¿Qué pasó con los payasos?

De vez en cuando uno se percata de algunas cosas buenas que prácticamente se han perdido. Y no y pensar que todo tiempo pasado fue mejor… porque no siempre el tiempo pasado fue mejor. Pero, lo que sí está claro es que algunas cosas buenas, se han perdido o van por ese camino.

Por ejemplo ¿qué ha pasado con los payasos? Desde tiempos inmemorables, los payasos han tenido su lugar en alegrar, o si quiere decirlo, entretener a los niños y viejos de muchas generaciones. ¿Los recuerdas tu? Sabemos que había payasos en las cortes de los reyes quienes aburridos y hastiados de sus asuntos de estado, llegaban a deprimirse y necesitar un poco de alegría. Los bufones de la corte tenían el trabajo de poner en sus cabales al rey, a sus hijos, su familia y a toda su corte, con un poco de risas, burlas más o menos sanas y alegría.

La palabra “payaso” viene del italiano “pagliaccio” y su historia, como hemos dicho, es longeva. ¿Cuán antigua? Tanto como la de los faraones egipcios. Se sabe que en la quinta dinastía egipcia en el año 2500 AC el faraón Dadkeri Assi los tenía en su corte. Luego, hay registros de payasos en China para el segundo siglo antes de Cristo. Después, sabemos que los había en Roma y luego en Grecia participando en algunas de sus obras.

A partir del siglo XVIII los payasos pasan a los circos convirtiéndose en “el alma de los circos” y siguió siendo así hasta el siglo XX.

Cuando niño me fascinaba que mis padres me llevaran al circo. ¿Fuiste a algún circo en tus años mozos? Por lo general los circos eran compuestos de artistas itinerantes muy esperados en ciudades pequeñas y grandes. Muchas veces llegaban a las ciudades desfilando con enormes elefantes y actos de malabarismo y comedia. Junto a ellos no faltaban los vendedores de golosinas como el sabroso algodón de azúcar, palomitas de maíz, globos y música de banda. De solo pensarlo puedo verlos y escucharlos en mi memoria.

Luego, cuando llegó la televisión, por supuesto en blanco y negro, cantábamos todos los días con las canciones de Gaby, Fofó y Milky, los payasos más famosos de mis días. Otro payaso famoso que recuerdo era Cepillín. Pero, poco a poco el romance del payaso de aquellos tiempos fue desapareciendo. Hoy por hoy quedan algunos esparcidos que tienen poca, si acaso alguna inherencia en nuestra cultura. ¿Por qué han desaparecido?

Junto a un amigo nos vestimos de payasos para alegrar una inolvidable fiesta.

Seguramente habrá varias razones, pero una de ellas es que los payasos han sido víctimas inocentes de las películas de Hollywood. Poco a poco las películas los han convertido en la representación del mal. De manera que en vez de atraer, asustan. En vez de ser divertidos provocan terror. Muchos jóvenes, que no conocen otra cosa, les tienen miedo a los payasos, quienes los ven como gente mala que se oculta bajo un disfraz. Así, lo que a nosotros nos divertía, a nuestros nietos los horroriza.

¡Qué pena es perder distintas fuentes de arte, alegría y diversión! ¡Qué pena que se pierda la creatividad, habilidad y simpatía de aquellas sanas actividades en las que toda la familia participaba, cosa que vemos hoy en raras oportunidades.

Recuerdo que en mi casa había un simpático payaso hecho de cristal de Murano que hoy no tendría sentido exhibir pues han dejado de ser atractivos a la generación que crece. Esta pérdida de la representación de la alegría y la felicidad se ha perdido, pienso yo, para no regresar.

Sin embargo, de vez en cuando, aparece alguien con buen propósito y mejor memoria que pregunta ¿Y… que ha pasado con los payasos?

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