Comenzar una empresa, cualquiera que sea, no es fácil. Hay muchas preguntas que contestar y muchos retos que conquistar. Con todo, el esfuerzo que arrancar un proyecto nos imponga, lo de mayor importancia siempre es y será: trabajar duro, con entusiasmo y seguir mejorando nuestro desempeño. Esta es una receta infalible para el éxito.
El que piensa que solo el arranque es importante, se equivoca. En cualquier empresa, luego del arranque se necesitará mantener el entusiasmo y seguirse esforzando por mejorar la calidad de lo que hacemos… no importa si eres albañil o piloto de una aerolínea.
Un ejemplo de cómo el trabajo y el espíritu de superación juegan un papel vital en esta receta, tomemos por caso una de las primeras cadenas de comida rápida de la nación norteamericana, Kentucky Fried Chiken, fundado por el Coronel Sanders. KFC popularizó el pollo en la industria de comida rápida. Sanders comenzó su pequeño negocio de vender pollo frito en su restaurante al borde de la carretera en Corbin, Kentucky durante la Gran Depresión. La rápida expansión de la compañía la hizo muy grande para la gestión de Sanders, por lo tanto en 1964 vendió su negocio a un grupo de inversionistas. Hoy KFC ostenta unos 19.000 restaurantes en 118 países, siendo China el lugar donde más fama tiene con casi 5.000 de ellos. El dificultoso y pequeño comienzo del Coronel Sanders, en la peor época en que pudo comenzarse un negocio, se multiplicó y llegó a convertirse en un imperio. Hasta el día de hoy su imagen permanece asociada con los restaurantes KFC a pesar de que el Coronel falleció en 1980.
No importa la empresa a la que demos nuestras fuerzas, si trabajamos duro y creemos en lo que hacemos, las probabilidades de éxito serán muy superiores a las del que simplemente trabaja para ganarse la vida. Mantener el “status quo” de un negocio es perderlo poco a poco. Volvamos al caso del Coronel Sanders. Sanders freía pollo en un restaurante pequeño al borde de una carretera pero no se quedó allí, luego de infinidad de intentos logró perfeccionar su receta. ¿La lección? Nosotros podemos y debemos mejorar e incluso perfeccionar cualquier cosa que decidamos hacer. El secreto es creer en lo que hacemos y trabajar duro. Repasemos un ingrediente que debe añadirse a esa receta:
TRABAJEMOS CON ENTUSIASMO.
Médicos, abogados, carpinteros, ministros y oficinistas definen el éxito en sus vidas por el entusiasmo que ponen en lo que hacen o, por el contrario, en la falta de entusiasmo que ponen en lo que practican.
Puede que vayas a un médico porque no te quedó más remedio que ir, pero ¿volverás adonde él? Tal vez necesites, por obligación un abogado pero ¿lo volverías a contratar? Contratamos y empleamos a personas que nos ofrezcan algo más que lo que pueden ofrecernos los demás. Si nos tratan con amabilidad, si vemos que son entusiastas en lo que hacen, si nos damos cuenta de que desean dar un paso más allá de la línea del deber, nos ganarán para siempre. No volveremos a cambiar de carpintero, de médico o de abogado. Con gusto seremos capaces de aumentarle el sueldo al oficinista que trabaja con nosotros sin que siquiera tenga que solicitar un aumento de sueldo. El ingrediente del éxito al trabajo duro, es, sin lugar a dudas, trabajar con el corazón, con entusiasmo, trabajar duro y superar nuestro desempeño.
Tal vez te sorprenda que no he tocado la inteligencia en este trampolín del éxito. En realidad la inteligencia solo implica un 20% de nuestro éxito. El restante 80% lo conseguimos con el trabajo y la superación. No hay nada mágico en el asunto. Trabajo, entrega y más trabajo, buscando siempre zonas en las que podemos mejorar es la clave del éxito amigo mío.
EJERCICIO:
Si tienes un negocio, ¿qué mejoras has introducido en el último año?
Si eres un profesional ¿qué libros sobre tu zona de desempeño has leído en el último año?
¿Qué cambios has puesto en práctica por los pasados doce meses?
¿Sientes que vas mejorando tu desempeño?
Si la respuesta es no ¿qué te hace falta para lograrlo?
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