Hikikomori

Los que se aíslan por voluntad propia.

Por naturaleza el ser humano es una criatura gregaria, eso significa que necesita de otras personas. No es un ente solitario y de hecho confinarlo al aislamiento es, incluso, una forma de tortura practicada todavía hoy en muchos centros de detención y cárceles.

Sin embargo, entre los cambios sociales que hemos visto en los últimos años hay una generación de jóvenes que se denominan “HIKIKOMORI” que escogen el aislamiento como forma de conducta. El término se origina de Japón pero no es el único lugar del mundo donde se ven este tipo de personas que se aíslan del mundo y se encierran en sí mismos.

Hikikomori -el que se confina al aislamiento extremo.

Según los estudios que se han hecho, en Japón, hay unos 700.000 HIKIKOMORI. Son jóvenes varones de entre 15 y 39 años de edad de clase media y media alta que se frustran al no poder alcanzar las expectativas que les ponen sus padres, ellos mismos, frustrados, deciden aislarse de la sociedad. El mayor grupo se encuentra en las edades de 16 y 25 años de edad. Para que un joven sea HIKIKOMORI tienen que ocurrir estas dos condiciones. Primero: que sus padres les mantengan y Segundo que su aislamiento sea de 6 meses o más.

Se han catalogado dos tipos de HIKIKOMORI. Los que permanecen encerrados en su habitación, y los que salen a hacer sus compras básicas de alimentos pero sin comunicarse con nadie. Se ha sabido de HIKIKOMORIS que han estado años en esta actitud de fobia social y aislamiento voluntario. No estudian y tampoco trabajan.

QUÉ LLEVA A UN JOVEN A SER UN HIKIKOMORI

El bulling, el no lograr adaptarse a las exigencias de la escuela, el tener que enfrentar un fracaso en el examen de entrada en la universidad, no conseguir el trabajo que esperaba o debido a las frustraciones que les provoca sus pocas habilidades sociales.

También les empuja a ser hikikomori cuando falta la buena comunicación con la familia, particularmente con los padres. A otros los lleva a ser un hikikomori el poco interés de los demás en sus logros y problemas. Algunos han dicho que se han convertido en hikikomoris porque han llegado a entender que no pueden confiar en nadie.

Todavía otros han expresado que el constante bombardeo de noticias negativas les ha llevado al aislamiento. La presión social y la falta de habilidad para manejar distintas situaciones puede llegar al punto en el que el joven no pueda más y decida confinarse a vivir en solitario.

Cómo se puede ayudar a un HIKIKOMORI

Algunos han sido ayudados por sus amigos. Puede ser una buena práctica llamarlos por teléfono. Aunque no contesten el teléfono, es apropiado llamarlos o enviarles mensajes de texto diciéndoles que se les extraña y aprecia. Es posible que, con el tiempo, acepten algunas visitas de amigos con los que puedan conversar.

Los padres deben comunicarse como les sea posible y mostrarles amor y mucha paciencia. La crítica, la violencia o el abuso no ayudan a un joven a salir de esta condición sino que al contrario, refuerzan su postura y se hunden más en ella.

Un HIKIKOMORI dice que lo que le sacó de su aislamiento fue que se cansó de esa rutina de extremo aislamiento y decidió hacer algo. Otro dice que desde que se levantaba y por todo el día lo que hacía era jugar juegos electrónicos y que no pensaba en más nada durante meses. Aunque sus amigos le llamaban no contestaba el teléfono hasta que con el tiempo comenzó poco a poco a salir del aislamiento que se había impuesto.

En Occidente, ya comenzamos a ver estas actitudes en algunos jóvenes. Es como si el efecto hikikomori se fuera extendiendo por el mundo. No son pocos los padres de adolescentes o adultos jóvenes que traen a nuestra atención las tendencias de aislamiento que observan en sus hijos. Esto debe tratarse con mucho tacto y no olvidar el efecto del amor, la paciencia y la comprensión que se requieren para ayudarlos. Si las circunstancias lo permiten, ayuda profesional pudiera ser lo indicado.

Presionar o criticar a un joven no lo va a sacar de su habitación ni de su confinamiento. Al contrario, va a empeorarlo. Tampoco darles “espacio” pensando que se les debe respetar en su aislamiento porque puede llegar el momento en que toda la familia toma esta conducta como normal cuando no es normal y saludable.

Tome en cuenta que una vez un joven a tomado el camino del aislamiento en firme, no puede rendirse. Debe continuar con paciencia y amor motivando a ese joven para que logre superarse. Puede ponerle de referencia algunos logros del pasado, por ejemplo, así como metas con las que soñaba y que todavía están a su alcance. Animarlo a pensar en el futuro y a esforzarse por alcanzarlo. En fin, ser positivos, constantes en ese camino y ejercer paciencia puede ayudar mucho a que logremos sacar a flote a un hijo que ha llegado a ser un confinado voluntario del aislamiento social. Un hikikomori.

Hipócrates y sus curiosas teorías.

Es probable que el lector haya escuchado, incluso leído sobre el llamado “padre de la medicina”, Hipócrates. Sin embargo, hay conceptos que Hipócrates estudió que no son tan conocidos y que resultan ser muy curiosos. Les propongo repasar uno de ellos, sus estudios sobre el temperamento humano.

Hipócrates nace en Grecia, concretamente en la isla de Cos en el Mar Egeo por el 460 antes de la Era Común. Obtuvo su interés por la medicina al ser ayudante de su padre quien también era médico y de él obtuvo su interés por esta rama del conocimiento.

Hippocrates (460–380 B.C.E.) Griego. Nace en Cos. Escultura de busto.

Hipócrates creo una teoría en la que planteaba que la conducta y reacciones humanas no se debían a maldiciones o castigos de los dioses como hasta ese tiempo se pensaba, sino a cuatro tipos de humores que moldeaban el carácter de las personas. Estos humores eran la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y la flema. La cantidad o la ausencia de estos humores afectarían al individuo de una u otra forma. Veamos más de cerca las interesantes conclusiones a las que llegó.

SANGUÍNEO

Si la persona tenía mucha sangre, entonces, sería una persona con un espíritu entusiasta y de personalidad activa aunque con tendencias a ser exagerado y egoísta. Es de las cuatro personalidades la más caliente que asociaba Hipócrates con el fuego.

El sanguíneo tiene muchas ideas y conceptos fuertes y las expresa con vigor, pero a los diez minutos no se acuerda ni le da importancia. Tienen una respuesta rápida y fuerte que parece que el mundo se acaba y en minutos desapareció todo y no ven que sea gran cosa. No parece tener sentimientos y no darse cuenta de que lastima a otros.

Por otra parte es un temperamento muy creativo y lleno de ideas y vigor. Pero lamentablemente no lleva a cabo todas esas ideas. No sabe cómo terminar lo que empieza. Tiene que enfocarse para ser productivo. El sanguíneo tiene muy buen humor y le gusta ser simpático pero eso es solo una válvula de escape. Necesita hablar.

COLÉRICO

El que abundaba en bilis amarilla era una persona con una personalidad colérica y por lo tanto tendrá una fuerte tendencia a ser irritable y gruñón con poca paciencia. Sin embargo en su aspecto positivo es una persona apasionada y enérgica, una a la que no le cuesta tomar decisiones. Lo que le importa al colérico son los resultados y vive para conseguirlos. Todo resultado requiere de personas. Esto se le olvida frecuentemente al colérico que pasa por encima de quien tenga que pasar para conseguirlos por lo que es capaz de lastimar a muchas personas.

Se enfoca y cuando lo hace no parece tener ninguna clase de sentimientos. Si los tiene, no los encuentra por ninguna parte porque está enfocado en los resultados.

MELANCÓLICO

Por su parte la persona con mucha bilis negra sería una persona muy calmada y analítica. Sería una persona reflexiva y pausada aunque con una tendencia a la melancolía e incluso a la depresión.

Sin embargo, el melancólico es el único temperamento que manifiesta todos los sentimientos. Pasa de uno a otro y muchas veces se queda en ellos por años. Son buenos líderes si logran dominar sus sentimientos.

FLEMÁTICO

El individuo con abundancia de flema tendría una personalidad pacífica y muy afectiva o cariñosa. No obstante en su lado negativo sería una persona proclive a la indecisión e incluso a la pereza.

Los logros de Hipócrates

Por primera vez en la historia, alguien daba una explicación puramente fisiológica a ciertos males. Hipócrates también concluyó que los alimentos que las personas consumen pueden tener mucho que ver con su salud o con sus males. De todas formas, estaba convencido de que la salud física se conseguiría cuando hubiese un balance entre estos cuatro humores.

¿Qué es el temperamento?

El temperamento puede definirse como la fuerza emocional de una persona. Ahora bien, la palabra temperamento lo que quiere decir es simple y llanamente: “temperatura”. De ahí que Hipócrates asociara una temperatura, desde la más caliente a la más fría con cada uno de los cuatro temperamentos que pudo distinguir, por observación, en las personas. Hoy pensamos que el temperamento es genético, que viene con nosotros, que no es el factor determinante de nuestro éxito o fracaso pero que debemos controlarlo por medio del carácter. El carácter se relaciona con la fuerza que tenemos para tomar decisiones que nos beneficien. El carácter y el temperamento formarán nuestra personalidad.

Finalmente es interesante que, aunque no con los mismos términos y conocimientos que tenemos hoy, Hipócrates pudo ver, en su día, actitudes que los seres humanos manifestamos y que todavía hoy, en el siglo XXI vemos como factores importantes de nuestro temperamento.

Y tu, estimado lector, ¿con cuál temperamento te identificas?

Si quieres ayudar, aprende a quitarte de en medio.

Las buenas intenciones no son suficientes para ayudar a otros.

Muchos de nosotros deseamos ayudar a otros a salir adelante y a superar sus problemas. Cuando esto se convierte en nuestra rutina de vida, a esta vocación le llamamos, “couching”. En la vida diaria los couches estamos por todas partes, aunque nos llaman por distintos nombres. Papá, mamá, maestro, ministro o amigo, en realidad, todos estos, estemos conscientes o no, somos couches. Los couches, por designación y los que lo somos por afición deseamos ayudar. A veces, Lo somos sin que se nos solicite el consejo y otras veces, Lo somos por solicitud expresa. Muchas veces se hace de forma gratuita y otras como parte de nuestra profesión en una sesión programada. Remunerados económicamente o no, es bien sabido que no todos los couches tenemos éxito en prestar la ayuda que se busca, ¿Por qué?

¡Porque no todos hemos aprendido a quitarnos de en medio! ¿Quitarnos de en medio? Sí. Mira, cuando alguien desea ayudar, tiene que aprender a quitarse de en medio y a no asumir el papel protagónico. Si el couch, consejero, terapista, ministro, padre o madre, sin darse cuenta, se concentra en sí mismo, se pone en medio. Permíteme ofrecer algunos ejemplos,

¿No pudiera una mamá pensar más en sí misma que en su hija al aconsejarla? ¿Qué hay si se enfocara en sus propios intereses? ¿Que tal si empujara a su hija para que asuma cierta actitud, estudie cierta materia o lleve cierto estilo de vida? En realidad lo que hace esa madre es, ponerse en el medio. La hija, de alguna manera, logra “ver”, logra percatarse de sus verdaderas motivaciones y no va a reaccionar como su madre desea. Si tenemos motivaciones ocultas, aunque sean nobles en sí mismas, no se logra nada verdaderamente productivo a favor del que pretendemos ayudar.

¿Ando por la vida buscando aplausos?

Un ministro puede enseñar en una charla dominical aspectos relativos a la caridad. Si en su discurso tratara de abordar el tema pensando en las limosnas o en el diezmo que le permitirán comprarse un automóvil nuevo, sus feligreses podrán captarlo. De alguna manera, se transpiran sus verdaderas intenciones y, al ponerse en medio, su auditorio no puede asimilar completamente todas las palabras que pretende implantar.

En nuestro tercer ejemplo, pensemos en el couch que al hacer preguntas al que ayuda en una sesión de Life Couching, pretende que su cliente se admire de las preguntas que le plantea y se diga en su interior, “¡este couch es fantástico! ¡qué buena pregunta me ha planteado!” En ese momento el couch se ha puesto en medio, porque su propósito en realidad no era ayudar a su cliente sino posicionarse, engrandecerse a sus ojos. Su servicio será muy pobre y no ocurrirá, en esa sesión, nada realmente importante para el progreso de su cliente.

¿Me has entendido? Cuando pensamos en nosotros en vez de en la otra persona, nos colocamos en medio. En realidad estamos impidiendo que el milagro del couching, del consejo, de la terapia, de la ayuda, se haga verdaderamente fructífero.

Por lo tanto, para ser efectivos tenemos que echarnos a un lado y escuchar a la otra persona de forma genuina y enfocarnos en ella. No se trata de NOSOTROS, sino ellos… y se produce el verdadero milagro de penetrar hasta el corazón de nuestro hijo, amigo, cliente o paciente.

El problema entre quien desea ayudar y el que necesita la ayuda pudiera ser asunto de POSICIONARNOS en lugar correcto. Asumir una posición superior es la raíz principal por la que no lograremos los mejores resultados. ¿Cómo se resuelve esto si es obvio que uno es el que ayuda y el otro es el ayudado? Aunque no parezca sencillo, el terapeuta, el couch, el padre, el maestro, tiene que tomar la iniciativa de quitarse de en medio. No puede asumir una postura de superioridad. Debe aprender a ver a la otra persona como un ser humano semejante a él y no como un inferior. Puede necesitar couching pero eso no lo hace ser una persona inferior. ¿Captas la idea?

Si andas escuchándote a ti mismo jamás podrás captar lo que la otra persona está diciendo, lo que te está emitiendo, lo que te está transmitiendo y por lo tanto, perderás la conexión. Si perdemos eso, perdemos lo que realmente se busca en nuestro consejo… honradez, valor, inspiración y confianza.

La sinceridad se transmite, se transpira y motiva a quien quieres ayudar.

Para resumirlo, estimado lector, mira a los demás como tus iguales, no como inferiores. Segundo, si los quieres ayudar no pretendas engrandecerte, ¡quítate de en medio! No pienses en ti sino en ellos. Tercero, las preguntas son una parte valiosa de cualquier couching, no te preocupes de antemano por cuales hacer. Las preguntas correctas van a florecer por sí mismas gracias a tu enfoque en la persona misma, en sus sentimientos y en sus necesidades.

De manera que si eres papá, mamá, maestro, couch o ministro, ESCUCHAR sin POSICIONARTE, es decir, sin ponerte EN MEDIO, contribuirá grandemente a que logremos ayudar a nuestro paciente, cliente, amigo, hijo o hermano.

¡Auxilio! Mensaje en una botella. -Conclusión

Si hay que hacerlo, hay que hacerlo, pero nunca porque sea el derrotero más fácil. Pedir ayuda, como hemos visto, puede ser el proceder inteligente, pensando no solo en nosotros, sino también en los demás afectados, directa o indirectamente. Pero además de eso, hemos repasado que, para lograr los mejores resultados, nosotros debemos estar activamente implicados en las soluciones. ¿Qué más hemos repasado?

Repasamos que no debemos pasar nuestras responsabilidades a nuestros hijos pues esto les hará daño a corto y a largo plazo. Vimos cómo el efecto de Hulk puede advertirnos de no tratar los problemas cuando estamos enojados con nuestros hijos o con cualquiera. Así mismo, conversamos sobre el efecto “Priming” y cómo el subconsciente puede operar para bien o para mal, según lo que ha quedado grabado en nuestra memoria inconsciente.

No quiero dejar en el tintero lo que repasamos sobre el poder de nuestras palabras que generan emociones y cómo esas emociones, a su vez, generan acciones. Si meditamos bien en esta cadena de sucesos podremos conocernos mejor y ver el buen resultado de pensar siempre en lo que edifica, en lo que es noble y en lo que nos acerca a las personas.

Finalmente, hay algo más que tratar antes de cerrar esta serie de artículos. La imagen de abajo te da una idea. ¿Qué ves en ella que no has visto en ninguna de las imágenes anteriores?

LA ESPERANZA

Se ha definido la esperanza como la expectativa de cosas mejores que aún no se ven, pero que se esperan. La esperanza, por lo tanto, nos fortalece y nos ayuda a entender que nuestra situación difícil no será permanente, que puede cambiar para mejorar. La esperanza consta básicamente de dos elementos: el deseo de algo bueno y el fundamento para creer que ese algo bueno vendrá. De esta forma la esperanza nos ayuda a no rendirnos en momentos duros de soledad, fracaso o frustración. Nos ayuda a seguir intentándolo vez tras vez hasta lograr mejora, o quizás, hasta la salida. Esa esperanza puede ser la fortaleza que nos permita seguir viviendo y seguir luchando.

La esperanza también nos ayuda a entender que el pasado es solo un punto de referencia pero de ninguna manera es nuestro lugar de residencia. La esperanza nos lleva un paso más allá.

Volvamos a la botella y al náufrago. Cuando este escribe su mensaje de auxilio y lanza al mar su reclamo, ya comienza a sentir alivio. Y es interesante que cuando nuestro cerebro realiza que estamos tomando pasos para salir de una situación difícil, ya comienza el proceso de cambio en nuestro interior.

Hace años, visitando el museo de Louvre en París, me encontré con un cuadro enorme que caló hondo en mi percepción del valor de la esperanza. Se trata de un cuadro titulado ‘La balsa de Medusa.’ Es un lienzo de 15 pies de alto y 24 pies de largo del pintor francés Theodore Géricault en 1918.  Está colocado en una sala en la que puedes sentarte y contemplarlo.

La balsa de Medusa

Conocer un poco de su historia te cautivará. Cuando la fragata francesa “Medusa” con 365 pasajeros a bordo choca, por negligencia del capitán, con un banco de arena, comienza a hacer aguas. El capitán, sabiendo que el hundimiento era seguro, pide al carpintero que haga una balsa grande porque sabía que en la fragata no había suficientes botes salvavidas. La fragata se hunde el 2 de julio de 1816. El capitán prometió atar sogas desde los botes salvavidas a la balsa que esta ya tenía 147 pasajeros. Pero cuando vio que no podía avanzar arrastrándola, ordenó que cortaran las sogas y la balsa se fue a la deriva. Los náufragos estuvieron 27 días a merced del sol, la sed, la deshidratación, el hambre y finalmente el canibalismo. De los 147 que abordaron la balsa solo sobrevivieron 15.  Finalmente fueron rescatados por un barco que por casualidad pasó cerca. 

En la pintura, en sus distintos planos, se aprecian los perfiles del ser humano ante las circunstancias más difíciles. Trate de encontrar estos tres grupos. Le comento que he aprendido que los cuadros suelen leerse de izquierda a derecha, como los libros.

  1. Los que murieron por la desesperación y la falta de interés por la vida en el primer plano.
  2. Los que perdieron todo interés por la vida en un segundo plano.
  3. Los que sobreviven por no perder la esperanza en el último plano.
  • Estos sobrevivientes estaban convencidos de que en cualquier momento una nave vendría al rescate, aunque no lo veían venir, cosa que finalmente sucedió. Los que sobrevivieron fueron solamente los que no perdieron la esperanza

Pues bien, ¿a qué grupo pertenece usted? Piénselo bien antes de contestar amigo mío. Luego de pensarlo, diga en voz alta: “soy de los que no mueren. Soy de los que tengo esperanza.” Repítase eso TODOS LOS DÍAS DE SU ANGUSTIA y sobrevivirá. La esperanza nunca debe perderse, no tiene que perderse y no se perderá… aunque tengamos que colocar un mensaje de auxilio en una botella… y lanzarla al mar.

¡Auxilio! -Mensaje en una botella -Parte 3

CONTROLA TUS EMOCIONES

Si la situación es de por sí difícil, no la compliques, cálmate.

Ya lo sé, es más fácil decirlo que hacerlo. Con todo, hay maneras de manejar nuestras emociones cuando enfrentamos problemas, especialmente los problemas que encontramos en el seno del hogar. Si no los manejamos apropiadamente, estas emociones pueden provocar mucho dolor en las personas que más amamos.

Por supuesto, si las cosas no van bien con nuestros hijos o en nuestro matrimonio, difícilmente podremos dejar atrás la sensación de miedo o ansiedad. Es imposible e incluso, poco saludable, tratar de controlar todas nuestras emociones de manera perfecta. No olvidemos que las emociones tienen su lugar y su valor. Tampoco olvidemos que no somos robots sino seres humanos de carne y hueso.

Es interesante que un estudio determinó que la emoción que dura más es la tristeza. En concreto, la tristeza, dura hasta 4 veces más que la alegría asi que muchas veces no nos queda más remedio que someternos al proceso de recuperación con resiliencia. Sin embargo, hasta los sentimientos más fuertes, como la tristeza, van a menguar con el tiempo y podremos continuar adelante, incluso, amigo mío, podremos recuperar la alegría de vivir. El tiempo puede ser un gran sanador, si se lo permitimos.

NUESTROS PENSAMIENTOS GOBERNARÁN NUESTRAS EMOCIONES Y NUESTRAS EMOCIONES PUEDEN GOBERNAR NUESTRAS ACCIONES

Mahatma Ghandi dijo: “Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu Destino. Y tu destino será tu vida.”

Mahatma Gandhi.

De modo que ya no es un secreto, podemos mejorar la calidad de nuestros sentimientos si mejoramos la calidad de nuestros pensamientos y viceversa. Y de igual forma podemos mejorar nuestras acciones si estamos más atentos a nuestros pensamientos.

Recientemente el profesor John Bargh, sicólogo social de la Universidad de Yale y autor del libro “Before you know it” ha subrrayado, junto a otros colegas, la idea de “PRIMING” o “PRIMADO” en español. Este enfoque, que va tomando auge, enseña que nuestras palabras, emociones y conducta están entrelazadas de forma inconsciente en nuestro cerebro producto de lo que nuestros padres y nuestras vivencias nos han enseñado. Al estar en el subconsciente no nos percatamos de esos pensamientos hasta que los dispara alguna situación estresante.

Si nos esforzamos por controlar nuestros pensamientos, por ejemplo, evitando la cólera y la violencia y sustituyéndolos por emociones positivas como la paciencia y la razón, podremos controlarnos mejor y promover mejores soluciones. Mejores soluciones a nuestros problemas redundan en una vida más feliz.

Aplicando esto de forma práctica, no debemos tratar problemas cuando estamos enojados, molestos o incluso cuando sabemos que nos será difícil controlarnos. En vez de eso, podremos conversar con un hijo o incluso con un cónyuge cuando estemos calmados y tengamos pensamientos inclinados a resolver el problema. Esto con mucha más razón si tenemos grabados en nuestro subconsciente alguna mala experiencia con nuestros padres, hermanos u otros familiares durante los días de nuestra niñez. Si ellos resolvían los problemas con violencia y nosotros fuimos testigos de eso, hay una marca en nuestro subconsciente que no debemos revivir, porque nos hará daño.

Si nos esforzamos por conocernos mejor, evitaremos situaciones que disparen pensamientos, acciones y emociones que nos lleven a hacer algo que más adelante tengamos que lamentar.

EL EFECTO HULK

Hulk es un personaje de ficción de Marvel Comics. La mayoría de nosotros lo conocemos. Lo que le sucede al Dr Robert Bruce Banner se explica así: Después de una exposición accidental a los rayos gama durante la detonación de una bomba experimental, Banner se transforma físicamente en Hulk. La transformación ocurre cuando Banner está sometido a estrés emocional, a su voluntad, o en contra de ella, -lo que a menudo lleva a destrozos y conflictos que complican su vida. Es interesante que el nivel de fuerza de Hulk se transmite normalmente de forma proporcional a su nivel de ira. (Notas tomadas de Wikipedia).

Pensamientos junto con sentimientos van a provocar acciones. ¡Vigílalos!

Pues llamaremos el “efecto Hulk” a lo que nos sucede a todos los seres humanos que le damos rienda suelta a nuestra ira, cultivada por nuestros propios pensamientos descontrolados, que son capaces de convertirnos en mounstruos. Hulk no podía evitarlo, de eso dependen las Aventuras de los Avengers, pero en nuestro caso, que vivimos la realidad de la vida, si nos dejamos llevar por pensamientos y sentimientos negativos, podemos estar seguros de que terminaremos haciendo lo negativo, y eso, para añadir más dolor a la cuenta.

En conclusión, lanzar una botella al mar con un mensaje de auxilio no va a resolver nuestro problema. Puede parecernos que hemos hecho algo, pero en realidad, debemos esforzarnos por hacer más. ¡Todavía nos queda hacer lo más difícil! Enfrentar el veradero reto. Tenemos que trabajar con nosotros mismos. ¡Tenemos el poder para lograr más que simplemente esperar a que alguien venga al rescate! En realidad, está en nuestras manos. Siempre lo ha estado.

¡Auxilio! -Mensaje en una botella -Parte 2

Cuando nos sentimos desesperados ¿no nos gustaría poder escribir un mensaje de auxilio?

Cuando nos percatamos de que no tenemos salida nos desesperamos.

Todos buscamos soluciones a nuestros problemas y eso es lo que se espera. Se espera que utilicemos los recursos a nuestro alcance para ayudar a nuestros hijos, mantener vivo y estable nuestro matrimonio asi como las relaciones con nuestra familia y amigos. Todos tenemos problemas y no pretendemos que otros, que también tienen los suyos nos los resuelvan. Sin embargo, si el problema escala a un punto en el que nos hallamos desesperados ¿no pediremos ayuda?

En la primera parte de nuestro artículo vimos que sentirnos solos puede impulsarnos a buscar ayuda. Tal vez no estamos tan solos como el náufrago, completamente aislados, pero, puede que en efecto nos sintamos así. Y, hemos visto que pedir ayuda no es de débiles sino de sagaces, de personas que pueden ver venir el peligro y piden ayuda. No siempre es obligatorio mandar un mensaje de auxilio en una botella… pero como vimos en un caso de la vida real, a veces sí.

Pero, en nuestro caso, ¿es realmente necesario que echemos una botella al mar con un mensaje de auxilio? Muchas veces ni estamos solos ni estamos sin ayuda. Sin embargo, nos corresponde hacer algo, actuar, movernos con diligencia para localizar la ayuda que necesitamos. Recordamos la situación que vivió Curtis Witson y cómo utilizó su ingenio para no quedar atrapado. ¿No podemos hacer algo parecido nosotros?

En nuestras comunidades hay programas auspiciados por el estado e incluso por movimientos de comunidad que pueden darnos la ayuda que necesitamos. Muchos, si no todos, lo hacen de forma gratuita así que no hay excusa para que no busquemos ayuda.

Por supuesto, los programas locales gratuitos o no, no van a resolvernos el problema familiar de forma automática ni mágica, pero si nos aplicamos recibiremos una ayuda efectiva que beneficie tanto para nuestros hijos como para nosotros mismos. La compañia y experiencia de otros padres, las reuniones de motivación y las charlas para padres son herramientas útiles y disponibles que no debemos desaprovechar.

Si hacemos nuestro esfuerzo como padres y asumimos nuestras responsabilidades, no tendremos que enviar mensajes de auxilio en botellas llenas de desesperación y angustia.

Sin embargo, ¿recuerdas una de las tentaciones que puede suponer pedir ayuda? Acaso planeamos echarle toda la responsabilidad al que encuentre la botella con la nota de auxilio? Hay quien pide ayuda pero luego no mueve un dedo esperando que los demás le saquen de su dolor, su aislamiento o de las consecuencias de sus acciones. ¿Qué piensas tú que implica pedir ayuda?

¿Envías un mensaje de auxilio porque es lo más fácil y cómodo para ti?

Un ejemplo: “LA CARGA DEL HIJO PARENTAL”

La regla es diafanamente clara: papá y mamá asumen la responsabilidad del cuidado, educación, protección y desarrollo de sus hijos, hasta que ellos cuenten con la capacidad de hacerlo por sí mismos. Eso quiere decir que SOMOS LOS RESPONSABLES por el éxito o el fracaso de los nuestros y eso va a implicar esfuerzo, sacrificios y darles un modelo a seguir. Con lo anterior no queremos decir que debemos sentirnos culpables, lo que sí debemos aceptar es que somos responsables.

Cuando los padres no cumplen con sus deberes y son los hijos quienes tienen que responder por sus padres, se comete una falta grave que traerá consecuencias negativas y perjudiciales tanto para ellos como para sus hijos. Ha habido ocasiones en que incluso los padres recurren al consejo de sus hijos provocando lo que se conoce como “LA CARGA DEL HIJO PARENTAL”. El término se aplica a aquellos hijos que terminan haciendo la función de padres en el hogar. Son los responsables de sus hermanos menores y hasta llegan a convertirse en consejeros de sus padres.

Los jóvenes que asumen esta carga adoptan un comportamiento que no va acorde con su edad y los obliga a convertirse en adultos de un momento a otro, lo que afecta su desarrollo y en consecuencia su vida futura.

Los niños no deben asumir el papel de los padres como consejeros.

Martha Alicia Chávez, autora del libro “Tu hijo, tu espejo”, Editorial Grijalbo, afirma que contrario a lo que se podría suponer, este rol es una pesada carga para el hijo y no importa cuántos años tenga. El riesgo es que “en algún momento va a generar sentimiento de impotencia, ansiedad, tensión y resentimiento hacia sus débiles padres que le han impuesto semejante paquete”.

Entonces, por favor, pensemos bien y reconozcamos que no tenemos por qué lanzar una botella al mar con un mensaje de auxilio cuando podemos buscar ayuda y asumir nuestra responsabilidad. No estamos solos y no importa nuestra situación en casa, es posible mejorarla si ponemos de nuestra parte.

¡Auxilio! -Mensaje en una botella -Parte 1

¿En qué condición está una persona cuando se siente obligada a enviar un mensaje en una botella? ¿Qué escribirá en ese mensaje?

CUANDO NOS SENTIMOS COMPLETAMENTE SOLOS FRENTE A UN PROBLEMA.

Cuando nos sentimos solos y desesperados ¿buscamos ayuda? ¿Cómo y dónde?

Sentirnos o en efecto estar aislados, puede provocar una intensa angustia en nosotros. Si bien es cierto que todos necesitamos nuestros momentos de solitud, también es cierto que por naturaleza somos seres gregarios que dependemos de otros para vivir una vida plena y feliz. Pero cuando nos percatamos de que tenemos que enfrentar un problema y nos sentimos solos, en ese momento el pánico se apodera de nosotros y hacemos lo que sea necesario para recuperar nuestra confianza y equilibrio.

Es entonces cuando se nos ocurre que la solución puede estar en enviar un mensaje de auxilio con la esperanza de que alguien, en alguna parte y de alguna manera lo reciba y nos ofrezca la ayuda que necesitamos. Claro, al hacerlo hay que reconocer que podemos caer en algunas tentaciones.

  • La tentación de pensar que ya hemos hecho todo lo necesario.
  • La tentación de pensar que solo hay que esperar.
  • Sentir que alguien, de alguna forma nos va a sacar del problema

¿Ha estado usted en una situación desesperada alguna vez? Tal vez no como náufragos en una isla desierta, rodeados por tiburones, pero, en sentido emocional ¿Se ha sentido como ese náufrago que se da cuenta de que no tiene escapatoria.

Sentirnos “pillados” y solos en sentido emocional es una de las situaciones más duras que podamos enfrentar. En esos momentos ¿Pediremos ayuda?

Y cuando hablamos de soledad no estamos hablando de no ver a nadie a nuestro alrededor, como lo experimentaría el náufrago. Sabemos que podemos estar rodeados de personas, incluso de seres amados y aún así sentirnos solos. Demasiadas veces, rodeados por otros, nos sentimos sin salida frente a una situación para la que no hallamos solución. ¿Será posible enviar un mensaje de auxilio… aunque fuera en una botella?

Recientemente el periódico Washington Post en su edición del 9 de septiembre de 2019 relata una historia inspiradora que nos ayuda a apreciar que todavía hoy, es posible enviar un mensaje en una botella y encontrar ayuda. Les contaré:

Curtis Whitson es un excursionista de experiencia que ama la aventura. Lo que le sucedió fue poco común. Curtis es un hombre de 44 años que excursionaba con su novia Krystal de 36 y su hijo Hunter de 13 años en un área aislada por el estrecho Arroyo Seco en California. Ya habían disfrutado de varios días de excursión cuando Curtis sintió que el estómago le daba vueltas al darse cuenta de que estaban atrapados en el área de una cascada de 40 pies de alto y sin manera de poder bajar. Había estado antes allí y sabía que había una soga para hacer “rápel” pero la soga ya no estaba y contaba con ella para bajar. Sin ella era imposible bajar por la empinada pared. ¡Estaban atrapados!

Aunque llevaban sus celulares no había servicio en esa remota zona. Se dieron cuenta de que necesitaban desesperadamente un plan de escape. Sabiendo, que le tomaría días a cualquier cuadrilla de rescate llegar donde ellos estaban, a Curtis, se le ocurrió la idea de utilizar su botella de agua y rayarle la palabra HELP! a cada lado. Entonces, tomó un pedazo de papel con los detalles de dónde estaban y la fecha de Junio 15, 2019. Puso la nota dentro de la botella y la lanzó por la cascada abajo. Ahora solo les quedaba orar y esperar.

Esta fue la botella que usó Whitson para pedir auxilio.

Sorprendidos, cerca de la medianoche, escucharon la voz de un autoparlante que les decía: “Este es el equipo de busqueda y rescate -¡ustedes han sido hallados! ¡Manténganse allí y en la mañana regresaremos por ustedes!” A Whitson le parecía increíble que su mensaje en aquella botella fuera hallado tan pronto y menos que el rescate pudiera realizarse en solo unas horas más de espera. ¡Que alegría!

A la mañana siguiente Whitson nos dice: “estábamos profundamente dormidos cuando sentimos al helicóptero de rescate sobre nuestras cabezas”. Nos lanzaron una línea de seguridad y uno a uno nos rescataron. Todo el proceso se había concluído cerca de las diez de la mañana.

El piloto Joe Kingman es un rescatista de 23 años de experiencia pero dijo que nunca antes había rescatado a alguien que hubiese enviado un mensaje de auxilio en una botella.

(Próximamente busca la segunda parte de este artículo. Por favor, deja tus comentarios aquí mismo en Komosabe.com)

¡Los cambios vienen acompañados!

Todos enfrentamos cambios en la vida, especialmente en estos tiempos de muchas y variadas exhigencias. Aunque la mayoría de nosotros reconocemos eso, no todos los manejamos con igual éxito. No tenemos que deprimirnos ni sentirnos incompetentes, eso sí, tenemos que aprender que los cambios, vienen acompañados.

Hasta que los cambios no me afectaron a mi personalmente no comprendía yo todo lo que pueden traer consigo. Ahora que la vida me ha enseñado que debo adaptarme a cambio tras cambio es que me doy cuenta que hasta el más mínimo cambio trae su secuela. Esa secuela, en ocasiones, resulta ser de mayor reto que el cambio mismo. Veamos varios ejemplos.

Cuando nos hacemos camino también abrimos espacio para lo inesperado.

EL RETIRO

Trabajamos toda la vida con la conciencia de que, si somos dichosos, algún día podremos retirarnos. Algunos toman precauciones económicas, otros de salud y todavía otros toman en cuenta el clima y el costo de vida. Todo eso está muy bien pero cuando la hora del retiro llega, nos sentimos como la cucaracha que se ha metido en el baile de las gallinas. ¡Hay que buscar como salir con el menos daño posible!

Olvidándonos de todas las alabanzas que hacen los comerciales y los comerciantes sobre el retiro, la realidad es que cuando llega, hay que, para empezar, buscar en qué ocuparnos el tiempo. Eso no lo vimos venir con tanta claridad como cuando nos llega la hora del retiro, pero es uno de sus fieles acompañantes. Sobre eso, tampoco calculamos con lusidez las fuerzas limitadas, las facultades en retroceso y en ocasiones, tener que enfrentar la vida en solitario. Los que acompañaron al dichoso retiro, al final, resultaron ser peores compañías que el retiro mismo.

LAS MUDANZAS

Lo imprevisto en las mudanzas puede desanimarnos.

Ya sea por propia selección, por trabajo o por invitación, pensamos que la mudanza, aunque sea un ajuste, no va a ser tan difícil que otras personas nos han dicho. Nuevamente nos olvidamos que los cambios no vienen solos y que la compañía puede sorprendernos más que el cambio mismo.

Por ejemplo, no tomamos en cuenta que cuando cerramos la puerta de nuestro nuevo hogar nos sentimos extraños y nos percatamos de que estamos solos. No es solo saberlo sino lo que se siente al saberlo. Por un par de semanas logramos entretenernos con las películas de Netflix pero el golpe que acompaña al cambio va a llegar en algún momento del proceso con vacíos, nostalgia y ansiedad. Eso, si es que encima de la mudanza tenemos que enfrentar un cambio de cultura, de ambiente -que no necesariamente fue para mejorar. No es la mudanza el problema, el problema es lo que la acompaña que no pudimos calcular de antemano al momento de hacer la decisión.

LAS ENFERMEDADES

Las enfermedades pueden ayudarnos a apreciar lo que antes dabamos por sentado.

Cuando nos enfermamos hacemos nuestros mejores esfuerzos en recuperarnos lo antes posible. Buscamos las mejores alternativas médicas y el mejor centro de salud que nos permitan nuestras circunstancias. Tratamos de ser positivos y tomamos fuerzas por nosotros y por los que nos aman, que están a nuestro lado y nos ofrecen palabras animadoras. Lo que no sabemos es lo que acompaña a la enfermedad. ¿Te has dado cuenta de que la enfermedad también viene acompañada?

Cuando el cardiólogo me visitó en la unidad de intensivo del hospital me preguntó si estaba consciente de lo que me había sucedido. Me dijo que había superado un infarto masivo y prolongado. Recalcó que era un hombre muy afortunado. Estoy convencido de eso, pero de lo que no estaba consciente era de que un ataque al corazón no viene solo sino que trae una retahila de acompañantes.

En los Estados Unidos muere una persona cada 40 segundos de un ataque al corazón.

Horarios, medicinas, revisiones médicas, ejercicios diarios y la conciencia de que no puedes hacer lo mismo que antes. Y que además, todas esas medicinas traen, por el ladito, sus consecuencias negativas, entre ellas los costos de los efectos secundarios. Son a estas cosas a las que también tienes que adaptarte, y eso, si estás entre los dichosos que sobreviven un ramalazo como ese.

TUS FORTALEZAS

Amigos nuevos y viejos junto a familiares amados pueden hacernos mucho bien.

Frente a cualquier cambio toma en cuenta tus fortalezas. Son las mismas que muchas veces damos por sentadas, incluso las que en ocasiones nos quitan el sueño o provocan disgusto o ansiedad. Nos referimos a la familia y a los amigos. En estos dos grupos hay una gran fortaleza que no debemos desperdiciar ni soslayar. Mantengamos estos lazos fuertes y vivos puesto que son el refugio provisto para tiempos de dolor, frustración, ausencia y soledad.

Es verdad que necesitamos fortalezas espirituales en nuestra lucha por adaptarnos a los cambios pero en vista de que somos carne y sangre, tampoco debemos ignorar las fuerzas que otros seres humanos pueden darnos, especialmente la que pueden darnos los que han pasado por circunstancias similares a las nuestras.

Por lo tanto, hagamos nuevos amigos, renovemos viejas amistades, fortalezcamos los lazos familiares y estos juntos, podrán ayudarnos a reconocer y a superar lo que viene acompañado a los cambios de la vida.