No tengo duda alguna: vivimos en los mejores tiempos y los peores tiempos. Sí, hay muchas razones por las que estar agradecidos de vivir en estos tiempos, y hay otras tantas que nos llevan a concluír que vivimos en los peores tiempos.
Es verdad que hoy disfrutamos de las mayores ventajas así como de los mejores inventos y adelantos. Algunos de ellos, como los relacionados con la tecnología nos dejan estupefactos. No hace tanto tiempo atrás la humanidad desconocía la maravilla de los teléfonos inteligentes, las microondas así como de computadoras móviles y tabletas que son comunes en nuestros días. Hace algunos años las redes sociales virtuales eran inconcebibles y totalmente innecesarias ya que las personas disfrutaban de vivir en comunidades en las que la vida social era intensa y agradable.
No hace tanto tiempo las amas de casa planchaban con planchas de hierro que se colocaban sobre una hornilla para que se calentaran y luego se aplicaban con cuidado a la ropa fabricada con tejidos naturales delicados, llenos de color. Hace menos de un siglo era común teñir los tejidos en la bañadera de la casa. Se teñía la fibra con colorantes naturales como el café, té, el curcuma, el azafrán, las hojas de manzanilla, curry, remolacha, arándanos y cerezas. Las fibras sintéticas de hoy como el nylon, el polyester y el dacrón, eran desconocidas. Eran populares el algodón, el yute y el lino. De origen animal la seda, la cachemira, el pelo de camello y por supuesto, la lana. Al ser artesanal, cada tejido, color y costura era un poco diferente y particular. Por supuesto, los últimos cien años no solo han cambiado la forma de vestirnos sino también la forma de vivir e incluso la forma de ver la vida. Hoy compramos la ropa hecha, las modistas han quedado solo para los ricos y famosos. A nadie se le ocurre teñir una prenda en casa. Cada vez más mujeres se suman a las que etrabajan fuera del hogar convirtiéndose en amas de casa a medio tiempo. La plancha es prácticamente un objeto desconocido que solo se ve en los hoteles. Sí, ha habido mejoras importantes y también pérdidas sobresalientes.
¿ES VERDAD QUE TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR?
La vida hace 100 años era dura para todos. Era dura para los niños que caminaban a la escuela, ¡eso si tenían la dicha de ir a la escuela! Era dura para las mujeres que permanecían todo el día haciendo las labores del hogar. Era dura para el cabeza de familia que trabajaba de sol a sol sin las consideraciones que hoy ofrecen las leyes. Si dejamos de romantizar el ayer veremos que no es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. No olvidemos los millones que murieron en dos guerras mundiales y por plagas como la gripe española y la peste bubónica.
ES MEJOR NO COMPARAR
Los males de hoy no son peores que los de ayer. Siguen siendo males horribles con los que todas las generaciones han sido plagadas. Ninguna ha quedado sin cicatrices dolorosas. Por lo tanto, vivir comparando los tiempos pasados con los nuestros no produce mucho porque, de todas formas, nada cambia nuestra realidad presente. Hay que evitar el romance por lo viejo y la negatividad por lo nuevo. En cualquier época, vivir feliz no ha sido cosa fácil. El mundo siempre ha ido demasiado aprisa y la vida se nos sigue escurriendo como agua entre los dedos. Por lo tanto, en vez de lamentarnos por lo que no tenemos hoy, debemos ponernos las pilas y enfrentar nuestra realidad con el mejor optimismo posible. La verdad es que siempre ha habido que luchar por los valores que son verdaderamente importantes como la familia, el trabajo, la espiritualidad y el amor al vecino. Puestas a prueba, estas son las cosas que al final nos pueden hacer personas felices y dar un propósito en la vida. Cada generación tiene cosas que lamentar y cosas que elogiar.
Te invito a ver lo bueno que tienes a tu alrededor, porque lo hay. A buscar sentido a la vida, porque lo tiene. A permanecer luchando por los valores que te proporcionan felicidad y un sentimiento de valía personal, porque siguen estando allí. En todas las épocas ha habido héroes, campeones y gente feliz. Siempre ha habido cobardes, traidores y gente infeliz. Resolvámonos a hacer de estos tiempos, los mejores tiempos. No dependemos del pasado para lograrlo. Dependemos solamente de cómo forjemos nuestro presente hoy, ahora mismo, sin dejar de buscar todos los días, la verdad, la fe y el amor.
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