Para empezar, amigo mío, no estoy pensando en ti. Ya sé que en tu caso, estás genuinamente enfermo y puedes estar seguro de que tienes mi apoyo y toda mi comprensión. No es fácil la vida cuando no se tienen todas las fuerzas y las herramientas que deseamos tener. Con todo, eres muy valiente y mereces, no solo mi respeto sino el de todos … no estoy pensando en ti.
Estoy pensando en los que utilizan las enfermedades para excusarse, los cuales, todo el mundo sabe que no están enfermos, pero les conviene estarlo. Se llaman enfermedades psicosomáticas. Enfermedades que no existen. ¡Tu los conoces! Una enfermedad psicosomática se caracteriza por causar síntomas físicos cuyas causas derivan de procesos emocionales, como el estrés, la ansiedad o la depresión.
-“No puedo ir, estoy enfermo.” ¿Qué contestas ante eso? No puedes contestar nada porque no hay nada que puedas hacer cuando alguien te dice que no puede cumplir con una responsabilidad, con un compromiso o con una deuda porque está enfermo. A veces es cierto, muy cierto y como hemos dicho anteriormente, nos consta. Pero otras veces, ese “estoy enfermo” resulta muy conveniente.
La depresión puede ser un gran comodín.
Una buena carta a favor de esto es la depresión. Cuando alguien no quiere hacer algo, no le interesa hacer algo o no le importa hacerlo, una buena excusa es decir que padece de depresión. Y por supuesto es muy difícil curar una enfermedad conveniente. Cada vez que no puedo, o no quiero enfrentar una verdad, un trabajo o una responsabilidad, automáticamente me deprimo y quedo liberado. ¡Qué convenientes pueden ser las enfermedades!
Por supuesto, para decir que uno padece de algo tiene que consumir alguna medicina y eso también es conveniente para los que las recetan y para los que las producen. De forma que podemos decir que es un negocio redondo esto de estar enfermo. Produce ganancias y las mejores excusas. ¡Parece que todo el mundo gana!
El estrés y la ansiedad nos ofrecen buenas excusas
“-Me quedé en casa porque tengo mucho estrés.” -“lo hizo por culpa de la ansiedad” Y así todos nos bañamos con agua y jabón y dejamos de asumir lo que no deseamos asumir. RESPONSABILIDAD.
Una persona llega a ser considerada como responsable cuando posee la virtud, no solo de tomar una serie de decisiones de manera consciente, sino también de asumir las consecuencias que tengan las citadas decisiones y de responder de las mismas ante quien corresponda en cada momento. La palabra responsabilidad proviene del latín responsum, que es una forma de ser considerado sujeto de una deuda u obligación. En otras palabras, es alguien que RESPONDE y por tal razón se gana nuestra confianza.
Pero, claro está, si estás enfermo ya no tienes que responder a nada y haces lo que te plazca cuando te plazca. ¡Que conveniente amigo mío!
Tu puede hacer la diferencia en tu vida, si eso es lo que deseas hacer.
No digo que sea fácil pero sí te aseguro que tu reputación, tu sueldo, la estima que otros te tienen va a mejorar grandemente si te logras superar y dejar atrás las excusas. Puedes hacerte un autoexamen y mirar al pasado. Preguntarte: ¿Cuáles han sido las consecuencias de mi auto diagnosticada enfermedad? ¿Soy más feliz? ¿Soy más confiable? ¿Me ha ganado el respeto y todavía mejor, el amor de mis amigos?
Responder a estas preguntas puede sernos de ayuda. Un segundo punto es decidirnos a ser personas más realistas y reconocer nuestras deficiencias. Trabajar con ellas y superar el control de nosotros mismos. Tal vez esté a nuestro alcance dejar atrás las enfermedades psicosimáticas y movernos a un futuro menos dependiente y más real. Olvidarnos de eso, de que las enfermedades pueden ser muy convenientes. ¡Adelante!
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