Una buena reputación: tesoro invaluable.

No importa tu campo de trabajo, lo que vendas o tu área de servicio, la buena reputación es un invaluable tesoro. ¿Por qué debemos esforzarnos por alcanzar una buena reputación y luego mantenerla? En este artículo repasaremos algunas razones.

Un libro que se considera sagrado para la tercera parte de la población mundial declara lo siguiente: “Ha de escogerse un nombre más bien que riquezas abundantes; el favor es mejor que aun la plata y el oro” (Proverbios 22:1) Se atribuye esta declaración al sabio rey Salomón y se ha dicho que se escribió diez siglos antes de Cristo. Sea que tengamos una formación religiosa o no, esas palabras establecen una pauta que es aceptada como veraz por todo el mundo, se llame cristiano o no. Una buena reputación es un tesoro, una mala reputación es una carga difícil de sobrellevar sobre nuestro nombre o sobre el nombre de nuestra compañia, negocio o institución.

La buena reputación abre puertas y contribuye al progreso de cualquier empresa.

Toda compañia que desea el éxito cuida su nombre pues sabe bien que perder su buen nombre puede precipitar su fracaso. Lo sucedido en 2015 a la empresa VolksWagen es un ejemplo vivo de lo que queremos decir. ¿Qué sucedió y que aprendemos de ese incidente?

Tal vez el nombre de Peter Mock no te sea familiar, pero este señor era el  director de un grupo medioambiental llamado Internatinal Council for Clean Transportation, (ICCT). Y fue precisamente el señor Mock quien sacó a la luz el fraude que la compañía VW había cometido al instalar un software que llevaba la intención de esquivar los controles medioambientales en 11 millones de vehículos diésel en todo el mundo. Esto ocurrió durante los años 2009 a 2015.

Mock quería demostrar que los controles de gases contaminantes en Europa son mucho menos exigentes que en los Estados Unidos. Por supuesto, el señor Mock nunca imaginó que abriría la caja de Pandora que haría un daño enorme a la VW. 

Mock hizo el estudio con la colaboración con la Universidad de West Virgina. Fue asi: colocaron un dispositivo portatil de medición de emisiones (PEMS) en el maletero de los Jetta y Passat. Los resultados del estudio alertaron a la autoridad ambiental de California, ya que las emisiones reales que lanzaban al ambiente eran muchísimo más altas que las que VW alegaba. Esto hizo que las autoridades de este país lanzaran su propia investigación. Y cuando se involucró la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA), VW tuvo que reconocer que había instalado, de forma deliberada, un programa informático en varios de sus modelos diésel para esquivar los límites de emisiones de gas establecidos por la Agencia Medioambiental norteamericana. ¡Y esto sucedía en el mejor momento de la Volkswagen!  Hasta ese momento, se la consideraba la marca número uno de fabricación de autos a nivel mundial.

Perdiendo su reputación el director de Volkswagen, Martin Winterkon tuvo que renunciar a su cargo y la compañia ha perdido sobre 48 billones de dólares. 

Perder la reputación tiene un efecto devastador sobre nuestros logros.

Estas duras experiencias, que no son únicas de la VolksWagen, deben enseñarnos a nivel personal, lo destructivo que puede ser perder la reputación de nuestra marca, negocio, o incluso lo devastador que pudiera ser perder nuestra reputación personal como negociadores, vendedores, inspectores, o gerentes. 

Si bien es cierto que nos toma tiempo establecer una buena reputación, es evidente que podemos perderla en cuestión de horas o días. Si eso es así ¿qué recomendaciones podemos brindar? Ofrecemos las siguientes cinco:

  1. Seamos honrados al perseguir prestigio para nuestra marca.
  2. Seamos justos, reconociendo las limitaciones de nuestro producto.
  3. Recordemos que nuestros objetivos no deben afectar la calidad.
  4. Respetemos las pautas establecidas por las leyes.
  5. Mantengamos al día los sistemas de verificación de calidad.

El prestigio, la reputación y el nombre de nuestra empresa, marca o producto es de invaluable importancia para mantenernos en el mercado y superar nuestras metas. Evitemos la ambición y asegurémonos de que día a día nosotros y los que trabajan con nosotros estén enfocados en sostener estos mismos principios. Como señaló el rey Salomón, apeguémonos a lo sabiio de esta norma: ha de escogerse un buen nombre antes que riquezas abundantes.

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