Si quieres ayudar, aprende a quitarte de en medio.

Las buenas intenciones no son suficientes para ayudar a otros.

Muchos de nosotros deseamos ayudar a otros a salir adelante y a superar sus problemas. Cuando esto se convierte en nuestra rutina de vida, a esta vocación le llamamos, “couching”. En la vida diaria los couches estamos por todas partes, aunque nos llaman por distintos nombres. Papá, mamá, maestro, ministro o amigo, en realidad, todos estos, estemos conscientes o no, somos couches. Los couches, por designación y los que lo somos por afición deseamos ayudar. A veces, Lo somos sin que se nos solicite el consejo y otras veces, Lo somos por solicitud expresa. Muchas veces se hace de forma gratuita y otras como parte de nuestra profesión en una sesión programada. Remunerados económicamente o no, es bien sabido que no todos los couches tenemos éxito en prestar la ayuda que se busca, ¿Por qué?

¡Porque no todos hemos aprendido a quitarnos de en medio! ¿Quitarnos de en medio? Sí. Mira, cuando alguien desea ayudar, tiene que aprender a quitarse de en medio y a no asumir el papel protagónico. Si el couch, consejero, terapista, ministro, padre o madre, sin darse cuenta, se concentra en sí mismo, se pone en medio. Permíteme ofrecer algunos ejemplos,

¿No pudiera una mamá pensar más en sí misma que en su hija al aconsejarla? ¿Qué hay si se enfocara en sus propios intereses? ¿Que tal si empujara a su hija para que asuma cierta actitud, estudie cierta materia o lleve cierto estilo de vida? En realidad lo que hace esa madre es, ponerse en el medio. La hija, de alguna manera, logra “ver”, logra percatarse de sus verdaderas motivaciones y no va a reaccionar como su madre desea. Si tenemos motivaciones ocultas, aunque sean nobles en sí mismas, no se logra nada verdaderamente productivo a favor del que pretendemos ayudar.

¿Ando por la vida buscando aplausos?

Un ministro puede enseñar en una charla dominical aspectos relativos a la caridad. Si en su discurso tratara de abordar el tema pensando en las limosnas o en el diezmo que le permitirán comprarse un automóvil nuevo, sus feligreses podrán captarlo. De alguna manera, se transpiran sus verdaderas intenciones y, al ponerse en medio, su auditorio no puede asimilar completamente todas las palabras que pretende implantar.

En nuestro tercer ejemplo, pensemos en el couch que al hacer preguntas al que ayuda en una sesión de Life Couching, pretende que su cliente se admire de las preguntas que le plantea y se diga en su interior, “¡este couch es fantástico! ¡qué buena pregunta me ha planteado!” En ese momento el couch se ha puesto en medio, porque su propósito en realidad no era ayudar a su cliente sino posicionarse, engrandecerse a sus ojos. Su servicio será muy pobre y no ocurrirá, en esa sesión, nada realmente importante para el progreso de su cliente.

¿Me has entendido? Cuando pensamos en nosotros en vez de en la otra persona, nos colocamos en medio. En realidad estamos impidiendo que el milagro del couching, del consejo, de la terapia, de la ayuda, se haga verdaderamente fructífero.

Por lo tanto, para ser efectivos tenemos que echarnos a un lado y escuchar a la otra persona de forma genuina y enfocarnos en ella. No se trata de NOSOTROS, sino ellos… y se produce el verdadero milagro de penetrar hasta el corazón de nuestro hijo, amigo, cliente o paciente.

El problema entre quien desea ayudar y el que necesita la ayuda pudiera ser asunto de POSICIONARNOS en lugar correcto. Asumir una posición superior es la raíz principal por la que no lograremos los mejores resultados. ¿Cómo se resuelve esto si es obvio que uno es el que ayuda y el otro es el ayudado? Aunque no parezca sencillo, el terapeuta, el couch, el padre, el maestro, tiene que tomar la iniciativa de quitarse de en medio. No puede asumir una postura de superioridad. Debe aprender a ver a la otra persona como un ser humano semejante a él y no como un inferior. Puede necesitar couching pero eso no lo hace ser una persona inferior. ¿Captas la idea?

Si andas escuchándote a ti mismo jamás podrás captar lo que la otra persona está diciendo, lo que te está emitiendo, lo que te está transmitiendo y por lo tanto, perderás la conexión. Si perdemos eso, perdemos lo que realmente se busca en nuestro consejo… honradez, valor, inspiración y confianza.

La sinceridad se transmite, se transpira y motiva a quien quieres ayudar.

Para resumirlo, estimado lector, mira a los demás como tus iguales, no como inferiores. Segundo, si los quieres ayudar no pretendas engrandecerte, ¡quítate de en medio! No pienses en ti sino en ellos. Tercero, las preguntas son una parte valiosa de cualquier couching, no te preocupes de antemano por cuales hacer. Las preguntas correctas van a florecer por sí mismas gracias a tu enfoque en la persona misma, en sus sentimientos y en sus necesidades.

De manera que si eres papá, mamá, maestro, couch o ministro, ESCUCHAR sin POSICIONARTE, es decir, sin ponerte EN MEDIO, contribuirá grandemente a que logremos ayudar a nuestro paciente, cliente, amigo, hijo o hermano.

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