Hay un dicho en español muy peculiar, dice: “Las cosas son según del color del cristal con que se miran.” ¿Estás de acuerdo?
Pues es probable que todos hayamos vivido alguna experiencia que haya hecho veraz ese dicho. Lo que otro puede ver como una desventaja, tu y yo podemos verlo como una ventaja. Todo depende de nuestra manera de asimilar determinada cosa. Eso sí, debemos tener el cristal apropiado para ver las cosas de manera positiva. ¿Cuál es ese cristal? Nuestra actitud mental.
Ya sabemos la fama que ha tomado el nuevo COVI-19. ¡Nos sale hasta en la sopa!… digo si nos queda sopa… porque de seguro lo que a muchos les queda es abundancia de papel sanitario… pero ese no se come. Hum! ¡Dios santo que locura innecesaria! De todas formas, con o sin, el Coronavirus nos tiene pillados en cuarentena en nuestra casa y mantiene a punto de la histeria a toda la familia. En lo que tengo de vida, pocos virus se han hecho tan famosos. No hay artista, no hay político no hay nada ni nadie que tenga más “visitas” en las redes sociales y en las noticias del periódico y la televisión que el ya famoso y extraño decirlo: “Viral Coronavirus”. ¡Vaya manera de hacerse famoso el condenado este! Enferma y mata dondequiera que va y si no te mata te llena de consternación y ansiedad.
Aunque es triste el daño que hace a la vida de millones, a la economía y a la tranquilidad emocional, tu y yo no tenemos que darle el gusto de pasarnos el día entero haciéndolo más famoso. No podemos ignorarlo, es cierto, pero en vez de promoverlo, hagamos el esfuerzo de pensar en lo que hace a nuestro favor. ¿A nuestro favor he dicho? Sí, eso dije. A ver, pensemos un poco, en lo que puede hacer a favor nuestro.
LO QUE PUEDE HACER POR NOSOTROS COVI-19
DARNOS MÁS APRECIO POR LA VIDA – Cuando la vida queda amenazada, realizamos aún más su valor. Reconocemos que es un regalo divino que no queremos perder por descuido, ya sea de nuestra parte o de algún miembro de nuestra familia. ¡Queremos vivir!
Tal vez puede ayudarnos a darnos cuenta de que hemos vivido demasiado aprisa y que hemos dado muchas cosas por sentadas. ¿No es cierto que la rutina de la vida se convierte ahora en algo deseado? ¿No es cierto que estamos descubriendo sentimientos nuevos en nuestro interior? Ahora comprendemos mejor la importancia de los amigos, de nuestra familia, y del trabajo. Esta pausa obligatoria nos pudiera poner a todos a pensar y a reevaluar.
PUDIERA PONERLE FRENO AL DESENFRENO -Andamos corriendo el día entero porque producir y producir nos parece que es lo más importante en la vida y ahora, tal vez nos demos cuenta de que hay otras cosas por las que preocuparnos. De pronto, el dinero, si no tenemos qué comprar, no compra nada. ¿Estamos reevaluando lo que es verdaderamente valioso? Si lo estamos haciendo, el COVI-19 nos está ayudando, nos está dando lecciones importantes. ¿No es este un buen momento para lograr hablar con nuestros hijos? ¿Con nuestro cónyuge? ¿Es momento de besar a los que tenemos en casa y de decirles lo mucho que representan en nuestra agitada vida diaria? Si lo hacemos eso será una bendición.
Vivimos desenfrenadamente pero no amamos a esa misma velocidad. El coronavirus puede poner un freno desagradable con sabor a cuarentena pero es muy probable que ese freno, esa pausa, nos fuera muy necesaria, y al final, otra bendición.
AYUDARNOS A DISTINGUIR LO TEMPORERO DE LO PERMANENTE -Las enfermedades, epidemias y pandemias no son permanentes. Nuestra familia sí. Nuestros hijos, sí. Nuestra razón de vivir no puede determinarse alrededor de algo tan negativo y temporero como esta enfermedad. ¡Esto se va! Lo que es permanente es lo que tú eres. Lo que son los tuyos. Lo que le puede dar sabor y propósito a tu vida. ¡No nos desenfoquemos!
Este dichoso Coronavirus puede ayudarnos a estrechar el contacto con los amigos, con nuestros hijos, aunque estén en lugares lejanos. Puede ayudarnos a restablecer la comunicación con quienes hace tiempo que no hablamos. Permite que el COVI-19 nos salve de lo vano y nos ayude a todos a apreciar más lo que es permanente y dejar atrás la vanidad y el orgullo de “ser” y de “tener”. Que nos ayude a darnos cuenta de que todos somos iguales porque al final todos padecemos lo mismo.
¡Seamos valientes! ¡Aprendamos! Aprovechemos el tiempo para trabajar en casa, para cantar con los nuestros, bailar -nos ayuda a quemar calorías y a participar con los muchachos en organizar su habitación, su closet, sus cajones o gavetas. Hagamos ejercicios. ¡Miremos por las ventanas al cielo y demos gracias a Dios por estar vivos.
¡Ama, besa, abraza a los tuyos y diles cuánto los necesitas, cuánto los amas y cuán importantes son en tu vida! Esta epidemia puede ayudarnos a aprender a apreciar alimentos sencillos y sanos. Nos puede enseñar a desintoxicarnos de la comida chatarra y de ir a las tiendas por simple impulso. Nos puede ayudar a aprender a orar, a mirar al cielo y ver lo que nunca antes hemos visto, porque ahora miramos distinto.
Tu puedes amigo mío, tu solo, junto conmigo, hacer de esta maldición y de cualquiera que venga en el futuro, ¡Una bendición! ¡Una lección! ¡Una motivación!
Abandonemos la pereza, la tristeza y la ansiedad, hoy y ahora. Es verdad que el COVI-19 nos ha hecho mucho daño, pero, si lo dejamos, puede hacernos mucho bien, más del que nos damos cuenta. De modo que la consigna es: ¡frente en alto! ¡Estamos vivos y no nos acobardamos! No podemos ignorar el daño pero podemos concentrarnos en el futuro, en nuestro futuro y en el de los que amamos. La vida no se ha terminado y sigue dándonos lecciones. ¡Estemos resueltos a aprender de esta experiencia! Si miramos con el cristal correcto, dejaremos que esta pandemia sea nuestra mejor maestra!
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