leopard-lacewing-1Una diezmillonésima parte de una onza de vitamina B12 es la diferencia entre la salud y la muerte. Efectivamente, una diezmillonésima parte de una onza de vitamina B12 es la diferencia entre la salud y la anemia perniciosa. No cabe la menor duda de que nuestro organismo depende de muchos detalles pequeños que se relacionan entre sí para que podamos disfrutar de la vida. No importa dónde mires en las cosas creadas o en las hechas por el hombre en las que no se hayan tomado en cuenta hasta el detalle más insignificante. Los detalles hacen la precisión y perfeccionan la belleza. Si eso es así, entonces, los de nosotros que prestemos atención a los detalles, tendremos mayores oportunidades de éxito en la vida que quien no lo hagan.

Es verdad que muchas veces nos dejamos impresionar por cosas, acciones u obras impresionantes pero para mi estas cosas no deben empañar nuestra habilidad para ver y disfrutar también las pequeñas. Miras al sol y te deslumbras pero miras abajo a una flor y te maravillan la suavidad de sus pétalos y sus colores. Cuánto tiempo hace que no miras y admiras las cosas pequeñas a tu alrededor? Lo que hace tu vida digna de vivirse?

En Florencia, Italia, por años se exhibió una pintura de Rafael llamada “La Madonadel Barril.” No sé si esa pintura todavía existe pero el boceto fue hecho sobre la tapa de un barril en vez de un lienzo. La historia decía algo así: Cierto día, Rafael caminaba por el mercado cuando vio a una madre, evidentemente una mujer muy pobre, sentada en la calle mientras amamantaba a su hijito. Vestía andrajos, pero en su rostro el pintor vio reflejado en aquella mujer el profundo amor que sentía por su criatura. Rafael se sintió tan motivado por este espectáculo que no pudo hacer otra cosa que pintarla de inmediato. Solo que como no tenía ningún lienzo consigo, tomó una tapa de un barril viejo que casualmente estaba allí y pintó la imagen de aquella mujer. Su pintura se exhibió por muchos años en las galerías de Florencia, una de las más hermosas ciudades que he visitado. Rafael tenía la innata cualidad de ver las cosas sencillas y admirarlas.

Por qué no comenzar a admirar las cosas sencillas y pequeñas que disfrutamos en la vida. Los hermosos ojos de la mujer que amamos, las esponáneas sonrisas de nuestros hijos, las cosas rutinarias llenas de detalles pequeños que tal vez estamos pasando por alto. Si lo hacemos, aunque no seamos pintores, disfrutaremos más de la vida.


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