Es cierto  la palabra “orgullo” puede transmitir una idea negativa y hasta desagradable, sin embargo, el orgullo no siempre es negativo. De hecho, sin temor a equivocarnos, podemos decir que hoy, más que nunca antes, necesitamos personas que se sientan orgullosas de su trabajo y del trabajo que rinden a favor de otras personas. ¿Por qué? Porque parece que la mayoría de nosotros no nos damos cuenta de que debemos imprimir orgullo personal a todo lo que hacemos a nuestro favor o a favor de otros.

“El Juicio de París” Porcelana de Capodimonti que se exhibe en el museo Capitalino de Roma, Italia.

Conformarnos con un trabajo mediocre no va a promover esa energía interna que nos mueva a hacer lo mejor posible en cada una de nuestras labores. Imprimir orgullo personal hace de un zapatero uno que se hace fama de ser meticuloso en su trabajo. Es la diferencia entre comprar una pieza de Capodimonti y una de la tienda de cinco y diez de la esquina. ¿Por qué pagaremos 500 veces más por una pieza de porcelana con ese nombre estampado en su base?

Definitivamente no será porque Capodimonti se estableció en 1473 ni porque se fabrica en Nápoles, Italia. Pero sí será por los detalles de su manufactura, por la calidad del producto y por su belleza. Ese orgullo personal que hace que esa pieza lleve ese nombre, la distingue y hace una pieza especial. Como es especial, estás dispuesto a pagar mucho más por ella.

Pues bien ¿qué queremos ser nosotros? ¿hacedores de obras dignas de reconocimiento o proveedores de piezas baratas que ocupan espacio y lugar pero que no tienen el sello de un trabajo de calidad? Cada uno debe decidir lo que hará con su trabajo, pero si lo pensamos bien, el orgullo propio nos motivará a hacer lo mejor posible con la labor que hagamos. Hacer nuestro mejor esfuerzo nos ofrecerá un agradable sentido de logro y pondrá pan en nuestra boca.

Conozco a muchísimas personas que recibieron y pagaron por trabajos que hicieron artistas, plomeros, carpinteros, albañiles y mecánicos a los que jamás volverán a llamar para que les hagan otro trabajo. La razón es que no percibieron, no sintieron que esa persona hiciera un trabajo con todo su corazón, mente y fuerzas. No es que no hicieron el trabajo, lo hicieron y se les pagó lo que pidieron, es que resaltó el hecho de que no lo hicieron con el sano orgullo personal de hacer un trabajo especial.

Tengo que hacer referencia a un hombre de mediana edad que se dedica a hacer lavados a presión a residencias e industrias. Este hombre se esmera, disfruta y goza su trabajo como un niño puede gozar con un juguete nuevo. La gente percibe su entusiasmo y el hecho de que siempre se las arregla para hacer algo más de lo contratado. “Melqui,” como cariñosamente le llaman muchos, hace de cada uno de sus trabajos, algo especial, algo que hace que su nombre se imprima en la mente de la gente que quiere contratarlo una y otra vez, no solo para sus residencias, sino también para que trabaje en las de sus parientes y amigos. Aunque hace un trabajo relativamente sencillo, se ha hecho la fama de un Capodimonti en el negocio de lavado a presión en la zona en la que vive. ¿El resultado? Melqui se siente orgulloso de lo que hace y sus clientes se sienten orgullosos de que él les haga el trabajo.

Repasemos juntos tres principios que pueden ayudarnos a sentirnos orgullosos de lo que hacemos, no importa lo que sea.

PRESÉNTATE COMO UN PROFESIONAL EN TU RAMA.

Cada vez que vayas a contratar un trabajo, ve vestido como un profesional. Lleva chaqueta o traje completo. Preséntate con dignidad y tus clientes en perspectiva te van a distinguir como un profesional. Te tratarán como tal y ya, tu, comienzas a imprimir un sello de orgullo en lo que haces.

Para lograr esto, tal vez decidas dedicar un día a visitar tus clientes. Tanto a los que vas a cotizar nuevos trabajos como a los que ya les hiciste trabajos y deseas hacerle una visita para repasar cómo les ha resultado el trabajo más reciente que les hicieras. Cuando tus clientes ven que ellos son importantes para ti, tu te convertirás en alguien importante para ellos y eso te proporcionará más y más trabajo.

UTILIZA MATERIALES DE CALIDAD.

No importa el esfuerzo y la dedicación que dediques a un trabajo, si no usas materiales de calidad, a la larga, tu trabajo no va a durar el tiempo que tu cliente espera que dure. No trates de ahorrar centavos para perder, con el tiempo, muchos pesos. 

Un arquitecto que decide hacer una maqueta del próximo edificio que tiene contratado, no va a hacer una maqueta que desacredite su trabajo sino que quiere realzar la visión de un trabajo bien hecho. Si hace eso en la maqueta ¿cómo no lo va a hacer al momento de seleccionar los materiales para la obra? El arquitecto sabe que la utilización de materiales de óptima calidad, proporcionarán las características de un trabajo de calidad del que pueda sentirse orgulloso.

Si eres cocinero también reconoces la importancia de utilizar productos de calidad en la confección de tus platillos. Algunos cocineros de restaurantes famosos, se levantan de madrugada para ir al mercado y comprar, personalmente, los mejores productos. ¿No crees que al imprimir este esfuerzo adicional se fortalece su orgullo personal por lo que hacen? ¿No crees que sus clientes van a pagar, con gusto, sus confecciones aunque estas sean un poco más costosas?

VE MÁS ALLÁ DE LA LÍNEA DEL DEBER.

Los mecánicos que hacen un poco más de lo solicitado, los carpinteros que se fijan en los detalles, los médicos que le dedican tiempo a sus pacientes y los pilotos que se esfuerzan por hacer aterrizajes suaves, todos ellos tienen algo en común. Ponen orgullo personal en lo que hacen.

Los terapéutas conocen muy bien esta regla porque sus pacientes pueden percibir, fácilmente, cuándo hacen un trabajo con el corazón y cuando solo lo hacen de forma mecánica con sus manos. ¿No es cierto que nos damos cuenta cuándo las cosas se hacen bien y cuando solo se hacen para derivar un salario? ¿Quién crees que va a recibir la mejor propina?

Hasta los oradores públicos que imprimen a sus presentaciones conceptos nuevos o ideas que los presentes no esperan, se ganan la confianza de su auditorio y hacen de sus charlas unas más atractivas y más completas. Estos, al ir más allá de la línea del deber, resaltan su trabajo como vendedores o maestros sobresalientes.

Como ves, amigo mío, aunque el orgullo puede tener y tiene lados negativos, también puede ser sano y algo que cultivar. Definitivamente seremos mejores en cualquier empresa a la que nos dediquemos, si nos sentimos orgullosos de ser quienes somos y de hacer lo que hacemos.


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