Cada vez se hace más extraño escuchar los “buenos días”. Es como si se hubiesen desaparecido del planeta de la noche a la mañana. A veces escucho a algunas esposas decir: “lo primero que me pide mi marido en la mañana es el café y pocas veces se acuerda de darme los buenos días.” ¿En dónde se han metido los “buenos días”?

Aunque nos cueste cambiar la costumbre “moderna” de no saludar en las mañanas debemos insistir en ella con nuestros hijos y en nuestra familia. Tener una expresión alegre en el rostro y saludar nos permitirá tener un mejor comienzo a los retos que trae cada día de nuestra existencia. Empezar bien, por lo tanto, es muy importante.

Y esto no solo en el pequeño círculo de la familia pero es la forma apropiada de dirigirnos a las personas que vemos al llegar al trabajo, al comprar el café en camino al taller o al entrar al salón de clases en la escuela o en la universidad. La buena cortesía se va a reflejar en nuestro semejante quién aunque sea con pocas ganas es muy probable que nos conteste y si no lo hace hoy… como un matrimonio que conozco, nuestra insistencia diaria hará que llegue el día en que finalmente se contagien con el saludo alegre que podemos darles al comenzar cada jornada.

En muchos países hispanos damos los buenos días antes del mediodía y después de esa hora damos las “buenas tardes” y ambas expresiones pueden utilizarse para despedirnos también: “pues que pases buenos días” o incluso es apropiado y muy apreciado cuando nos despedimos a dormir, decir: “buenas noches”.  !Esto es dulce a los oídos! No permitas que tu familia abandone los buenos hábitos de cortesía. La razón es que otros hábitos van colgados de este y pueden, igualmente caer en el olvido.  ¿Como cuáles?

Los días buenos se fabrican con nuestras propias acciones.

Como decir, “hola”; “adiós” (una expresión que lleva la intención de que Dios te acompañe) y otras que le dan gusto, color y sabor a nuestra vida como “por favor” y “gracias”. Es probable que cuando eramos pequeños, muchos de nosotros recordemos a mamá o papá decirnos: “¿y qué se dice?” Luego de ese empujoncito decíamos “gracias”.  Y eso se repetía cada vez que nos olvidábamos de dar las gracias. ¿Ves diferencia entre decir: “dame un poco de agua” y “por favor, dame un poco de agua”?

Si se nos olvidan los “buenos días” pronto se nos olvidarán los hola, los adiós, los por favor y dar las gracias.  Terminaremos convirtiendo nuestras expresiones de cortesía en solo palabras de diccionario que no tienen uso ni valor. !No lo permitamos usando las expresiones de cortesía que sean comúnes en nuestro país o en nuestra cultura! Dependerá de cada uno de nosotros.

!Que tengas un día feliz estimado lector!  !Hasta pronto!

 


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