacto con excrementos, saliva o caspa animal. “

La reconocida revista KidsHealth continúa diciendo: Estas enfermedades pueden afectar a los seres humanos de muchas formas diferentes. Resultan más preocupantes cuando afectan a niños pequeños, lactantes, mujeres embarazadas y personas cuyo sistema inmunitario está debilitado debido a una enfermedad o a otra afección. Los niños que todavía no han cumplido 5 años son los que están más expuestos debido a que su sistema inmunitario todavía se encuentra en proceso de desarrollo. Además, algunas infecciones que solo enferman levemente a un adulto pueden resultar mucho más graves en este grupo de población.

Sin embargo, como amamos a los animales, parece que estamos dispuestos al riesgo, antes de tomar las medidas apropiadas que corresponden.

Recordemos que los animales viven ahora en un medio ambiente muy distinto al que vivíamos hace cien años. En aquellos tiempos, el hombre no vivía en las selvas de cemento que vive hoy. Nosotros mismos hemos enfermado a los animales producto de nuestro propio descuido. Hemos contaminado los alimentos y el agua y hemos obligado a los animales a vivir en lugares plagados de cloro, desinfectantes, estrés y contaminación que enferman a nuestras mascotas. Definitivamente nuestro ambiente no es el más saludable, ni para nosotros, ni para nuestros animalitos.

Si a pesar de todos los argumentos de salud e higiene que puedan presentarse, decides convivir con un animalito, por favor, observa las reglas básicas que pueden ayudarte a evitar enfermedades y a disfrutar de mejor salud. A continuación las reglas que sugiere la revista virtual BuenaSalud:

  1. Limpie bien su casa y manténgala ventilada. Una buena ventilación permite la renovación del aire y reduce su exposición a los alérgenos de las mascotas. Para ello abra simultáneamente dos ventanas.
  2. Intensifique la limpieza con la aspiradora.
  3. Use el aire acondicionado. El empleo de aire acondicionado reduce notablemente la presencia de las toxinas bacterianas asociadas a la compañía de mascotas.
  4. Tenga un espatifilio. El espatifilium, planta de hojas verdes y largas, cuya flor es similar a una cala, resulta una excelente depuradora natural de los ambientes interiores.
  5. Lávese las manos antes de cocinar. Las mascotas albergan microorganismos patógenos que pueden pasar de sus manos a la comida. También insístale a sus hijos que se laven las manos antes de comer.
  6. . Además de la limpieza, utilice desinfectante de ambientes en aerosol. Este actúa como un potente germicida de amplio espectro que ayuda a combatir la propagación de microorganismos.  Elimina por contacto los olores desagradables, favoreciendo notablemente la limíeza del hogar. Con sólo rociar el ambiente/superficie se obtienen las condiciones de higiene óptimas.

Finalmente el artículo “Cómo tener un hogar limpio y sano (aunque viva con mascotas) de la misma revista BuenaSalud nos ofrece sugerencias sabias bosquejadas en los siguientes puntos:

Los animales deben estar fuera de la casa. Es esencial para evitar problemas de salud, sobre todo alergias. Mantenga al perro, el gato o la mascota elegida en el jardín o patio.

–          En los casos que esto no fuera posible el consejo es desprenderse del animal porque resulta poco sano para la familia que el animal esté encerrado en un departamento o casa sin espacio externo para ubicarlo. Si un miembro de la familia es alérgico esta recomendación es casi un imperativo.

–          Una alternativa válida para niños con problemas respiratorios es elegir una tortuga como mascota ya que produce muchas menos reacciones alérgicas.

–          Pudiendo tener la mascota en un lugar exterior, un hábito que no debe dejar de lado es la limpieza del animal. Debería incluir en la lista de quehaceres domésticos lavar a su perro o gato (aunque los felinos suelen hacerlo ellos mismos), como mínimo, una vez por semana, que es la frecuencia con que se descaman.

–          Finalmente, si tiene un animal la limpieza profunda del hogar debe efectuarse con mayor regularidad. Es importante tener en cuenta que los detritos y pelos (frecuentemente contaminados con orina y saliva) persisten durante varios meses, es decir que aún ya habiéndose desprendido de la mascota también tiene que aspirar y ventilar su casa para evitar los problemas de salud que estos resabios pudieran originar.

Amar los animales es una cosa, convivir con ellos es otra. Seamos perspicaces y observemos las buenas sugerencias de los expertos para vivir una vida más saludable mientras disfrutamos de la alegría de poseer una mascota.

Una sonrisa sincera te abre puertas.

Puede que en algunas ciudades grandes la sonrisa haya pasado de moda así como muchas otras cosas. No obstante, todavía en ciudades más pequeñas pueden verse dibujadas con mayor frecuencia, sonrisas agradables y atrayentes… ¡sonrisas que abren puertas!

Es cierto que las condiciones de vida de muchos no son las mejores pues enfrentan enfermedades, escaseces, desempleo y otras situaciones que no provocan de primera intención una sonrisa amplia y agradable. Con todo, debe saber, amigo mío, que compartir una sonrisa franca resulta en que se mitigue la ansiedad como una válvula de escape a una olla de presión. Sí, es precisamente cuando nos sentimos tensos que debemos recordar el valor de una sonrisa que nos ayude a superar los momentos duros de la vida. Hacerlo así provocará que otras personas nos devuelvan el gesto con la misma intensidad que lo transmitimos y nos ayudará a generar un mejor carácter.

Estudios recientes indican que en los períodos prolongados de tensión, las emociones negativas y sentimientos semejantes debilitan el sistema inmunológico; mientras que la risa lo fortalece, y proporciona bienestar al que la transmite. Efectivamente, usted y yo podemos expresar sentimientos de afecto y amistad sin necesidad de expresar siquiera una palabra por medio de una amplia sonrisa.

Los maestros, los vendedores y todos los que tenemos, de una u otra forma contacto con otras personas debemos recordar la importancia de reflejar en nuestro rostro una sonrisa sincera. Hacerlo nos acercará más a las personas que deseamos ayudar con el producto que deseamos venderle o con el consejo que queremos darle.

Sonreír como otras formas de comunicación no son característica de todas las personas. A veces la crianza o la costumbre puede ejercer una influencia poderosa en nuestra forma de ser. Aunque podamos reconocer que sonreír puede tener sus ventajas, tal vez la forma de crianza no nos permite expresarnos tan libremente. En algunas culturas, como la japonesa, se espera que el varón esté en control en todo momento y que se conduzca de tal forma que le resulte inapropiado regalar una sonrisa a desconocidos. Tal vez otras culturas tengan pautas semejantes. Por lo tanto, no debemos llegar a conclusiones muy rápidas y comprender que tal vez los que no parezcan de repente ser tan afables, puede que se deba a su cultura.

Sin embargo, aún con estos antecedentes, podemos hacer un esfuerzo y transmitir sentimientos por medio de una sonrisa, pues en occidente la cultura es distinta y nos ganará amigos y la confianza de otros, si reflejamos una sonrisa en los momentos apropiados. Claro, mientas más lo hagamos, más nos acostumbra-remos a hacerlo y llegará a ser algo frecuente en nuestra personalidad.

Tenemos 43 músculos faciales y cuando sonreímos utilizamos más de ellos, por lo que se dice que la sonrisa puede ayudar a mantenernos más jovenes. Sea así o no, lo cierto es que por lo menos el carácter se nos agriará menos y ya eso es una ventaja social importante. El movimiento de los músculos de la cara activa los neurotransmisores encargados de liberar endorfinas que nos harán sentir felices. Seguramente sabes que a medida que el nivel de endorfinas aumenta en nuestro volumen sanguíneo, la hormona del estrés, llamada cortisol, disminuye, provocando que nos sintamos mucho más relajados.

Se dice que los niños sonrien unas 400 veces al día mientras que los adultos mucho menos que eso, tal vez 20 veces al día… de modo que hasta puede ser sinónimo de juventud eso de estirar los labios para regalar una sonrisa.

Si los comentarios anteriores todavía no te convencen completamente de las ventajas que tiene sonreír, lo que sigue te dará otro argumento a considerar: Si sonríes ganarás más dinero. Se ha comprobado que los camareros o camareras que sonríen, ganan más y mejores propinas. Los vendedores que sonríen más, logran mejores resultados que los que no lo hacen. Sí, sonreír, si trabajas con público, puede conseguirte promociones y mejores resultados económicos. Claro, no olvidemos que la sonrisa no debe utilizarse exclusivamente para atender nuestros deseos egoístas sino que debe ser el resultado de un corazón cariñoso y agradecido.

Para que la receta de sonreír sea completamente beneficiosa, toma nota de que !20 segundos de risa equivalen a tres minutos de ejercicio! asi que, como si fueran pocos los beneficios,  la risa nos sirve también como un buen ejercicio diario.

Puede que el mundo esté complicado y las causas de alegría se hayan reducido, pero, a pesar de eso, regalar sonrisas no solo tendrán un beneficio personal importante, sino que contribuirá a que los demás también se sientan mejor… ¡y eso nos abrirá puertas!