Una buena excusa no es suficiente

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define lo que es una “excusa” de la siguiente manera: Motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión.” A ver, eso quiere decir que cuando necesitamos un pretexto para no cumplir con una obligación, utilizamos una excusa, la mejor que podamos, por supuesto. De igual forma, cuando deseamos disculparnos por olvidar cumplir con una responsabilidad, nuevamente, podemos recurrir a una excusa. Esto nos queda claro, ¿cierto?

Ahora bien, debemos también comprender que nadie ha dicho que una buena excusa nos va a exculpar totalmente de una responsabilidad no cumplida o de un olvido, que pueda traer consecuencias graves. Con o sin excusa, tendremos que cargar con las consecuencias de lo que asumimos como responsabilidad o de lo que olvidamos por nuestra irresponsabilidad. Una vez comprendidas estas verdades fundamentales podemos abordar, de una vez, nuestro tema: La responsabilidad que tenemos frente a la pandemia del covid-19.

Quédese en casa, eso dice el slogan que presenta esta doctora con motivo de la pandemia del covid-19.

¿Quién puede encontrar una excusa lo suficientemente buena como para exculparse por contagiar a los miembros de su casa, luego de un paseo por la playa? ¿Quién puede encontrar la excusa perfecta por la que salió a compartir con amigos y trajo al hogar el contagio del covid-19? ¿Quién puede llorar frente al ataúd de su abuelo o de su abuela y explicar por qué no se quedó en casa y prefirió irse a bailar?

Recientemente escuché por las noticias a una madre decir que después de cuatro meses de quedarse en la casa por la pandemia, cedió a la petición de su hijo de ir a la casa de un amigo a compartir un rato. Dice que le dió pena con el muchacho. ¿Cuánta pena puede darle ahora que su hijo contagió a sus abuelos y uno de ellos está grave en el hospital? ¿Hay alguna buena excusa? ¿Hay excusa que valga?

Una buena excusa no es suficiente amigo mío. El covid-19 es un virus sumamente contagioso. Y no nos queda más remedio que tenerle miedo. Miedo a que no tendremos excusa, si contaminamos a los que amamos y tratamos de proteger. Si no le tenemos miedo al covid-19 aumentaremos la posibilidad de contagio. Si nos contagiamos, contaminaremos a los miembros de nuestra casa. Puede que algunos no lo pasen tan mal, como una familia de amigos que conozco. Los dos la pasaron con muchos dolores pero sus vidas no corrieron peligro y sobrepasaron, pero otros, miles más, han quedado enfermos o muertos.

Los médicos, enfermeras, paramédicos, farmacéuticos y muchos otros que trabajan en el campo de la salud son héroes que arriesgan su vida diariamente por atender a miles de enfermos. Muchos ya están agotados. Estos valientes, inevitablemente están en la primera fila de los que saben que deben ejercer las máximas precauciones. Saben que no hay excusa, absolutamente ninguna excusa que contemplar frente a esta pandemia.

De modo que ¿cuál será tu excusa? Es que tengo que ganarme el pan. Eso se comprende pero debes pensar con cuidado tus acciones pues no quieres pagar el pan con tu vida por causa de un descuido, ¿verdad? Otros dicen: ¡Es que no resisto el encierro! ¿Te entiendo, pero ¿cómo sabes que resistirás el covid-19? Otra excusa: ¡Es que mueren muchos menos que los que se enferman! Eso es cierto también ¿Pero, quién garantiza que los que tu contamines van a sobrevivir? Piénsalo bien. Actúa con madurez y sabiduría práctica porque ninguna buena excusa es suficientemente buena, si te contaminas o contaminas a los tuyos. Ninguna.

Claro, diariamente miles salen a la calle, cada uno con su excusa en el bolsillo. ¿Será una buena excusa que les servirá de algo? ¡Hum! Y ¿qué tal si no? ¿Que tal si al final, esa excusa no era tan buena, ni tan convincente? Podrán arrepentirte y por supuesto, todos les perdonaremos… pero ellos, ¿se perdonarán a si mismos?

El contagio del covid-19 va en aumento. ¿Será que las excusas no están logrando nada?

Amigo mío. Lo que no se teme se reta. No retes a quien puede vencerte. Nunca empieces una guerra que no estés seguro de ganar. Aunque es cierto que desde que se inventaron las excusas nadie pierde, también es cierto que ninguna buena excusa es buena, frente a la muerte.

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