Ahora recuerdo que se me olvidó.

De todos los regalos que se nos han hecho al nacer, al que menos caso le hacemos es a uno de los que más necesitamos… ¡la memoria!

Me tengo que tomar las pastillas a las 9.30 de la noche y casi siempre se me olvida. No es que no me las tome -aunque sí ha sucedido, es que me las tomo a deshoras. ¡Ya no sé qué más hacer!

¿Te has sentido identificado? ¿Te ha sucedido a ti también? ¿Hay alguna manera de mejorar nuestra memoria?

Pues sí podemos mejorar, y es más sencillo de lo que a primera vista puede parecernos. Veamos.

Por lo general, usted y yo no solemos poner suficiente atención en las cosas que debemos recordar. Por alguna razón, usted y yo nos convencemos de que con tener conocimiento de que tenemos que hacer algo, ya eso es suficiente para que lo hagamos puntualmente. ¡Y eso es completamente falso! SABER algo no tiene nada que ver con ponerlo en práctica. De hecho, solo cuando ponemos en práctica algo, es cuando damos evidencia genuina de que SABEMOS.

Para recordar algo importante que debemos hacer, como tomarnos unas pastillas en el horario prescrito, es necesario dedicarle tiempo y pensamiento al asunto. Hay que tomarse el tiempo para comprender por qué necesitamos hacerlo y cómo lo vamos a lograr. Por ejemplo, si necesitamos recordar que debemos tomar un medicamento hay que dedicarle unos minutos a mirar el frasco de las pastillas, repasar la receta, apuntar el horario en que debemos tomarlas y colocar una nota manuscrita en la puerta del refrigerador. Además, nos va a ayudar dedicarle unos segundos a recordar la entrevista con el médico y por qué nos recetó la medicina.

Es valioso también comprar una de estas cajitas plásticas en las que se colocan las pastillas de cada día por toda una semana y dejarla sobre el mostrador de la cocina o al lado de nuestra mesita de noche. Todo este proceso implica pensamiento que contribuirá a recordar, que no es otra cosa que grabar datos en la memoria.

Pero aún así, falta algo más que debemos hacer si queremos fijar el recuerdo de una determinada acción. ¿Qué? Colocar, además de datos, un sentimiento, en nuestra memoria. ¿Cómo?

Cuando los seres humanos colocamos un dato y lo asociamos con un sentimiento, ese dato suele fijarse y adherirse a nuestra memoria de forma prolongada y particular.

Esta es la razón por las que las esposas y madres casi NUNCA olvidan los medicamentos de sus esposos o de sus hijos. Ellas no solo han meditado en el por qué de la receta sino que también meditan en el bien de tomarlas y hasta en el mal que ocurrirá si su esposo o su niño no las tomara. Las mujeres aman y al amar colocan esa partícula importante de la que hablamos que ayuda a la memoria, el amor, el más fuerte de todos los sentimientos… y la ayuda más poderosa que tiene la memoria.

El dato, junto con el sentimiento producen el impacto necesario para grabar en la memoria la acción o acciones que serán imborrables. Todos podemos hacer lo mismo, sin importar el sexo, eso sí, debemos tomarnos el tiempo para repasar los datos y los sentimientos relacionadas a las acciones que no debemos olvidar.

¿Qué tal si hacemos un ejercicio juntos? Tome sus pastillas en la mano, o al menos imagínese que las tiene en las manos. Ahora piense en las razones por las que el doctor se las recetó y trate de recordar lo que le dijo sobre ellas en esa ocasión. Apunte en un pedazo de papel el horario en que debe tomarlas y colóquelo en la puerta de la nevera con un imán. Piense por unos segundos en el bien que hará a su familia, a su esposa y a sus hijos, incluso a usted mismo, el que usted tome ese medicamento a su tiempo. Le aseguro que verá una mejora en recordar los horarios. Aún si fallara, insista y repita el procedimiento. No se descorazone. ¿Sabe por qué no debe descorazonarse?

Porque nuestra memoria es como un músculo. Si no lo usamos intensamente, no va a desarrollarse. Y mientas menos confiemos en él, menos servicio nos dará. De modo que no debemos cejar en nuestro propósito de mejorar uno de nuestros recursos naturales más valiosos, ¡nuestra memoria!

Nuestros mejores recuerdos, amigos. ¡Y buena salud para ustedes!

 

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