LA FACULTAD DE ELEGIR

Tal vez al leer el tema de hoy puedas pensar en tu primera clase de religión, cuando te enseñaron que Dios nos creó con la facultad de elegir. Lo aprendiste, pero en realidad, ¿lo creíste?  Probablemente no y por eso no lo has aplicado a tu vida y no te has hecho responsable por tus acciones. Muchísima gente ha desarrollado una actitud fatalista y acostumbran a decirte que andan “como Dios quiere”. Pero ¿realmente andan como Dios quiere o como ellos han elegido?

Seas una persona religiosa o no, tú y yo tenemos la facultad de elegir 24/7. Elegimos todas las mañanas qué ropa usar, qué zapatos ponernos y qué vamos a desayunar. A eso llamamos “facultad de elegir” y es una hermosa libertad, diaria y constante, que nos permite superarnos, si eso deseamos, dejar atrás el pasado, si eso queremos y mirar al futuro para mejorar nuestra capacidad de elegir mañana y así a lo largo de nuestra vida. La pura verdad es que no estamos como Dios quiere sino como nosotros hemos elegido estar.

Por lo que puedo ver, MILLONES DE PERSONAS son incapaces de comprender este hecho. ¿No nos damos cuenta de que cuando entramos a un supermercado podemos elegir entre comprar manzanas o comprar peras? Bueno, apliquemos el mismo principio a la toma de decisiones más importantes. TENEMOS LA FACULTAD HERMOSA DE ELEGIR. Elijo comprar un auto o no comprarlo, ver una película o no verla, hacer ese viaje o no hacerlo. POSEEMOS ESTA HERMOSA CAPACIDAD y no tenemos a quien echarle la culpa si la decisión que tomamos no fue la mejor. Vamos a seguir esta línea de pensamiento y espero que no se esté poniendo incómodo el asunto. No es mi intención que se ponga incómodo sino poner sobre la mesa una verdad importante, demasiado importante para dejarla pasar.

Si elegimos comer y comer hasta que enfermemos, ¿a quién debemos culpar? Si elegimos ser pesados como una patada en el estómago, ¿a quién debemos culpar? Si decidimos desperdiciar nuestra vida, ¿a quién debemos culpar? La respuesta es obvia: A NOSOTROS MISMOS y a nadie más, estimado amigo mío. De modo que no tenemos que quedarnos allí, tirados en el piso lamentándonos todos los días. Podemos ELEGIR ponernos de pie y seguir adelante, si es necesario, recuperar el tiempo perdido, cambiar la decisión, pedir excusas, pedir perdón y reenfocarnos… podemos ELEGIR hundirnos en la desesperación o ponernos de pie y continuar nuestro camino con una lección más aprendida.

J. Martin Kohe era publicista por los primeros años del siglo 19. Escribió un magnífico libro que se llama Your Gratest Power. En su libro el señor Kohe dice que las personas que fracasan y que se revuelcan en un sentimiento de auto-compasión y quienes constantemente se quejan, lo hacen porque no  logran emplear la facultad más grande que poseen o bien hacen un mal uso de ella. Por supuesto, dice Kohe, los resultados lastiman, no solo a ellos sino también a todos los que están a su alrededor. ¡Cuán cierto es esto! Entonces, amigo mío, USTED y NADIE MÁS QUE USTED está a cargo de su mente y de su soberanía personal. Usted ELIGE. Lo hará hoy y lo hará mañana. Puede decidir ser mediocre o puede elegir ser mejor… tal vez estar “entre los mejores”. Se de cuenta de ello o no, esto no cambiará.

Disfrutemos la capacidad de elegir, eligiendo bien. Pensando lo que vamos a decidir hacer y poniendo el corazón y la mente en la dirección que tomará nuestra vida.

PIENSA EN ESTO

¿Quién se beneficia de que no tomemos decisiones?

¿Quién se beneficia de que tomemos acción para cambiar una mala decisión?

¿Estamos dispuestos a tomar las riendas de nuestra vida?

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *