Tal como el fuego pone a prueba la calidad del oro, expulsando a la superficie las sustancias ajenas, así los problemas de la vida ponen a prueba la calidad de personas que somos. No hay manera de evitarlo, el fuego nos pone a prueba y sacará de nosotros lo mejor o lo peor, dependiendo de lo que en realidad tenemos dentro.

Hace poco pensé que le sería de provecho a mis estudiantes aprender esta verdad de la vida de modo que aproveché la oportunidad que me dió una de las lecciones que enseñaba para dejar en ellos esta misma idea. Estoy seguro que la experiencia puede ayudarles por mucho tiempo. Hice lo siguiente: Llamé al frente de la clase a uno de mis estudiantes más aplicados. Acto seguido, le puse una naranja en sus manos. Le pregunté, qué era lo que había puesto en sus manos y un poco preocupado, por la simplicidad de mi pregunta, me contestó: ¡una naranja! Bien dicho, le dije. ¡Toda la clase se echó a reír! Luego en el ambiente más relajado que mi pregunta y su respuesta propiciaron, le hice una segunda pregunta. “-Si exprimo esta naranja, ¿qué saldrá?” Me contestó, tal vez sospechando la siguiente pregunta, -“¡jugo de naranja! y añadió, ¡si es una naranja no puede salir otra cosa! Le dije: “-Otra vez contestaste correctamente. ¡No puede salir de ella nada más que lo que tenga adentro!” Entonces le pedí que se sentara. Dije a la clase: “Eso es exactamente lo que nos ocurre a los seres humanos. En tiempos de crisis y de dificultades, cuando se nos exprime o cuando se nos somete al calor o la presión, saldrá de nosotros precísamente lo que tenemos dentro. Si lo que tenemos dentro es rencor, prejuicio y odio, eso es lo que saldrá cuando la vida nos apriete. Por otra parte si lo que tenemos dentro es gratitud, compasión y amor, eso es lo que va a brotar de nosotros porque eso es lo que tenemos dentro. Tal vez se nos tenga que someter al fuego, al calor o a la presión, pero nunca saldrá de nosotros lo que no tenemos. ¿Estás de acuerdo?

Otro ejemplo. El fuego calienta el agua y el agua a altas temperaturas tiene un efecto en los granos de café. Luego del café, su aroma, y ese aroma inunda toda la casa. Ahora deseas disfrutar de su extracto. El fuego solo provocó una reacción en cadena que promueve el gusto por lo que el aroma nos brinda. Otra vez, eso es lo mismo que sucede con las circunstancias que vivimos y con el efecto que esas circunstancias tendrán en nosotros y en los demás. El grano de café ofrece lo que tiene dentro debido al poder del calor, y nosotros exactamente igual.

Hace unos minutos mi esposa y yo acabamos de despedir a una amiga que conocemos por años. Se llama Betty. Betty perdió a su esposo de muchos años de feliz matrimonio. El murió de repente al sufrir un ataque súbito y masivo al corazón. Ya viuda por alrededor de un año y sola, Betty tiene la capacidad de consolar y animar a otros, aún cuando ella misma todavía tiene a flor de piel la dura pérdida temporal de su esposo. Con todo, Betty no es una mujer amargada sino una persona positiva y feliz. La pérdida de su esposo fue un golpe terrible, pero ese golpe, ese fuego, presión o calor no la amargó, no dañó su corazón. Eso, pienso yo, tiene un gran valor y resulta en mucho ánimo para todos. Como Betty hay muchas personas a nuestro alrededor a quien debemos admirar e imitar.

Ahora mismo en México, Puerto Rico y las islas adyacentes, abatidas por el terremoto y el huracán Irma, pueden palpar exactamente el efecto que el fuego y la presión pueden tener en las personas. El dolor ajeno mueve a miles a las obras de acción compasiva que conmueve o al abuso implacable del que se aprovecha de las víctimas indefensas. Mientras unos saquean, otros dan de sus energías y recursos para ayudar y consolar. ¡El mismo fuego que endurece o ablanda el corazón!

¿Qué poder tiene el fuego en ti, amigo mío? ¿Qué saca de ti? La respuesta es una sola:LO QUE TIENES ADENTRO. ¡Quiera el Creador que eso sea de bendición para ti y para los tuyos!

 


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