Mientras me vestía para una reunión miré por la ventana del cuarto hacia afuera, al jardín de la casa, cuando algo me llamó la atención. Era una mosca que trataba de atravesar el escrín plástico que impide que el aire acondicionado se pierda por las ventanas. Supongo que aquella barrera invisible le era incomprensible al pequeño insecto. Supongo también que veía la luz y su cerebro le decía que había por allí el escape, pero no había escape. La mosca intentaba y volvía a intentar atravesar aquella barrera “invisible” pero todo esfuerzo le era inútil.
El doctor Richard M. Restak señala: “La computadora más avanzada de redes neuronales […] tiene una diezmilésima parte de la capacidad […] de una mosca común” Dicho de otra forma, los científicos, como el doctor Richard M Restak nos dice que la computadora más avanzada hecha por el hombre es muchas veces menos capaz, que el minúsculo cerebro de una mosca común. Entonces, ¿por qué no se da cuenta de que si sigue insistiendo va a agotar sus energías y terminará muerta?
Porque el cerebro de la mosca no es capaz de razonar. No le ofrece alternativas, no puede visualizar consecuencias. Y, efectivamente, cuando llegué de mi reunión, unas dos horas y media más tarde, allí estaba, muerta. Sin embargo, lo único que tenía que hacer la dichosa mosca era dar un viraje de 180 grados en la dirección opuesta y hubiese sobrevidido. Solo tenía que reenfocarse, hacer un leve ajuste a su trayectoria, hacer un cambio. No lo hizo, no es capaz de hacerlo y no puede aprender a evitar el mismo destino, la muerte.Por otra parte el cerebro humano, que solo pesa unas tres libras, capaz de aprender idiomas, complejas matemáticas, y de poseer una capacidad inventiva y creativa ilimitada, se puede parecer más de lo que suponemos al de una mosca. ¿Por qué decimos esto? Porque nuestra mente inteligente y racional es capaz de empesinarse, encapricharse, no ver ninguna alternativa, cegarse y finalmente morir en un intento vano impulsado por un deseo o un capricho. Cuando no cambiamos nuestras alternativas, cuando como moscas, queremos atravesar lo que no nos corresponde penetrar, cuando lo que hubiese sido más sabio era simplemente hacer ajustes, examinar nuevas posibilidades, repasar nuevas alternativas y continuar con nuestra vida, simplemente no lo hacemos.
¿Por qué nos parecemos tanto a las moscas? Hay varias razones. Tal vez la más sobresaliente sea que, desgraciadamente, demasiados profesores, sicólogos y vendedores de sueños han convencido a millones de incautos seres humanos, que TODO ES POSIBLE SI TE ESFUERZAS LO SUFICIENTE. Como tal cosa es un enorme disparate, es una mentira, no es cierto, vemos a millones de personas muertas en vida o frustradas porque se suponía que TODO les fuera posible y “murieron” sin lograrlo y sin que se les ocurriera hacer otra cosa. Millones han muerto en sentido emocional, miles en sentido literal. ¡Estas falsas canciones que llevan encadenados a millones de seres humanos! !Estos falsos predicadores que siempre ganan pues si no lo lograste es porque no te esforzaste lo suficiente. No toman en cuenta habilidades, golpes de suerte, la salud, el suceso imprevisto, recursos económicos y emocionales y todo lo demás que hace la vida de un ser humano una sumamente inestable e impredecible.
Mejor enseñanza y más honesta sería decirle a nuestros hijos: ¡HAZ TU MEJOR ESFUERZO! Pero no le decimos eso. Le decimos que sea el mejor o peor aún, que TIENE QUE SER EL MEJOR. Le decimos que él puede hacer la diferencia (sabe Dios lo que eso quiera decir) y en vez de preguntarle: Hijo ¿cómo te sientes? Le preguntamos: “¿Qué notas sacaste?” “¡Debes ir al mejor colegio!” Probablemente cosas que nosotros mismos no hicimos pero que queremos que ellos hagan. Nos olvidamos que nuestros hijos necesitan AMOR e INSPIRACIÓN no calificaciones que nos hagan orgullosos a nosotros ni exámenes de IQ que prueben que son mejores que los demás. La vida no se acaba si una meta no se alcanza. No somos moscas y por Dios, no enseñemos a nuestros hijos a serlo. Si usamos nuestra inteligencia y trabajamos duro con los recursos que poseemos, podremos alcanzar muchas metas y aunque no sean las originales propuestas, EXISTEN OTRAS METAS DIGNAS que pueden ofrecernos muchas veces más de lo que jamás sospechamos, si hacemos nuestros mejores esfuerzos con gozo y alegría.
Sí, puede ser que alcancemos muchas metas que nos hayamos propuesto alcanzar. Pero, la verad es que no todas las metas que deseamos alcanzar en un tiempo, nos son valiosas con el paso de los años. Es que a medida que vivimos nos damos cuenta que es mejor ser menos, vivir con menos y sentir y vivir más. Mejor que una cuenta de banco jugosa es ver a nuestros hijos felices, verles reír y disfrutar la vida sin las luchas vanas y fugaces competencias que al final nos roban todo lo que es verdaderamente valioso.
Tal vez no alcancemos todas nuestras metas ni todos nuestros sueños… pero te aseguro que no los cambiaremos por la felicidad que podemos alcanzar haciendo los ajustes que sean necesarios a nuestra vida… sin frustrarnos ni sentirnos menos. No seamos como la mosca que solo sabe morir en el intento. ¡Aprendamos a cambiar, a ser flexibles y a vivir!
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