Cuando era muchacho recuerdo que a un amigo mío le resultaba preciosa cierta chica y para mi no tenía nada de bonita, sin embargo, mi amigo juraba que era la mujer más hermosa que había conocido. Y gracias a Dios que es así porque de otro modo sería un problema para nosotros los feos. Sirve de consuelo que alguien en algún lugar nos pueda contamplar con buenos ojos y hasta nos pueda ver atractivos. Pero tomándolo más en serio, la belleza no solo se compone de lo que podemos ver a simple vista sino del conjunto, ¿no te parece?
Está claro que la belleza es relativa y como reza el dicho en inglés “Beauty lies in the eyes of the beholder” o dicho en el idioma de mamá: “la belleza reside en el ojo de quién la admira.’ Puede que estés de acuerdo al contemplar que lo que a ti te parece atractivo para otro puede pasar desapercibido.
Es probable que alguna vez hayas pensado que tal o cual persona es guapa o guapo y luego al conocerle, te hayas reevaluado el asunto y concluído que después de todo, no es tan atractivo o tan atractiva como le viste al principio.Incluso, la persona muy, muy guapa, puede llegar a perder su encanto con el paso del tiempo, tal y como sucede con un objeto que compramos, exhibimos con orgullo y que al paso del tiempo ya dejamos de admirar, pues nos acostumbramos a su presencia. Para esta situación escuchamos el dicho que reza: “hasta la belleza cansa.” Por lo tanto, este asunto de lo bello y la belleza es bastante relativo y engañoso.
¿Qué es bello para un no vidente? Definitivamente tomará en cuenta otros factores, probablemente factores de mayor relevancia que los que nosotros los que vemos, tomaríamos en cuenta. Nosotros nos dejamos llevar, demasiadas veces por lo que vemos. Sin embargo, el no vidente se concentra más en vez la voz, y los tonos de voz, en la personalidad e incluso en el tacto, que serían los ojos del no vidente. Y de esto, los que vemos, podemos aprender. Podemos aprender a evaluar mejor lo que es la belleza y a tomar en cuenta factores que son más perdurables y que pueden traernos mayor felicidad que lo que aparenta a los ojos de carne.
Escuchando algunos no videntes, con los que he tenido la oportunidad de interactuar, prefiero usar la palabra “no vidente” en vez de la palabra “ciego” puesto que no poder ver, no quiere decir ser ciego. El “ciego” muchas veces es el que no quiere ver y eso no tiene nada que ver con los que no tienen esa capacidad. De todas formas, cuando les he pedido que me expliquen lo que para ellos es “la belleza,” uno queda realmente impactado por la respuesta. El no vidente tiene una percepción mucho más sensible. Los que vemos pasamos por alto una gran cantidad de información que deberíamos tomar en cuenta pues nos ayudarían muchísimo a disfrutar de la vida. Por ejemplo, uno de ellos ha dicho que para él, la belleza es sentir el olor del campo. Pisar la hierba verde y sentir el vuelo de los pájaros. Otro dice que la belleza para él es sentir que está en la playa y pisar la suave arena mientras escucha el rugido del mar y el vaiven de las olas. Otro no vidente dice que, belleza para ella, son sus tres hijos. Sus risas y la sensación de poder abrazarlos y amarlos. Interesante, ¿verdad?
Luego de escuchar estas expresiones de lo que significa la belleza para los que no pueden ver, te reevalúas lo que piensas que conoces del tema y comprendes que “belleza” es más que lo que ves, y que es, en realidad, lo que sientes. El aire en tu rostro, el placer de escuchar la voz de quien amas, sostener la mano de un amigo. Sí, tal vez la verdadera belleza no tenga nada que ver con lo que podamos percibir con nuestros ojos físicos.
Si tratamos de evaluar la felicidad por medio de la belleza, otra vez quedamos sorprendidos al darnos cuenta de que la belleza no tiene absolutamente nada que ver con la felicidad. Nombres de personas consideradas superbellas como Marylyn Monroe o Elvis Presley, por decir dos muy reconocidos, vivieron vidas muy tristes y finalmente vivieron vidas frustradas. Resultó que en vez de bendiciones la belleza que ostentaron provocó más dolor que placer.
Con lo anterior no queremos decir que la belleza siempre resulte negativa o que no sea deseable. Tampoco queremos decir que la belleza no pueda evaluarse justamente ni justipreciarse en sentido físico. Es evidente que quien nos creó tenía en sí mismo la facultad de disfrutar la belleza de modo que nos creó con el don de poder apreciarla, disfrutarla y buscarla. Lo que sí queremos decir es que debemos ser cuidadosos y no dejarnos deslumbrar por lo que es aparente a la vista porque puede no ser real. Te invito a ser más sensible a lo que es bello en todo tiempo, incluso con el pasar de los años. Así disfrutaremos siempre de la verdadera belleza y esa, esa nunca, nunca nos decepcionará.
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