Hikikomori

Los que se aíslan por voluntad propia.

Por naturaleza el ser humano es una criatura gregaria, eso significa que necesita de otras personas. No es un ente solitario y de hecho confinarlo al aislamiento es, incluso, una forma de tortura practicada todavía hoy en muchos centros de detención y cárceles.

Sin embargo, entre los cambios sociales que hemos visto en los últimos años hay una generación de jóvenes que se denominan “HIKIKOMORI” que escogen el aislamiento como forma de conducta. El término se origina de Japón pero no es el único lugar del mundo donde se ven este tipo de personas que se aíslan del mundo y se encierran en sí mismos.

Hikikomori -el que se confina al aislamiento extremo.

Según los estudios que se han hecho, en Japón, hay unos 700.000 HIKIKOMORI. Son jóvenes varones de entre 15 y 39 años de edad de clase media y media alta que se frustran al no poder alcanzar las expectativas que les ponen sus padres, ellos mismos, frustrados, deciden aislarse de la sociedad. El mayor grupo se encuentra en las edades de 16 y 25 años de edad. Para que un joven sea HIKIKOMORI tienen que ocurrir estas dos condiciones. Primero: que sus padres les mantengan y Segundo que su aislamiento sea de 6 meses o más.

Se han catalogado dos tipos de HIKIKOMORI. Los que permanecen encerrados en su habitación, y los que salen a hacer sus compras básicas de alimentos pero sin comunicarse con nadie. Se ha sabido de HIKIKOMORIS que han estado años en esta actitud de fobia social y aislamiento voluntario. No estudian y tampoco trabajan.

QUÉ LLEVA A UN JOVEN A SER UN HIKIKOMORI

El bulling, el no lograr adaptarse a las exigencias de la escuela, el tener que enfrentar un fracaso en el examen de entrada en la universidad, no conseguir el trabajo que esperaba o debido a las frustraciones que les provoca sus pocas habilidades sociales.

También les empuja a ser hikikomori cuando falta la buena comunicación con la familia, particularmente con los padres. A otros los lleva a ser un hikikomori el poco interés de los demás en sus logros y problemas. Algunos han dicho que se han convertido en hikikomoris porque han llegado a entender que no pueden confiar en nadie.

Todavía otros han expresado que el constante bombardeo de noticias negativas les ha llevado al aislamiento. La presión social y la falta de habilidad para manejar distintas situaciones puede llegar al punto en el que el joven no pueda más y decida confinarse a vivir en solitario.

Cómo se puede ayudar a un HIKIKOMORI

Algunos han sido ayudados por sus amigos. Puede ser una buena práctica llamarlos por teléfono. Aunque no contesten el teléfono, es apropiado llamarlos o enviarles mensajes de texto diciéndoles que se les extraña y aprecia. Es posible que, con el tiempo, acepten algunas visitas de amigos con los que puedan conversar.

Los padres deben comunicarse como les sea posible y mostrarles amor y mucha paciencia. La crítica, la violencia o el abuso no ayudan a un joven a salir de esta condición sino que al contrario, refuerzan su postura y se hunden más en ella.

Un HIKIKOMORI dice que lo que le sacó de su aislamiento fue que se cansó de esa rutina de extremo aislamiento y decidió hacer algo. Otro dice que desde que se levantaba y por todo el día lo que hacía era jugar juegos electrónicos y que no pensaba en más nada durante meses. Aunque sus amigos le llamaban no contestaba el teléfono hasta que con el tiempo comenzó poco a poco a salir del aislamiento que se había impuesto.

En Occidente, ya comenzamos a ver estas actitudes en algunos jóvenes. Es como si el efecto hikikomori se fuera extendiendo por el mundo. No son pocos los padres de adolescentes o adultos jóvenes que traen a nuestra atención las tendencias de aislamiento que observan en sus hijos. Esto debe tratarse con mucho tacto y no olvidar el efecto del amor, la paciencia y la comprensión que se requieren para ayudarlos. Si las circunstancias lo permiten, ayuda profesional pudiera ser lo indicado.

Presionar o criticar a un joven no lo va a sacar de su habitación ni de su confinamiento. Al contrario, va a empeorarlo. Tampoco darles “espacio” pensando que se les debe respetar en su aislamiento porque puede llegar el momento en que toda la familia toma esta conducta como normal cuando no es normal y saludable.

Tome en cuenta que una vez un joven a tomado el camino del aislamiento en firme, no puede rendirse. Debe continuar con paciencia y amor motivando a ese joven para que logre superarse. Puede ponerle de referencia algunos logros del pasado, por ejemplo, así como metas con las que soñaba y que todavía están a su alcance. Animarlo a pensar en el futuro y a esforzarse por alcanzarlo. En fin, ser positivos, constantes en ese camino y ejercer paciencia puede ayudar mucho a que logremos sacar a flote a un hijo que ha llegado a ser un confinado voluntario del aislamiento social. Un hikikomori.

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