Por décadas el ornitorrinco ha sido un dolor de cabeza para los evolucionistas. Tiene pelos como la nutria, pone huevos como una gallina, tiene pico de pato y es todo un mamífero. La hembra no tiene pezones pero produce leche para sus crias. Para complicarlo más, es carnívoro y tiene pezuñas como de gallo que inyectan veneno y con la que puede matar a animales pequeños. No nos equivocamos si decimos que es el animal más raro del mundo. Pero por ¿qué decimos que es un dolor de cabeza?
Pues es un dolor de cabeza para los creyentes en la teoría de la evolución. Sabemos que los estudiosos de esta teoría, utilizan el registro fósil para darle validez a muchas de sus conclusiones. Sin embargo, no se ha encontrado ningún registro fósil que les diga a los evolucionistas si el ornitorrinco viene de un ave, o va a ser un ave, o es un reptil en el proceso evolutivo. O, tal vez, fue un reptil y ahora va en camino a ser otra cosa. Nadie puede probarlo.
Escuchemos lo que dice una fuente evolucionista sobre el ornitorrinco, también conocido por el nombre de “platypus”:
“Entre los fósiles tampoco existe ninguna evidencia importante acerca de sus antepasados. Por lo tanto, prácticamente nada tenemos que nos ayude a relacionar estos animales con algún grupo de reptiles fósiles”.
Cuando leo algo así de franco de estas fuentes creyentes de la evolución, no dejo de pensar que, como en todas las avenidas de estudio, siempre hay personas sinceras que no disfrazan la verdad para su conveniencia. ¿No piensa igual el lector?
Sea como sea, dejamos la prueba de los fósiles en manos de los evolucionistas. Seguramente tienen la esperanza de encontrar, algún día, alguna prueba fósil de la teoría que han defendido por tantos años con tan pocas pruebas cientificas. Para mi, igual que para muchos, la respuesta es que el ornitorrinco pertenece a una especie que el hombre no había encontrado hasta 1798 y que ilustra la sapiencia de un Creador Inteligente.
Fue en 1798 que se descubrió y se pensó que era una broma de un taxidermista.
Un punto adicionalmente interesante es que el ornitorrinco no tiene estómago. ¿Cómo asi? Les explico: La garganta del ornitorrinco se conecta directamente a sus intestinos. No hay ningún saco en medio que secrete ácidos y enzimas disgetivas como sucede con el resto de los animales. Por lo tanto, dico de otra forma, el ornitorrinco no tiene estómago, ni sus parientes más cercanos, los equidnas espinosos. Como sabe el lector, el estómago es la parte del intestino donde se realiza la parte principal de la digestión. Las glándulas en este órgano secretan enzimas conocidas como pepsinas, que descomponen las proteínas, y ácidos fuertes que ablandan los alimentos y ayudan a que las enzimas funcionen. Sin embargo, que se sepa, al ornitorrinco no le duele nada ni parece darse cuenta de que es muy diferente a los demás.
De todas formas, este fascinante “topo de agua” como le llamaban los aborígenes australianos es una maravilla que habita en los ríos de la tierra “DOWN UNDER” como la llaman los australianos. Por causa del paso del tiempo, Australia fue convirtiéndose en un continente cada vez más seco, lo que redujo considerablemente, no solo el caudal de los ríos sino también su cantidad. Hoy, lograr ver un ornitorrinco es un regalo especial.
En el video de abajo, tomado en el Santuario Haelesville en Melburne por KomoSabe fue un logro y una dicha. Es corto pero sustancioso y uno de los pocos que muestran parte de la actividad acuática del ornitorrinco, espero que les guste. Como de costumbre, se agradecen sus “likes” y comentarios. Recuerden, por favor, que si aprenden algo en KomoSabe pueden enviarle el enlace a un amigo. Un fuerte abrazo, a todos nuestros lectores, desde Melbure, Australia.
El ornitorrinco.