Hablemos de valores: La puntualidad.

 

Ser puntual ha sido tradicionalmente una clave importante para tener éxito en cualquier empresa. Una persona que no llega a tiempo a sus compromisos, a sus clases o a su trabajo va socavando, poco a poco no solo su persona sino también su trabajo. Sin embargo, una de las características de los tiempos que vivimos refleja una grave falta de puntualidad en cada vez más personas en prácticamente todo renglón de la vida. ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer para recuperar esta valiosa cualidad de ser puntual?¿Es realmente importante llegar a tener la reputación de ser personas puntuales?

POR QUÉ SER PUNTUAL

Porque respetas el tiempo de los demás. Al respetar su tiempo, que representa dinero que se invierte en una faena o en un proyecto, se demuestra consideración al bien ajeno, un bien que no es ilimitado ni permanente. La vida no lo es y consta de horas, minutos y segundos. Ser puntual asume que la persona o personas implicadas han preparado sus vidas para coincidir en determinado lugar en determinado tiempo. Y debemos respetar esto como si fuera parte de nuestra religión. De hecho, los actos religiosos que no comienzan ni terminan a tiempo no solo provocan críticas sino también adversarios.En resumen, las instituciones y/o las personas que son impuntuales, enfrentarán mayores dificultades que aquellas que respetan el tiempo de los demás y cumplen con la responsabilidad moral de ser puntuales.

LO QUE PUEDES HACER PARA LLEGAR A SER UNA PERSONA PUNTUAL

Lo primero es no engañarte a ti mismo. Parece algo imposible de hacer pero engañarnos a nosotros mismos en cuestiones de tiempo es muy común. Algunos ajustan su reloj diez minutos más tarde para tratar de llegar diez minutos más temprano. Claro, esa es una solución infantil, simplista, e irreal a un problema que tiene raíces mucho más profundas.

La persona responsable desea saber la hora exacta en la que vive y planifica su tiempo para no vivir esclavo del reloj pero tampoco vivir la vida loca esperando que los demás posean la virtud de esperar por él o ella llegue cuando llegue.  Esa mentalidad no te hará ganar muchos amigos y te llevará a cometer un error que te cueste dinero o la posición por la que has luchado por años. Perder una oportunidad por ser irresponsables con el tiempo es una verdadera pena, totalmente innecesaria.

Prepárate desde el día anterior. Si piensas en el atuendo que vas a utilizar de antemano, ese detalle te ayudará a llegar a tiempo en las mañanas. Ponerte a pensar qué traje y corbata voy a ponerme o qué traje con qué cartera y zapatos, en el caso de las féminas, puede tomar más tiempo de lo que puedes suponer. Ten tu ropa seleccionada desde la noche anterior y los movimientos matutinos van a ser más precisos y como consecuencia vas a ahorrar tiempo valioso.

Se realista al planificar tu tiempo. Toma en consideración el tiempo que de verdad te tomará levantarte de la cama, asearte, acicalarte, vestirte y tomar un desayuno ligero. Algunos necesitan dos horas o más tiempo para lograr salir en paz de la casa y no corriendo como si fueran locos que van a apagar fuegos. Toma en cuenta el tráfico del lugar donde vivas y del lugar al que vas a transportarte. Si además de eso planificas estar treinta minutos antes de la hora de tu cita, será muy difícil que llegues tarde.

No aceptes compromisos de último minuto. Llegar a tiempo implica que no debes detenerte ni distraerte para ninguna otra actividad en el camino a tu cita. Eso de pararte para comprar un café por la ventanilla expreso es un cuento chino que va a atrasarte veinte minutos en términos de espera y tráfico. Por supuesto, si has planificado la parada dentro de tu tiempo, entonces, es perfectamente real y no te hará llegar tarde. Lo importante es que tus actividades estén contempladas y planificadas con antelación.

Si llegas tarde debes excusarte. A pesar de que puede ser popular llegar tarde, nunca lo tomes por sentado. Siempre pide excusas si has faltado a este principio. Pedir excusas en público a los presentes puede ser importante pero no debes olvidar pedir excusas personalmente a quién dirigía la reunión. Claro, si eras tu el que dirigía la reunión, entonces, debes pedir excusas públicamente a todos los presentes. Por favor, no entres en detalles ni le eches la culpa a terceros como al ascensor, al tráfico o al estado del tiempo porque todos los demás enfrentaron los mismos problemas y estaban allí mientras que tu, llegaste tarde. No te hundas tu mismo, sé perspicaz y recuerda que las excusas solo excusan a quien las ofrece pero no a los demás.

¡No te rindas! Llegar tarde es un defecto serio. Tienes que superarlo de modo que lo peor que puedes hacer es rendirte. Como cualquier actividad de la vida, puede mejorarse y llegar a dominarse. Superarla te hará sentir en control de tu vida y te dará muchísimas satisfacciones. Alcanzarás el respeto de otros y te permitirá estar en control de tu trabajo, tus presentaciones y de tus talentos. Debes colocarlo como una de tus prioridades y valores personales.

Cuando uno se rinde frente a una deficiencia -y llegar tarde como costumbre, lo es, va a ir degenerado y profundizando en nosotros una deficiencia cada vez más seria. Va a llegar el momento en el que perderemos totalmente la conciencia del tiempo y vamos a pagar las consecuencias perdiendo nuestra reputación.

Recyerda que nuestro nombre es una de las posesiones más valiosas que tenemos. Nuestro nombre nos abre puertas o nos cierra oportunidades. Va siempre frente a nosotros y debe permanecer libre de manchas, tachas y faltas, que al final, son remediables con un poco de orden y planificación de nuestra vida.

Esta cualidad importante de nuestra conducta diaria, es otra cualidad hermosa que nos distinguirá y nos abrirá, tanto puertas de simpatía, como oportunidades de trabajo. No la pasemos por alto, ni releguemos a un segundo plano.

 

 

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