Muchos piensan que descansar es perder el tiempo miserablemente. ¿Qué piensas tu?

Tu controlas el tiempo o el tiempo te controla a ti, una de dos. Hoy en día se ha escrito mucho sobre cómo manejar eficientemente el tiempo. Nadie quiere perder un minuto pero la pura verdad es que siempre el tiempo termina dominándonos. Siempre va adelantándose y es una lucha feroz la que tenemos para utilizarlo eficientemente. ¿Qué resultado has tenido tu, estimado lector?

UN CRIMEN IMPERDONABLE: PERDER TIEMPO

En este ensayo pretenderé convencerte de algo que conoces en tu interior pero que no has querido admitir públicamente. No te preocupes, lo haré por ti y no me tomará muchas palabras, es más, solo me tomará siete palabras: ¡Qué feliz me siento cuando pierdo tiempo! ¡Ya lo dije! ¿Te has sentido de la misma forma? Hoy, perder tiempo es dormir, perder tiempo es gastarlo con nuestra esposa o con nuestros hijos. Hoy, perder tiempo es irnos de vacaciones o simplemente no hacer nada por dos horas sobre nuestra butaca favorita. Perder tiempo es leer un libro. Pierdes el tiempo dando un paseo a pie por tu vecindario y definitvamente pierdes tiempo cuando meditas o te tomas una tacita de café. Casi casi hoy es un pecado decir a alguien por teléfono que estás descansando. Pues yo te confieso, que ¡me siento muy feliz cuando pierdo tiempo! 

Aunque no lo quieran reconocer en público, la mayoría de los que leerán este artículo pensarán que acabo de poner en palabras lo que ellos sienten. Claro eso no es lo que se les ha enseñado y menos lo que muchas corporaciones han promovido en el pasado. A mi en realidad me tiene sin cuidado la opinión “intelectual” o de “economía y producción” sobre este tema. Recalco que perder tiempo es uno de los placeres que me llevan a apreciar más y mejor la vida. Perder tiempo me ayuda a meditar, a asimilar mi presente y a prepararme para mi futuro. Sin pausas no puede haber conciencia de lo que hacemos y del por qué lo hacemos. Pienso que hay que inclulcarle a nuestros hijos el valor de perder tiempo, según las normas populares sobre el uso del tiempo.

INCULCA A TU FAMILIA LA IMPORTANCIA DE PERDER TIEMPO

El descanso no es un pecado. Al contrario, es una forma de recuperar energía y enfoque.

En casa, por ejemplo, antes de ir al trabajo, mi esposa y yo nos tomamos juntos un café bien fuerte y seleccionamos un pensamiento que proviene de la Palabra de Dios. Lo discutimos juntos y entonces nos incorporamos al trabajo. Luego, en el curso de la semana hacemos lo mismo en varias oportunidades, leyendo un artículo de algún tema edificante y motivador que vamos discutiendo y vamos comentándolo sin prisa. El televisor no nos motiva tanto como compartir tiempo sin estar mirando el reloj. Eso hemos hecho por cuarenta y ocho años de matrimonio y aunque para muchos pudiera ser una pérdida de tiempo, a nosotros nos ha beneficiado muchísimo. Conozco decenas de familias en nuestra comunidad que hacen lo mismo, incluso acompañados de sus hijos. ¿Una pérdida de tiempo? Pudiera ser considerado así por los que piensan que el tiempo es dinero, pero, para muchos de nosotros el tiempo debe ser salud emocional, de familia, e incluso, salud espiritual. ¿No son precisamente estos valores los que luego pueden ayudarnos a ser más productivos en nuestras empresas?

EL CONCEPTO DE LA EMPRESA FLEXIBLE

Si lo anterior le parece descabellado, le introduzco lo que se conoce como la “empresa flexible” que viene a armonizar un poco lo que decimos arriba al estilo de Google, FaceBook y otras compañias de puntera. Pero, ¿en qué consiste exactamente una empresa flexible? Se podría decir que es lo contrario a la empresa tradicional en la que los empleados tienen horarios fijos y tareas que hacer. El modelo de empresa flexible apuesta por dar libertad a los trabajadores y potenciar sus capacidades creativas y su productividad a través del uso del tiempo libre y de actividades de ocio. Todo ello, en el lugar de trabajo. Tal vez el día en que se popularice la empresa flexible también cambie el modo de pensar sobre el trabajo que tenemos hoy.

Amigo mío, trabajar nos honra. Trabajar es un regalo que debemos aprovechar mientras podamos. Trabajar es una obligación moral que le debemos a nuestra familia y que nos debemos a nosotros mismos. Trabaja duro pero, no olvides, de vez en cuando, el tremendo valor de simple y llanamente: ¡perder tiempo!

 

 

 

 


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