Actúa, no sobreactúes frente a la crisis del covid-19

El equilibrio es lo que permite a un joven montar su bicicleta y es lo mismo que permite a un piloto actuar frente a un desperfecto de su aeronave en vuelo. El equilibrio gobierna el éxito de muchas acciones y profesiones. Es imprescindible a la hora de educar, orientar e incluso disciplinar a nuestros hijos. ¿cómo nos va ejerciendo equilibrio en estos tiempos de ansiedad familiar?

A muchos les va bastante bien, a otros les va regular y todavía a algunos de nosotros esto nos tiene patas arriba y con los pelos de punta el día entero. Por mucho, es más fácil salir de la casa a trabajar, aunque sea rompiendo calles, que quedarse en casa y tener que vivir 24 horas con los mismos personajes, con sus mismos problemas y provocando los mismos disgustos. No está fácil. Sin embargo, la realidad es que para sobrevivir a la crisis necesitamos equilibrio.

¿QUÉ ES EQUILIBRIO?

Y, equilibrio, amigos míos, no es dejar que los muchachos hagan todo lo que les place para que no nos traigan dolores de cabeza. No. Debe estar meridianamente claro que “pandemia” no es otra palabra para “vacaciones”. Y aunque ahora mismo algunos estén ciertamente de vacaciones, vacaciones no significa no hacer nada y estar el día durmiendo o jugando por internet. Eso no es equilibrio. Eso es desorden. El desorden provoca caos. El caos en el hogar es totalmente inaceptable.

De modo que el equilibrio trasmite la idea de no irnos ni a la derecha ni a la izquierda. Implica balance en nuestras actitudes y acciones. El balance nos trae armonía, igualdad, tranquilidad. No es que sea fácil para unos y difícil para otros, es que se logre equidad y balance.

Antes del covid-19 el tiempo que le dedicaban los padres a sus hijos en los Estados Unidos era de 8 minutos al día. Ahora, por obligación debería ser distinto y eso significa que debemos aprovecharnos del tiempo que hemos perdido para educarlos y para conocerlos mejor. Si no aprovechamos esta oportunidad no sabemos cuándo tendremos otra. No se trata de sobreactuar sino de actuar con prontitud y sabiduría práctica. Repasemos algunas sugerencias.

TUS HIJOS NECESITAN ACTIVIDAD FÍSICA Y CREATIVA NO IMPORTA EL SEXO

Hay que hacer ejercicio. Si no crees que funcionará el ejercicio como tal, entonces, hay que planificar tiempo para bailar, jugar o hacer otras actividades físicas. No descartemos caminar juntos, si eso es seguro en tu vecindario. La actividad física provoca hormonas que hacen que nos sintamos bien. No se olvide que lavar las ventanas de la casa, limpiar su cuarte y lavar el auto son parte de la actividad física razonable. Póngales proyectos y discútalos con ellos.

Los jóvenes necesitan actividad pero actividad supervisada no importa el sexo o la edad. Podemos y debemos confiar en nuestros hijos pero con equilibrio, recordando que todavía son inmaduros y fácilmente pueden desviarse de nuestras instrucciones si se encuentran con alguna tentación suficientemente poderosa como para desviarlos del objetivo planteado. Confiemos pero no sobreconfiemos.

¿Qué hay de actividad creativa? Esa también es importante. Entre las actividades creativas que podemos incitarles a hacer está el pintar, dibujar, leer, armar rompecabezas, fabricar o reparar algo que se necesite en el hogar. Si pensamos un poco hay mucho que hacer para enfrentar estos tiempos duros y de cambios.

SEAMOS CARIÑOSOS Y EXPRESEMOS NUESTRO AMOR

Con todo, no olvidemos que los niños son niños, no son enanos. No vayamos a los extremos tratándolos como adultos. Los jóvenes igualmente necesitan convencerse del bien que procuramos para ellos y por supuesto no nos olvidemos de las recompensas que se merecen. No debemos quedarnos cortos en elogios ni en palabras que expresen gratitud, aprecio y amor. Son nuestros hijos y los amamos pero debemos expresarles nuestros sentimientos. Seamos generosos en besos, abrazos y caricias. Y eso, aunque nuestros padres no nos las expresaran cuando nosotros éramos niños o jóvenes.

Definitivamente nuestros tiempos no son normales y si no nos cuidamos pueden empeorar. Queremos salir de esta crisis más fuertes de lo que entramos en ella, no más divididos, más decepcionados o más disgustados con nuestra familia. Depende de nosotros. Todo se logrará si somos equilibrados y no sobreactuamos.

3 asuntos que tomar en cuenta con nuestros hijos durante la pandemia

La presencia del covid-19 nos ha complicado la vida a todos en cuestión de meses. Y no hay duda alguna de que quienes más se han visto entre la espada y la pared son ustedes los padres. Ni hablar si se cría una familia en un hogar de padres solteros. Es un reto fenomenal que, sin previo aviso se nos ha venido encima. En realidad todos somos novatos en este tema por lo que repasar algunas sugerencias no nos viene mal a ninguno de nosotros. Por supuesto, es sabio tomar las cosas con calma y no aplicar las sugerencias a rajatabla. Pues bien, nuestra propuesta de abuelos es esta:

HABLA CON TUS HIJOS TODOS LOS DÍAS

Los pensamientos de nuestros hijos, y no solo sus pensamientos pero, más importante aún, sus sentimientos no son fáciles de sacar a la luz. Es como cuando se trata de sacar agua de un pozo profundo. Ya sé que la mayoría de los jóvenes padres nunca han hecho esto, pero, creo que casi todos hemos visto el procedimiento en alguna película. Tiras el cubo a lo profundo, sujeto de una cuerda, y te esfuerzas por elevarlo hasta donde ti… y nunca sabes lo que viene. En el mejor de los casos, una buena cantidad de agua. Luego, hay que repetir tres o cuatro veces el mismo ejercicio ¿no es cierto? Pues ¿cómo extraemos los pensamientos de nuestros hijos a la superficie?

Con paciencia. Tirando el cubo hasta el fondo y esperando que salga agua. Buenas preguntas son como ese cubo. Preguntas que no les incriminen ni con las que sospechen que estamos buscando algo que no existe. Conversar viendo la tele, se puede si no hablamos de algo muy serio. Conversar jugando un juego de mesa tamién se puede, otra vez, dependiendo del tema. Conversar un poco antes de ir a la cama, tal vez en el mismo cuarto antes de leerle alguna de esas historias que les gusta, es mi lugar preferido.

Sin embargo, cuando converses con tu hijo, déjalo con ganas de más. No hables y hables por media hora porque eso es fatal. Poco, suave y animador… si lo hacemos todos los días por 30 días del mes, es una buena cantidad de tiempo. Aprenderás mucho de tu hijo y él confiará más en ti. Con covid-19 o sin covid-19 no dejes de practicar esta regla. No falla.

Conversar con nuestros hijos no solo les ayuda a ellos sino también a nosotros

OBSERVA SU CONDUCTA

Si de una cosa nos sirve la experiencia es que, observando, podemos aprender más que de cualquier otra forma. ¿Necesitas preguntarle a tu hijo si se siente frustrado, enojado o bravo? Obviamente no. Lo conoces y puedes determinar enseguida su estado de ánimo.

Cuando lo ves así distinto, encerrado en sí mismo… es fácil comenzar una pelea con la pregunta que más problemas causa: “¿que te pasa?” Esa pregunta NO SE HACE. Dale espacio al muchacho y trata de comportarte de forma natural. Dale su espacio. Si no desea hablarte del asunto, déjalo. Mañana tal vez puedas preguntarle algo como “¿tuviste mejor día hoy? ” Así le abres la puerta a que se exprese, si desea hacerlo. Respeta sus sentimientos y espera. Claro, no todos los chichos son iguales y lo que puede funcionar con Pepito tal vez no funcione con Carlitos. La pura verdad es que la pandemia nos pone a todos un poco molestos al tener que estar dentro de nuestra casa por tanto tiempo, y, los muchachos no son diferentes.

Upset girl with teddy bear sitting on the floor at home

PROCURA QUE SE ALIMENTEN BIEN

Como sucede con muchos de nosotros, la ansiedad nos abre el apetito y en ocasiones queremos comernos un buey. Otras veces queremos comer solo “chucherías” y eso tampoco es apropiado. Además, durante estos tiempos de covid-19 tampoco conseguimos todos los alimentos que nuestra familia está acostumbrada a consumir. Eso también nos puede irritar a todos.

¿Qué podemos hacer? Podemos envolver a nuestros hijos en la compra y en el menú que vamos a preparar. Se puede comprar una buena carne molida y hacer juntos unos hamburguers. Otro día se pueden comer hoy dogs si eso les gusta y podemos comprar algunos de buena calidad. ¿Qué hay de preparar una buena pizza? Así vamos envolviéndolos y acercándolos a nosotros. Claro, esta no puede ser la comida de todos los días por lo que hay que preparar las mejores recetas que toda la familia “soporte” mientras estemos limitados.

Eso sí, TODOS LOS DÍAS debemos reunir la familia para tener, por lo menos, una comida juntos. La hora de la comida debe ser una ocasión feliz. NO es momento de quejas, de chismes o de réplicas. Queremos tener una comida en paz SIN CELULARES a la mesa. Esa debe ser una regla no negociable no solo durante la pandemia sino mientras vivan en casa. Recuerde: por lo menos UNA comida juntos.

Estas tres sugerencias nos pueden ayudar mucho a pasar lo mejor posible estos meses de ansiedad que si bien nos afectan a nosotros los adultos, tienen mayor impacto en los chicos. Es por esa razón que debemos dedicarles tiempo, observar su comportamiento y asegurarnos de que se alimentan bien.

De vez en cuando toda la familia puede disfrutar de algún alimento que les encante a los chicos.

Rio revuelto, ganancia de pescadores

Este dicho español nunca ha sido tan veraz como en estos tiempos en que nos ha tocado vivir. Nadie pone en tela de juicio el hecho de que todo está revuelto. Las instituciones más sólidas están más inestables que nunca y la gente menos paciente y más resuelta a buscar y buscarse problemas. Sí, vivimos meses de inestabilidad en la que no hay institución, social, comercial, política, sanitaria o incluso religiosa, que no esté siendo sacudida hasta sus mismísimos fundamentos.

Claro, rio revuelto, ganancia de pescadores. No falta quién busque beneficios de la confusión, la ansiedad, las dudas y la desconfianza. Y tampoco escasea el que, desesperado, va a buscar refugio a la boca del lobo.

El dicho dice: “rio revuelto ganancia de pescadores”. ¿Ves eso hoy?

De la desesperación dependen los que lanzan el anzuelo sin escrúpulo alguno para atrapar vivos a los que muerdan el sebo. A mi cuenta de Komosabe, de Facebook, e incluso a mi cuenta personal de internet llueven los mensajes con motivos dudosos sobre negocios en la bolsa de valores, inversiones, y aventuras en las que supuestamente puedes hacerte rico de la noche a la mañana. Además, invitaciones a grupos de Chad y mil cosas que son, a todas luces, producto de los que buscan ganancias personales y muchas veces a costa de proyectos dudosos. Sí, cuando el río está revuelto… pululan los pescadores.

Estoy seguro que yo no soy el único. La propaganda de los que quieren aprovecharse de toda esta confusión nos afecta a todos, por lo que nadie está excluido de caer víctima de las llamadas tramposas y de los anuncios engañosos. No caigamos en la trampa, estimado lector.

¡NO CAIGAS EN LA TRAMPA!

Si el río está revuelto, solo será ganancia de pescadores si tu y yo somos peces incautos, asustados y sin esperanza.

Mantenga la mejor rutina que pueda. No es momento de inventar nada ni de buscarle las 5 patas al gato. Podemos superar lo revuelto de la superficie del río, si sabemos irnos a lo profundo, donde todavía las aguas están tranquilas y donde podremos reposar sin temor a perderlo todo. Y claro está, no queremos ir a lo profundo solos, queremos llevarnos a los nuestros, a los que amamos que dependen de nosotros. Es nuestro deber protegerlos y no permitir que se los lleve la corriente. Sin embargo, para protegerlos hay que escucharlos.

¿Cómo podemos fortalecer la unidad familiar? Si nos mantenemos juntos, no será imposible seguir adelante. Habrá solidaridad entre los miembros de la familia y sabrán actuar como un solo individuo. No se esparcirán asustados haciendo cada cual lo que le parece. Si eso ocurre, tarde o temprano alguno va a caer en las redes de pescadores. Eso sería terrible y más dura la tribulación para el resto de la familia. Evitemos esos golpes con buena comunicación, perspicacia y unidad de acción en el núcleo familiar.

Ser perspicaz con nuestra familia va a ayudarles a pasar esta temporada difícil.

APRENDAMOS A NO DESPERDICIAR

Cuando hay abundancia, por regla general, hay mucho desperdicio. En vista de los tiempos que vivimos y lo inestables que están, aprendamos a no desperdiciar. Si lo hacemos nosotros, nuestros hijos van a aprender a hacerlo.

No desperdiciemos agua, luz, gasolina, papel y sobre todo, no desperdiciemos los alimentos. Tengamos un suministro acumulado en casa, por varias semanas, y ayudemos a la familia a estar contentos con lo que se les hace disponible. Nadie va a morir de hambre, pero no hay que comer en exceso de forma ovípara en tiempos en los que los recursos, muy pronto, pudieran estar limitados.

Motivemos a la familia a comprender que tal vez no tengamos, por un tiempo, todas las cosas que nos gustan y que por lo tanto, tendremos que sustituirlas por otras. No es el fin del mundo pero hay que aprender a estar contentos con lo que tengamos disponible.

Ser agradecidos va a contribuir muchísimo a superar estos días de pandemia y volver a la normalidad de aquí a un tiempo. Vivir con esperanza será una fuerza motivante para todos los miembros de la familia. Si todos nos cuidamos podremos contarlo en los años por venir.

De modo que NO DESPERDICIEMOS los recursos, lo que incluye el dinero. APRECIEMOS lo que tenemos y enseñemos a nuestros hijos a apreciarlo también. El río está revuelto. Agitarnos no va a calmarlo. Seamos PACIENTES y esperemos el tiempo en que podamos ver días mejores.