¿Es en realidad una sorpresa todo esto?

Pues cuando hacemos un poco de investigación, descubrimos que hace tiempo que los hombres de ciencia están “jugando” con los virus. Hay que recordar que las armas, convencionales, incluso las no convencionales como las armas atómicas y los ejércitos, grandes o pequeños dejan de tomar vigencia en el mundo en que vivimos. Hoy por hoy, hay suficiente tecnología para detener a todo un país o arruinar la economía de cualquier nación. Hay suficiente tecnología para matar a miles sin necesidad de disparar una bala.

En el mundo de hoy los terroristas pasan a un segundo nivel porque se puede hacer más daño con un químico, un virus, o una enfermedad que con un ataque por sorpresa. Y eso, sin tener que sacrificar la vida del atacante.

Y así como hombres juegan con los virus y las enfermedades, otros, probablemente juegan con la bolsa de valores, o andan a escondidas jugando con el genoma humano. Tratando de “crear” cosas horrorosamente distintas y peligrosas. Y no es descabellado pensar que todavía otros buscan formas de derribar las barreras de seguridad y las contraseñas de los organismos del más alto nivel, para el beneficio de unos o de otros. ¡Mundo peligroso, cruel y ambicioso el de hoy!

¿Qué industria no está contaminada por el dinero o el poder? ¿La industria de los alimentos? ¿El comercio? ¿La publicidad? ¿La medicina? No sé, tal vez el lector piense que hoy me levanté con el pie izquierdo y que la cuarentena me está afectando el cocote. ¡Puede ser!

En la década de los cuarenta, la educación era un privilegio. Pocos tenían la ventaja de tenerlo a su alcance. Hoy, todo el mundo tiene acceso a millones de páginas de información. El conocimiento está al alcance de todos y sin embargo, la humanidad en general padece de lo que, para mí, es peor que el temido COVI-19; la ignorancia auto impuesta. No queremos saber, no queremos aprender lo que deberíamos estar haciendo y no queremos escuchar lo que puede levantarnos, orientarnos y beneficiarnos. Solo queremos que nos regalen los oídos y desgraciadamente siempre hay quien lo haga.

¿Pudieras escuchar el video que sigue? No se trata de una profecía inspirada sino de la visión de quien se sube a una colina y se toma el tiempo de mirar adelante. Escucha:

Entonces, lo que vemos hoy no debería causarnos tanta sorpresa. Tampoco los eventos que seguirán a esta pandemia universal. Si lo piensas bien COVI-19 no es un aviso, es el primero de los duros impactos que nos esperan.

Estimado lector, no pierdas de vista la oportunidad que tienes hoy de pausar, aprender y meditar en lo que sucede, y en por qué sucede.

Muchas veces te hemos visitado y hemos tratado de conversar contigo, pero, te has acostumbrado a decir: “no tengo tiempo”. Ahora tienes el tiempo, estás en casa, pero no estaremos a tu puerta. Te invito a que cuando volvamos a estar en tu casa, en la calle, o en un parque, nos escuches. ¡Ya tienes todos los avisos que necesitas!

Cuando volvamos a vernos, por favor, ¡escúchanos!

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