Hablemos de valores: -el equilibrio.

Nos gusta hacer muchas cosas a la vez. Hubo un tiempo en que no nos gustaba, pero, la vida se nos ha complicado y, de repente, hemos descubierto que sí es posible hacer muchas cosas a la vez y eso ha llegado a gustarnos.  Corremos para aquí y luego corremos para allá. La adrenalina corre abundantemente por las venas y llegamos a creer que dentro de nosotros parece vivir una criatura que nos posee y que, de alguna forma, nos suministra la energía que necesitamos para no detener nuestro ritmo de vida. Un ritmo que ha llegado a ser insalubre, porque ha dejado de ser equilibrado.

¿Qué queremos decir por equilibrio? Nos referimos a la armonía entre diversas responsabilidades y deberes. Esto implica ser sensatos en nuestras acciones diarias, las que tienen que ver con nuestro trabajo y en las que tienen que ver con nuestras emociones. Ser equilibrados implica no llegar a los extremos sino ser mesurados en las actividades diarias, tanto en las personales como en las que tienen que ver con proveer para los miembros de nuestra casa.

¿Cuáles son los beneficios de ser equilibrados? La persona equilibrada logra disfrutar la vida y es más saludable y feliz. No va a lograr todo lo que quiere, todos los días pero por lo general podrá disfrutar de las cosas más valiosas e importantes para él y para los suyos. Repasemos cinco sugerencias que nos pueden ayudar a mantener nuestro equilibrio mental y emocional.

1. APROVECHA BIEN TUS HORAS DE TRABAJO.

Un dicho español reza: “A Dios orando y con el mazo, dando”. No le podemos dejar toda la carga a Dios, El nos ayuda, eso sin dudarlo, pero, es a nosotros a quienes nos corresponde el esfuerzo. Si aprovechamos bien las ocho horas de trabajo, vamos a mantener el equilibrio y nuestro patrono nos verá como personas trabajadoras. Si perdemos tiempo en cosas que no tienen que ver con lo que se espera que hagamos, vamos a tener que dedicar tiempo extra en efectuar lo que es debido. Por lo tanto, el equilibrado evita distracciones en el trabajo. Si llegamos tarde, nos ponemos a contestar mensajes de texto, llamamos a amigos o holgazaneamos con compañeros de trabajo, ese desequilibrio nos puede costar la confianza del patrono y hasta perder nuestro empleo. Debemos enfocarnos en nuestro trabajo durante esas ocho horas diarias. Lo exhige el equilibrio.

2. ESCUCHA A TU CÓNYUGE.

Si somos humildes de mente podremos aprender mucho de nosotros mismos si nos tomamos el tiempo para preguntarle a nuestro cónyuge cómo nos vé en esto de ser equilibrados. Nuestro esposo o esposa nos conoce bien. No busca hacernos daño sino ayudarnos, pues nos ama . ¿Le parece a él o a ella que actuamos con mesura en las facetas familiares, profesionales y personales? ¿Observa tu cónyuge un exceso que puede perjudicarte o que ya te está perjudicando? En vez de tratar de callar lo que piensa la otra mitad de la naranja, debemos escuchar. Luego de eso, debemos meditar en lo que se nos ha dicho y tomar decisiones para mejorar nuestro equilibrio personal o profesional. Eso nos conviene.

3. ESCUCHA A TU CUERPO.

Aveces las amas de casa reconocen que se desequilibran con los trabajos de la casa. Algunas, por tratar de hacer demasiado y otras por no hacer lo que deben hacer. Sin embargo, lo que les sucede a ellas nos puede suceder a todos. Por tal razón, es interesante considerar lo que nos está diciendo nuestro cuerpo. De seguro el cuerpo va a reaccionar cuando lo hemos utilizado en exceso, o cuando no lo utilizamos del todo, ¿no es cierto? Se nos van a presentar dolores y fatiga por los excesos o desgano y vagancia por el poco uso de los músculos. El cuerpo envía sus mensajes pero nosotros debemos escucharlos. En algunos casos es mejor descansar por un tiempo razonable hasta recuperar el equilibrio. O, envolvernos en alguna actividad que nos apasione para que el cuerpo y la mente se active.

Puede que el cuerpo nos digo que nos hace falta una dieta o un poco más de control con las bebidas. ¿Estamos consumiendo exceso de comida chatarra? Puede que veamos demasiada televisión o estemos frente al computador demasiado tiempo. ¡Escuchemos a nuestro cuerpo porque tal vez está diciéndonos algo sobre el desequilibrio!

4. ESCUCHA A TUS HIJOS.

No pocos padres y madres reconocen que han dicho a sus hijos -“espera un segundo y te atiendo” y ese segundo se convirtió en horas de desatención. Eso es un ejemplo claro de cómo el desequilibrarnos puede afectar la relación que tengamos con nuestros hijos, y al final, con nuestra familia en general. Si hay que ser equilibrados para lo seglar, también hay que serlo para los asuntos familiares. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo en un día pero la persona desequilibrada no puede distinguir con claridad cómo lo pierde. Si lo estamos usando donde cae por un hueco sin fondo, eso no es bueno, ni es equilibrado.

El consejo es: ¡Escucha a tus hijos! Según sus edades así serán sus necesidades emocionales. El tiempo que no dediquemos a ellos ahora, lo tendremos que dedicar, con dolores, más adelante. ¿Pudiéramos escucharlos más a menudo?

5. “EL QUE MUCHO ABARCA POCO APRIETA”.

Seguramente has escuchado ese dicho castellano. Es cierto. Cuando tratamos de hacer muchas cosas, cubrir muchas facetas, vamos a enfrentar problemas. Tal vez sean de salud, tal vez los hijos se sientan echados a un lado y la esposa decepcionada. Si queremos hacer más de lo que podemos, algo se va a perjudicar. Quizás estamos bajado la calidad de lo que hacemos. Tal vez estamos perdiéndo el amor por lo que hacemos ya que ahora todo lo que nos preocupa es la cantidad, no la calidad.

Ser equilibrado en estos tiempos de cambios, no es fácil. Sin embargo, es posible. No olvidemos que la vida es solo un conjunto de horas, días, semanas, meses y años. Cuando venimos a abrir los ojos, ya se nos fue el tiempo para dedicarlo a nuestros hijos, a nuestra esposa, o incluso a  nuestro trabajo. Esforcémonos para lograr poner cada cosa en su lugar y ser más equilibrados en el uso de nuestro tiempo. Si lo hacemos no solo viviremos, sino que, mejor aún, ¡disfrutaremos más la vida!

 

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