Hipócrates y sus curiosas teorías.

Es probable que el lector haya escuchado, incluso leído sobre el llamado “padre de la medicina”, Hipócrates. Sin embargo, hay conceptos que Hipócrates estudió que no son tan conocidos y que resultan ser muy curiosos. Les propongo repasar uno de ellos, sus estudios sobre el temperamento humano.

Hipócrates nace en Grecia, concretamente en la isla de Cos en el Mar Egeo por el 460 antes de la Era Común. Obtuvo su interés por la medicina al ser ayudante de su padre quien también era médico y de él obtuvo su interés por esta rama del conocimiento.

Hippocrates (460–380 B.C.E.) Griego. Nace en Cos. Escultura de busto.

Hipócrates creo una teoría en la que planteaba que la conducta y reacciones humanas no se debían a maldiciones o castigos de los dioses como hasta ese tiempo se pensaba, sino a cuatro tipos de humores que moldeaban el carácter de las personas. Estos humores eran la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y la flema. La cantidad o la ausencia de estos humores afectarían al individuo de una u otra forma. Veamos más de cerca las interesantes conclusiones a las que llegó.

SANGUÍNEO

Si la persona tenía mucha sangre, entonces, sería una persona con un espíritu entusiasta y de personalidad activa aunque con tendencias a ser exagerado y egoísta. Es de las cuatro personalidades la más caliente que asociaba Hipócrates con el fuego.

El sanguíneo tiene muchas ideas y conceptos fuertes y las expresa con vigor, pero a los diez minutos no se acuerda ni le da importancia. Tienen una respuesta rápida y fuerte que parece que el mundo se acaba y en minutos desapareció todo y no ven que sea gran cosa. No parece tener sentimientos y no darse cuenta de que lastima a otros.

Por otra parte es un temperamento muy creativo y lleno de ideas y vigor. Pero lamentablemente no lleva a cabo todas esas ideas. No sabe cómo terminar lo que empieza. Tiene que enfocarse para ser productivo. El sanguíneo tiene muy buen humor y le gusta ser simpático pero eso es solo una válvula de escape. Necesita hablar.

COLÉRICO

El que abundaba en bilis amarilla era una persona con una personalidad colérica y por lo tanto tendrá una fuerte tendencia a ser irritable y gruñón con poca paciencia. Sin embargo en su aspecto positivo es una persona apasionada y enérgica, una a la que no le cuesta tomar decisiones. Lo que le importa al colérico son los resultados y vive para conseguirlos. Todo resultado requiere de personas. Esto se le olvida frecuentemente al colérico que pasa por encima de quien tenga que pasar para conseguirlos por lo que es capaz de lastimar a muchas personas.

Se enfoca y cuando lo hace no parece tener ninguna clase de sentimientos. Si los tiene, no los encuentra por ninguna parte porque está enfocado en los resultados.

MELANCÓLICO

Por su parte la persona con mucha bilis negra sería una persona muy calmada y analítica. Sería una persona reflexiva y pausada aunque con una tendencia a la melancolía e incluso a la depresión.

Sin embargo, el melancólico es el único temperamento que manifiesta todos los sentimientos. Pasa de uno a otro y muchas veces se queda en ellos por años. Son buenos líderes si logran dominar sus sentimientos.

FLEMÁTICO

El individuo con abundancia de flema tendría una personalidad pacífica y muy afectiva o cariñosa. No obstante en su lado negativo sería una persona proclive a la indecisión e incluso a la pereza.

Los logros de Hipócrates

Por primera vez en la historia, alguien daba una explicación puramente fisiológica a ciertos males. Hipócrates también concluyó que los alimentos que las personas consumen pueden tener mucho que ver con su salud o con sus males. De todas formas, estaba convencido de que la salud física se conseguiría cuando hubiese un balance entre estos cuatro humores.

¿Qué es el temperamento?

El temperamento puede definirse como la fuerza emocional de una persona. Ahora bien, la palabra temperamento lo que quiere decir es simple y llanamente: “temperatura”. De ahí que Hipócrates asociara una temperatura, desde la más caliente a la más fría con cada uno de los cuatro temperamentos que pudo distinguir, por observación, en las personas. Hoy pensamos que el temperamento es genético, que viene con nosotros, que no es el factor determinante de nuestro éxito o fracaso pero que debemos controlarlo por medio del carácter. El carácter se relaciona con la fuerza que tenemos para tomar decisiones que nos beneficien. El carácter y el temperamento formarán nuestra personalidad.

Finalmente es interesante que, aunque no con los mismos términos y conocimientos que tenemos hoy, Hipócrates pudo ver, en su día, actitudes que los seres humanos manifestamos y que todavía hoy, en el siglo XXI vemos como factores importantes de nuestro temperamento.

Y tu, estimado lector, ¿con cuál temperamento te identificas?

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