¿Quién es más feliz?

¿Qué piensas? ¿Quién es más feliz? ¿Es el que tiene más o es el que necesita menos? Te pregunto porque vivimos en una sociedad donde la gente ha invertido los valores y también las necesidades materiales, emocionales, físicas y espirituales. Hoy se trata de necesitar más y nunca antes en la historia de la humanidad se ha glorificado tanto “necesitar,” “desear” y “tener” como en este siglo XXI.

¿Cuándo termina el deseo de más y más?
Cuando te sientes feliz con menos.

Habrá quien piense que esto es bueno porque promueve la economía y aventaja a los pueblos. Suele decirse que los pueblos que gastan más son más deseables y viven mejor. ¿Crees tu eso? Escucha lo que dicen los estudios recientes sobre la economía en los Estados Unidos, uno de los países que se consideran “deseables” para vivir. El estudio dice lo siguiente sobre la deuda externa de este país: “Se ha incrementado en más de 1,5 billones de dólares durante el último año. El Departamento del Tesoro de EE. UU. ha comunicado este martes que la deuda nacional del país ha alcanzado 22,01 billones de dólares, una cifra récord.” Si piensas que eso es bueno, te aclaro que no es bueno para nada. Ese deber más y más, porque compramos sin freno nos aleja como pueblo y como individuos de la verdadera felicidad.

Hoy, ser pobre se considera una maldición, pero solo por una razón, porque no puedes tener más, no por la pobreza misma sino por la limitación de no poder tener y tener.

Se glorifica el poder comprar lo que no vas a usar, lo que no necesitas y hasta incluso lo que ni siquiera te importa, pero si lo tienen los demás, debemos necesitarlo nosotros también ¿no? ¡Pues a comprarlo cueste lo que cueste!

Hubo un tiempo en que el dinero era sal, (de ahí la palabra “salario”) en otro tiempo, plata y hoy, el dinero es simplemente algo que necesitamos para exhibirlo. ¿O no es así? Pues una de las razones por las que la gente compra automóviles caros no es porque sean más cómodos o más seguros, ni siquiera porque sean más bonitos o hagan cosas que los demás autos no pueden hacer. La gente compra automóviles caros para exhibirlos y exhibirse. ¿Cuál es la idea de rodar un Maseratti por el freeway o por esa autopista del vecindario? ¿Es que vas más rápido? No, es porque la gente disfruta de exhibir que tiene suficiente dinero como para echárselo a un auto que todo el mundo sabe que cuesta lo que cuesta una casa.

En lo personal, no me interesa tener un auto de ese nivel y no me interesa aunque me lo regalen. Pienso que es una provocación, un problema en cuatro ruedas más que un medio de transporte. Me gusta un auto cómodo y lo más nuevo que pueda mi presupuesto pero no uno que ande gritando por la carretera “¡Tengo dinero!” No es cosa buena andar provocando a la humanidad.

En conclusión, no debo comprar para sentirme mejor. No debo comprar para entretenerme. Debo comprar para tener lo que necesito, pero no compro ni para el vecino ni para mis compañeros de trabajo ni para que los del club me vean. Sería una pena comprar simplemente por tener el dinero. Pienso que eso no es todo en lo que se debe pensar. Más bien, el pensamiento apropiado es: compro porque lo necesito. Y mientras menos necesitemos, más autosuficientes y felices seremos.

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