Aprender un nuevo idioma se ha hecho más popular que lo que muchos piensan. Y es razonable en vista de que el mundo se hace más y más pequeño, debido a la globalización. Aprender un nuevo idioma ha dejado de ser algo exclusivo de las clases cultas para convertirse en algo posible, atractivo y productivo y para muchos de nosotros.

¿Deseas aprender un nuevo idioma? Si es así, hay algunas recomendaciones que por experiencia propia pudieran ayudarte. A estas llamaré la regla de las tres “P”. Veamos:

La primera “P” es, “POR QUÉ” quieres aprender ese idioma en particular. Debe haber alguna razón y esa razón es más importante de lo que a priori puedas suponer. El saber por qué, te suplirá la motivación que necesitas para emprender este reto. Se ha comprobado que los estudiantes que tienen una fuerte motivación logran los mejores resultados. De seguro, no deseas empezar algo que no vayas a terminar. No quieres perder tiempo y recursos valiosos, además de experimentar la consabida frustración del fracaso, por empezar y no terminar. Una vez hayas determinado el POR QUÉ quieres aprender inglés, francés o cualquier otro idioma, podremos pasar a la segunda “P” de nuestra regla de tres.

“PACIENCIA.” Cualquier cosa nueva que deseemos aprender implicará mucha paciencia. Aprender un nuevo idioma no es la excepción. Recuerdo que cuando aprendía el ASL (Lenguaje Americano de Señas o Signos) estaba más interesado en aprender palabras que conceptos. Cualquiera que haya estudiado el ASL sabe que, en este fascinante idioma de los sordos, los conceptos son los que te ayudarán a transmitir las ideas y no simplemente las palabras. Mi maestra me enseñó que, para aprender el idioma de los sordos, primero, debería hacer un dibujo mental de lo que quería decir. Entonces, pude comprender que no podía aplicar la estructura del idioma español al lenguaje de signos. Sin embargo, ese es uno de los errores más comunes que cometemos cuando vamos a aprender un nuevo idioma. Aprender el lenguaje de señas era como entrar en una dimensión, hasta entonces, completamente desconocida para mi. ¡Cuanta alegría me reportó!

Ejercer paciencia te va a permitir entender cómo el nuevo idioma tiene su propia estructura, su propia mentalidad, por decirlo así. Se va a requerir paciencia para darte cuenta de que junto al idioma se incorporará su cultura. Esa cultura concomitante puede, en ocasiones, ser más complicada que el idioma en sí. Para mi, esto ha sido algo inesperado pero muy interesante.

Otro bien que puede producir ejercer PACIENCIA al aprender un nuevo idioma, pudiera tener que ver con el descubrimiento de otras cualidades, antes desconocidas. El impaciente o no se percata de que debe desarrollar nuevas habilidades o tal vez es muy perezoso para esforzarse por descubrirlas. Así que, si hemos decidido esforzarnos por aprender un nuevo idioma, pudiéramos poner a prueba la humildad mental que poseemos. Quienes la demuestren están en mejor posición de salir exitosos en su empeño de aprender.

“PRÁCTICA.” es nuestra tercera “P”. Al principio lo que sale de la boca no tiene la pronunciación correcta ni el sabor apropiado. La práctica va a lograr que se perfeccione. No te frustres si te das cuenta de que no te entienden o que provoca risa lo que dices con tu boca o lo que haces con tus manos (en el caso de los idiomas de signos). En el lenguaje de señas americano, por ejemplo, en cierta ocasión, mientras me dirigía a un auditorio, dije que era “un animal” en vez de decir que era “joven”. De más está decir, que no sabía por qué el auditorio apenas podía contener la risa. Cuando me bajé de la plataforma y me explicaron ¡ahora yo también podía reírme a carcajadas! En el lenguaje americano de signos, los dos conceptos se parecen mucho. De todas formas no me rendí y seguí practicando. Claro, me equivoqué muchas veces más, pero, hay que seguir practicando y tomarlo, como dice un amigo “deportivamente,” comprendiendo la importancia de practicar sin rendirnos.

Aprender un nuevo idioma es como aprender a caminar. Tal vez no nos acordamos, pero los primeros pason fueron difíciles y nos caímos muchas veces. Sin embargo, no dejamos de seguir tratando y hoy corremos sin darnos cuenta de que hubo un día en que no podíamos dar un paso.

Algo especialmente valioso para aprender idiomas de señas así como los idiomas hablados, es comprar o preparar tus propias tarjetas con vocabulario o conceptos. Memorizar estos son de mucha ayuda en el proceso de practicar.

Si tienes amigos que también están aprendiendo el idioma, puedes pasar horas divertidas e instructivas utilizando estas ayudas visuales para mejorar y acelerar la práctica del idioma. Usalas y verás enseguida los buenos resultados.

Bajo esta “P” de práctica, debo recomendarte que uses el Internet y veas los vídeos que pueden ayudarte a familiarizarte con el idioma. Estos vídeos cortos, incluso de anuncios comerciales, te ayudarán muchísimo a “educar tu oído”. Hasta escuchar las noticias en ese idioma puede ampliar tu vocabulario y exponerte al habla diaria de los que lo utilizan. Notarás que la manera coloquial de hablar en la calle no se parece a la forma pausada en la que aprendemos en un salón de clases.  Tómate el tiempo para investigar en la red y disfrutarás de practicar. Recuerda el dicho: “la práctica hace la perfección.”

Aún si por el momento no estás decidido a aprender una nueva lengua, cultura y forma de expresión, al menos tienes una idea más clara de lo que puede implicar. Incluso podrás compartir algunos de los comentarios de este ensayo. Eso sí, por favor, si conoces a alguien que está aprendiendo un idioma nuevo, anímalo y pídele que te comente sus experiencias de aprendizaje. De seguro te contará cómo aprender un nuevo idioma le ha ayudado personalmente a entender mejor a otras personas y a sentir mayor simpatía por gente de otras culturas.

 


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