Entre la espada y la pared… IDENTIFICA TU OBJETIVO.

IDENTIFICA TU OBJETIVO.

No estamos hablando de filosofía. Estamos hablando de lo que resulta práctico para enfrentar problemas y hallar soluciones cuando hemos llegado a estar “entre la espada y la pared”. Algunas ilustraciones pueden ayudarnos a darnos cuenta del enfoque que llevaremos en esta segunda recomendación.

¿Qué hace un corredor? A punto de salir ¡mira la meta a la distancia! Porque ese es su objetivo, la meta. Luego mientras corre tiene su vista en la meta. No quita un solo segundo, de su mente, su meta. ¿Qué hace un maestro de obras cuando empieza una construcción? ¡Mira el plano de la casa! Su objetivo es terminarla. No lo mira una vez y ya. Lo consulta a diario. ¿Qué hace un boxeador? ¡Estudia dónde va a dar el golpe! Su objetivo es tumbar al oponente. Busca oportunidades rápidas porque de otro modo es su contrincante el que las encontrará.

De modo que hay que tomar decisiones amigo(a) mio(a) Visualiza tu objetivo. ¿QUÉ ES EXACTAMENTE LO QUE QUIERES?

Tenemos que tener expectativas realistas. Si las ponemos muy altas nos vamos a sentir frustrados de modo que deseamos tener claro el objetivo que tenemos. NO es suficiente con “quiero que mejoren las cosas.” Eso es muy general. ¿Qué es exactamente lo que quieres que mejore? ¿Quiero dejar de beber? ¿Quiero dejar de jugar por dinero?  ¿Quiero tener un trabajo?  ¿Quiero mudarme a otro barrio? ¡Eso es! ¡Sé específico! NECESITAMOS OBJETIVOS CONCRETOS Y DEBEMOS VISUALIZARLOS.

Eso es lo que queremos decir con IDENTIFICAR el objetivo: ¿Cómo seré si puedo abandonar el alcohol? ¿Cómo se va a sentir mi hija, mi esposa? ¿Cómo me voy a sentir cuando abandone el vicio de jugar? ¿Cómo me sentiré cuando consiga un trabajo? ¿Cómo eso puede ayudar a la familia? ¿Que ventajas tendré si me mudo de barrio? ¿Cómo puedo evitar pelear con mis hijos? ¿Qué les molesta? ¿Puedo ser más cariñoso? ¿Puedo ser más comprensivo?

Queremos ser realistas también. ¿Qué implica eso? Implica reconocer que HAY COSAS QUE NO PODEMOS CAMBIAR. 

Debemos identificar estas para no perder nuestro entusiasmo. Identifiquemos el objetivo que sea ALCANZABLE en nuestras circunstancias. Luego pasaremos al siguiente objetivo ALCANZABLE y al tercero, por etapas. Reconocer esto nos ayudará a mantenernos felices porque vemos resultados.

Entre la espada y la pared …TOMA DECISIONES.

TOMA DECISIONES.

Hasta ahora todo lo que estamos planificando para salir de la situación dura está ocurriendo en nuestra mente. No ha sido tiempo perdido porque si no nos organizamos aquí arriba, en la cabeza, no podremos organizar nuestras acciones a un nivel inteligente. Esto es en realidad un secreto. No vamos a tener éxito en ninguna empresa si no empezamos a ejecutar los pasos EN NUESTRA MENTE implicando nuestros sentimientos o nuestro CORAZÓN en las acciones.

Podemos ilustrarlo con el alimento. Cuando te lo comes no engordas al segundo. Tal vez si eso ocurriera comeríamos menos!!! Pero la realidad es que el proceso es lento. El alimento tiene que digerirse primero, tiene que procesarse y luego nos va a suministrar la energía que necesitamos.

Lo mismo ocurre con las decisiones. Las tomamos PRIMERO en la mente. Nos enfocamos en la mente y entonces llega el momento de actuar, UNA VEZ QUE ESTAMOS FUERTES.

No podemos abandonar la tarea en un par de semanas. No podemos ir ni muy rápido ni muy lento. Una forma de llevar un buen ritmo de progreso en nuestro plan es trabaja por etapas. Una etapa a la vez. No esperes demasiado, pero usa cada día para hacer algo más.

Una prenda de ropa no se conforma de algunos nudos para sujetar las partes al traje sino que hay miles, sí miles de puntaditas de hilo bien pequeñitas que unen las piezas para formar un todo. CADA DÍA contribuye a la meta que te has trazado.

Y recuerda: DEBES HACER ALGO HACIA ESA META TODOS LOS DÍAS. 

 

 

Entre la espada y la pared… SE CONSTANTE Y PACIENTE.

El árbol no da fruto en un día. Una planta de bananas da fruto en un año, pero una de aguacate puede tomar 5 años o hasta más. No esperes resultados inmediatos pero sé constante.

Hay resultados que van a ser observables, pero no todos. Podemos ilustrarlo con un árbol. Mucho de lo que sucede no está al alcance de nuestra vista. El árbol no da fruto en cualquier momento sino que da fruto en su estación. Lo hará cuando esté fuerte y sus raíces comiencen a profundizar. Si eso sucede con un fruto real, algo parecido sucede con lo que debemos esperar en cuanto a los resultados que deseamos obtener.

Si no hay cambios rápidos podemos tener la tendencia a criticar. La crítica no va a resolver nada. Va a crear más dolor y será más difícil ganar la confianza de la persona que queremos ayudar. Los padres, en especial, deben vigilar este tipo de conducta destructiva.

 LA IMPACIENCIA ES NEGATIVA. Hay que aprender a esperar. Esperar es un acto de fe. No hay ningún APP en el Apple Store que nos enseñe a esperar. Aprende a esperar, esperando. La constancia hará el ejercicio de la espera más liviano. ESPERAR es probablemente la cosa más dura que esta generación tiene que hacer.  Pero nosotros mismos somos culpables de que nuestros hijos padezcan de nuestra misma enfermedad.  ¿A quien no le gusta comprar algo en AMAZON y tenerlo NEXT DAY en la puerta de la casa?

¿Quieres comer? Solo te toma 20 minutos en el microondas. Si vas a viajar, un jet te lleva en pocas horas al otro lado del mundo. Si quieres una cita vas y la consigues por internet. Ya no tienes que estar dándole vueltas a una chica.

Todo esto nos ha convertido en INCONSTANTES e IMPACIENTES a nosotros y a nuestros hijos. Parece que hay que desaprender lo que no funciona para aplicar a la vida lo que funciona sin convertirnos en trogloditas. Queremos progresar pero no queremos olvidar lo bueno que hemos aprendido de otras generaciones.

 PIENSE EN ESTO: ¿No es cierto que los aguacates siguen demorando 5 años en producir? ¿No es cierto que las bananas siguen demorando 1 año en desarrollarse? ¿Se ha dado cuenta de que los bebés siguen naciendo a los nueve meses? ¿Qué está pasando? 

Es que la naturaleza nos esta diciendo algo. Está gritando algo. “TIENES QUE APRENDER A ESPERAR.” !Todo lo bueno lleva su tiempo de sazón de madurez de COCINARSE!

Y aunque no le parezca cierto, ser pacientes tiene mucho que ver con llegar a ser una persona exitosa en la vida. Lo contrario también es cierto: El no saber esperar, el no ejercer autodominio, a la larga, produce malos resultados en la vida.

  • Hace unos años la universidad de Stanford, un profesor de psicología realizó un experimento interesante. Se preparó un cuarto en el que se colocaron cámaras escondidas. Luego se puso sobre una mesa un plato y sobre el plato un marshmellow (malvavisco). Entonces llamaron, uno por uno, a varios niños, de ambos sexos de 4 años de edad. A cada uno se le dijo que se lo dejaría solo en el cuarto, con un marshmellow en el plato. Pero que no podía comérselo hasta que él volviera al cuarto en quince minutos.  Si no se lo había comido, le regalaría otro marshmellow y podría comerse dos marshmellows, el doble. Pero, a cada uno le advirtió que tenía que esperar los 15 minutos.  ¿Tiene una idea de lo que sucedió?

La mayoría de los niños se comieron el marshmelow…  No pudieron esperar, 2 de 3 se lo comieron tan pronto el profesor salió de la habitación

Unos a los 5 segundos, otros a los 10, 50 segundos, 13 minutos, 14 minutos… Uno de cada tres miraba el marshmellow, se lo acercaban a la boca o lo olían…Una niña se lo comió por dentro pero lo dejó casi intacto por fuera

  • 15 años más tarde volvieron a contactar a estos niños quienes ya estaban llegando o tenían 20 años de edad y lo que descubrieron fue muy interesante. El 100% de los niños que no se comieron el marshmellow eran adultos exitosos. Mantenían buenas relaciones con otras personas y vivían vidas más felices.
  • La mayoría de los niños que se comieron el marshmellow eran adultos problemáticos. Tenían relaciones deficientes o malas con otras personas, no les interesaban sus estudios, en fin, no eran jóvenes exitosos. ​

Conclusión: El tener la habilidad de controlar el deseo de la satisfacción inmediata contribuye de manera importante al éxito de las personas. En otras palabras, SABER ESPERAR.

Entre la espada y la pared… ¡NO RENUNCIES!

¡NO RENUNCIES!

No soy boxeador ni tampoco fanático del deporte de los guantes pero creo que cualquiera de nosotros conoce la práctica establecida de los entrenadores del boxeo. Cuando el entrenador jefe se percata de que le están dando una paliza a su púgil y el referí no hace nada por separarlos, si él entiende que se le está haciendo daño que puede ser irreparable,  toma la toalla y la tira como señal al referi de que para le pelea. Y tal proceder es sabio porque el boxeador puede quedar lastimado para el resto de su vida o incluso, morir en el ring. Es mejor retirarse de una pelea, vivo, que pelearla hasta el final y morir. Es como dice el dicho: “más vale perro vivo que león muerto.”

Claro, quien tira la toalla no es el boxeador. El papel de él es fajarse y demostrar su valor, no obstante, está confiado en que el entrenador en jefe tampoco va a dejar que lo maten. ¿Aprendemos algo?

Muchas veces en la vida, lo importante es “fajarse” y trabajar duro sin rendirse. Muchos retos son duros y se requiere mucho valor para enfrentarlos. Algunos de nosotros somos luchadores natos y hemos aprendido a “fajarnos a palos” por lo que creemos y por lo que amamos. Mi padre fue un gran ejemplo en mi vida. Pudiera citar infinidad de situaciones que yo conocí en las que de veras se “fajó”. En particular recuerdo lo que hizo cuando mi madre falleció. El viejo no se rindió. No perdió el interés por la vida aunque extrañaba mucho a mi madre. Se mantuvo solo pero se concentró en ayudar a los demás. No tiró la toalla. Nadie lo hubiese culpado si se hubiese vuelto a casar, recuerdo que hasta en cierta ocasión le dije que ni yo ni mi hermana lo juzgaríamos de forma negativa si se volvía a casar. Pero no mi padre. A sus 78 años se concentró en otros y cuando murió a los 83 años estaba tan ocupado y feliz con lo que hacía que nunca vio la necesidad de ir a un matrimonio por sentirse solo. El viejo no era alguien que tiraba la toalla. Es probable que conozcas personas así, son luchadores y van a serlo hasta el último día de sus vidas. Debemos ser como ellas. Si nos rendimos después de empezar todo va a caerse y tendremos que empezar de nuevo.

Empezar de nuevo NO es una mala palabra, sin embargo, sabemos que tendremos que volver a pasar por ansiedades ya superadas. Es mejor no rendirnos.

 

 

La historia, por su parte nos ofrece otro ejemplo de un gran guerrero que no tiraba la toalla fácilmente. Cuando embarcó a sus guerreros y los pertrechos necesarios en sus naves y llegó a las costas mejicanas, hizo lo que nadie supuso. Cuando todas las tropas y pertrechos estaban en la playa, secretamente envió a algunos de sus hombres de confianza a quemar sus propias naves. Dicen que fue entonces cuando Cortés, el famoso conquistador español dijo a sus hombres: “Como ven nuestras naves se han convertido en humo. ¡Eso significa que no podremos abandonar estas playas con vida a menos que triunfemos! Ahora no tenemos otra elección, ¡se trata de ganar o perecer!” ¡Y ganaron! ¡Conquistaron!

En ocasiones logramos triunfar porque no tenemos otra opción. Hubiésemos tirado la toalla pero como no teníamos forma de retirarnos… ¡logramos conquistar! Eso es perseverancia. Eso es valor. Eso es esforzarse por no tirar la toalla.

Ahora bien, ¿significa esto que jamás es apropiado retirarse de una batalla, de una pelea o de una situación difícil?

Dejemos la respuesta para mañana.

PIENSA EN ESTO

  • ¿Cuántas veces te has “fajado” por vencer en una situación complicada y difícil? ¿Por qué venciste? 
  • ¿Has conocido personas muy luchadoras? 
  • ¿Qué has aprendido de ellas?

La historia, por su parte nos ofrece otro ejemplo de un gran guerrero que no tiraba la toalla fácilmente. Cuando embarcó a sus guerreros y los pertrechos necesarios en sus naves y llegó a las costas mejicanas, hizo lo que nadie supuso. Cuando todas las tropas y pertrechos estaban en la playa, secretamente envió a algunos de sus hombres de confianza a quemar sus propias naves. Dicen que fue entonces cuando Cortés, el famoso conquistador español dijo a sus hombres: “Como ven nuestras naves se han convertido en humo. ¡Eso significa que no podremos abandonar estas playas con vida a menos que triunfemos! Ahora no tenemos otra elección, ¡se trata de ganar o perecer!” ¡Y ganaron! ¡Conquistaron!

En ocasiones logramos triunfar porque no tenemos otra opción. Hubiésemos tirado la toalla pero como no teníamos forma de retirarnos… ¡logramos conquistar! Eso es perseverancia. Eso es valor. Eso es esforzarse por no tirar la toalla.

 

PIENSA EN ESTO

  • ¿Cuántas veces te has “fajado” por vencer en una situación complicada y difícil? ¿Por qué venciste? 
  • ¿Has conocido personas muy luchadoras? 
  • ¿Qué has aprendido de ellas?

(Si deseas ofrecer algún comentario, no dejes de hacerlo. ¡Gracias por tu visita!)

 

 

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -El accidente.

Con esa expresión castellana nos referimos a estar en una situación difícil de la que no podemos escapar ilesos. Claro está, no siempre tiene que usarse la expresión para aplicarla en sentido literal y físico sino que también puede que la usemos al estar en una situación difícil en sentido emocional, moral o espiritual. Esa sola expresión nos transmite la idea de no hallar la salida, y si la hallas, puede que te deje marcas o citatrices por toda la vida. ¿Te has encontrado alguna vez entre la espada y la pared?

A los 28 años de edad, mientras practicaba su deporte favorito, Aron Lee Ralston, vivió una experiencia inesperada que le marcó para el resto de su vida. Era el mes de abril del año 2003 y Ralston descendía sin novedades por el Cañón Blue John en el estado de Utah, Estados Unidos. De repente una roca se desprendió atrapando el antebrazo derecho de Ralston y pillándolo contra la pared del Cañón. Trató y trató de sacar el brazo pero la piedra de 800 libras lo pillaba sin esperanzas de salir del lugar que, al parecer, se convertiría en su tumba. No le había contado a nadie de sus planes de ir de excursión de modo que sabía que no iba a ir nadie a buscarlo. No tenía radio transmisor ni teléfono. No tenía alimentos consigo. Apenas le quedaba un poco de agua.

Pasaron 10 horas, 20, 50 horas y el dolor del brazo ya era insoportable. El agua que llevaba se acabó. Pasaron 50 horas más. Suponiendo que iba a morir, decidió tallar en la pared del cañón su nombre, fecha de nacimiento y la presunta fecha de su muerte. Después de 5 días tratando de levantar o romper la roca, el deshidratado, hambriento y delirante hombre de 28 años pensó que si pudiera amputarse el brazo tal vez podría salvar su vida. Cuando habían pasado 120 horas se decidió. Pero lo único con lo que contaba era con una navaja multiuso embotada… ¡tenía que hacerlo si quería sobrevivir! Finalmente, pudo liberarse, dejando su antebrazo amputado entre las rocas.

 

Entonces, sangrando tuvo que bajar usando su único brazo una escarpada pared de 65 pies hasta que se encontró con tres turistas que le ayudaron. Había perdido el 25% de su volumen sanguíneo. Ralston nunca olvidará las 127 horas más angustiosas de su vida.

La película sobre su experiencia se intitula “127 horas” y es impactante.

¿Alguna vez le ha colocado la vida en una situación de la que sabe que no podrá salir sin cicatrices, tal vez en sentido emocional?

Aunque estuvo “entre la espada y la pared” Ralston pudo salir de aquella dolorosa e inesperada situación gracias a que supo y pudo tomar la decisión correcta en el momento correcto. ¡Salvó su vida gracias a esa decisión valiente!  ¿Qué hubieses hecho tu?

PIENSA EN ESTO:

¿Crees que Ralston tomó la decisión correcta?

¿Piensas que hubieses hecho lo mismo que él hizo?

¿Tienes la tendencia a tomarte lástima cuando te encuentras frente a una decisión

    emocionalmente difícil?

        Continuará…

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Lo que nos rodea.

La foto de la izquierda es la de Danny Trejo. Nació en Los Angeles y es de ascendencia Mexicana. Es muy probable que lo hayas visto muchas veces en papeles de abusones o tipos malos en decenas de películas de Hollywood. Bueno, la realidad es que Danny Trejo es uno de los que ha estado “entre la espada y la pared”… y de ahí no se puede salir sin cicatrices.

Ya a los 8 años estaba familiarizado con el mundo del crimen y fumaba hierba. A los doce ya sabía darse “un pase” y a los trece tenía su primera pistola. Fue introducido en el mundo del crimen por la influencia de su tío quien solo era unos pocos años mayor que Danny. En su caso, fue la asociación con otras personas delincuentes la que le puso “entre la espada y la pared.”

Durante la década de los sesenta, Danny entraba y salía de las prisiones de California. Su última prisión ocurrió temprano en los setenta. Danny comenzó a destacarse en la Prisión de San Quintín como boxeador. El dice: “En la cárcel, cada día tienes que decidir ser un depredador o una presa”.

Si alguien estaba entre la espada y la pared era Danny. Su aspecto físico, su pasado, su adicción y su actitud violenta lo mantenían en un lugar espiritual, moral y emocional en el que ninguno de nosotros quisiera estar.

Luego de una carrera delictiva y de adicción a las drogas Danny aceptó la ayuda del programa de LOS DOCE PASOS (Twelve Steps Program). Hoy celebra 49 años de estar sobrio y de ser un actor exitoso en Hollywood. ¿Sus cicatrices? Su pasado. Sus tatuajes. Sus recuerdos. Hoy es un hombre de éxito y sin lugar a dudas uno digno de admirar y una prueba adicional de que sea por una o por otra razón, ¡no tienes que morir allí presa del lugar donde la vida te llevó! Pero ¿harás el esfuerzo?

Nadie tiene el completo control de su vida, sin embargo, todos podemos decidir cambiarla. No podemos evitar venir de donde venimos, cambiar nuestra cultura, nuestros padres o nuestras circunstancias. Lo que sí podemos hacer que queda en nuestras manos es superarnos, salir adelante, quizás luego de varias cicatrices, golpes o marcas emocionales, no rendirnos. Puede que lleguemos a estar entre la espada y la pared producto de un accidente, puede que desde nuestrea cuna el ambiente en el que nacemos no es el mejor… pero si de veras lo deseamos, podemos luchar por mejorar, por cambiar, por salir del atolladero en el que se nos ha puesto. Y eso, estimado amigo, sí depende de cada uno de nosotros.

PIENSA EN ESTO:

  • ¿Eres de los que crees que el destino te marca y la vida te lleva sin que puedas hacer nada para evitarlo?
  • Danny aceptó la ayuda de unprograma de alchoolicos anónimos. ¿Aceptarías tu la ayuda para salir de una situación al parecer desesperanzada?

Continuará en la parte 3 de esta serie.

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Lo inesperado.

Redmond Derek se preparaba para su participación en las Olimpiadas. Corre el año de 1993. Derek tenía una serie de victorias impresionante. Era campeón de la carrera 4 x 400 metros de relevo (medalla de oro) y de relevo de 400 metros sin vallas, pero ahora llegaba la prueba más dura en las Olimpiadas de Barcelona. En las pruebas de la carrera de 400 metros tenía el mejor promedio de modo que era el favorito para ganar.

Llegó el momento. El disparo avisor resonó por el estadio y Derek salió disparado. Era un hombre alto y parecía volar sobre el carril de la pista. Entonces, faltando 250 metros para la meta, Derek sintió un profundo dolor en el tendón de la corva. Tan fuerte fue el dolor que quedó de rodillas en la pista mientras sus compañeros competidores avanzaron a toda velocidad hacia la meta. El video es impresionante.

En el estadio había 65,000 asistentes que ovacionaron a Derek y su valor. Aunque con un intenso dolor y llorando, ayudado por su padre, Redmond Derek llegó a la meta. No ganó la carrera pero llegó hasta donde se proponía llegar. Un verdadero campeón, un atleta que no se rinde fácilmente, aunque se encuentre “entre la espada y la pared”.

¿Cómo mides el valor? La velocidad se mide en kilómetros. El peso se mide en libras. ¿Cómo mides el valor? No hay forma de medirlo y con todo, cuando vemos un acto de valor sabemos medirlo, sabemos valorarlo y admirarlo. Lo cierto es que cuando el padre de Derek decidió correr al lado de su hijo para ayudarlo, inmediatamente lo descalifió de la carrera. Ni a ellos ni al público presente les importó. No les importó que en el registro de las Olimpiadas de Barcelona apareciera la nota que indicaba que Derek había sido descalificado. Lo que hicieron fue mucho más valeroso y digno que incluso lo hubiese sido ganar aquella carrera.

Como quien reconoce el valor, tiempo después, en el 2012 el mismo padre de Derek (Jim) fue seleccionado para llevar la antorcha de los juegos de verano en Londres, sin duda un privilegio que se le concedió, quizás en reconocimiento de su valor al estar dispuesto a ayudar a su hijo a cualquier costo.

PIENSA EN ESTO:

¿Harías tu lo mismo que hizo el padre de Derek por tu hijo?

¿Crees que el valor puede ayudarte a tomar una decisión difícil?

¿Cuál fue la decisión difícil, seguir corriendo hasta la meta o aceptar que se perdió la carrera?

Continuará en la parte 4 de esta serie.

 

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED -Las circunstancias.

Operah Winfrey. Es nuestro ejemplo cuando se trata de ser víctima del ambiente.
Creo que todos hemos visto a Operah Winfrey en alguno de sus exitosos programas. Lo más reciente de ella es que considera postularse para presidente.  Pero sus primeras circunstancias la pusieron entre la espada y la pared.

Operah nació en la pobreza en una zona rural de Mississippi de una madre adolescente. Según ella relata fue abusada durante su niñez y temprana adolescencia. Llegó a ser madre a los 14 pero su hijo murió durante su infancia. Le enviaron a vivir a Tennessee con la persona a quien ella llama papá y fue allí donde tuvo una oportunidad de trabajar en la radio mientras todavía cursaba la Escuela Superior. De ahí a ser ancla de noticias de la tarde a los 19 años.

Pronto su facilidad de expresión la impulsó a poner un noticiero de Chicago que estaba en tercer lugar al primer lugar. Lo demás es historia. Hoy Operah es una mujer exitosa cuyo salario se aproxima a los 78 millones anuales.  Pero su verdadero valor tiene que ver con que se recuperó de una situación muy difícil con la que nació y sobre la que ella no tenía ninguna responsabilidad ni control.  Salió de entre la espada y la pared.

¿APAGAS EL FUEGO CON AGUA O LE ECHAS GASOLINA? -Parte 1

Hago la pregunta porque en más ocasiones de las que nos damos cuenta, tu y yo, todos nosotros, lo que hacemos es echarle gasolina al fuego en vez de agua para apagarlo. Todos sabemos que si le echamos gasolina a un fuego aumentaremos la conflagración pero con todo y eso… ahí vamos le echamos chispas a las cosas que ya andaban a punto de prenderse.  ¿De qué estoy hablando?

En la vida todos enfrentamos fuegos o problemas que si no manejamos bien pueden hacernos mucho daño. Pueden dejarnos marcas o cicatrices muy difíciles de eliminar. En mi trabajo como motivador hablo constantemente con personas que sufren hoy las heridas de los fuegos que experimentaron hace años. Sobrevivieron pero quedaron con marcas de aquella o aquellas situaciones dolorosas. Por tal razón he preparado varios temas de motivación para ayudarles a apagar los fuegos que las circunstancias, nuestras actitudes o nuestras malas decisiones, !incendian!

Algunos fuegos comienzan dentro de nosotros mismos. Nadie los puede ver porque están bien escondidos en nuestro yo. El “yo” que solo Dios conoce. Estos fuegos aparentemente controlados pueden desatarse en el momento en que una chispa nos ofrezca la oportunidad para explotar. Son engañosos pues son secretos pero son muy peligrosos. Pueden hacer combustión expontánea y achicharrarnos. Los bomberos dicen que un fuego puede DUPLICARSE cada 15 segundos. Los fuegos internos escondidos en el corazón pueden causar una explosión que arruine nuestro matrimonio, una amistad de años o peor aún, puede arruinar para siempre nuestra reputación. ¿Quien desea eso?

Otros fuegos comienzan en casa. Comienzan en nuestro hogar. Las circunstancias pueden estar ahí en un mal día y en un mal momento. Puede que una de las personas que amamos prenda el fuego con un comentario desatinado o con una actitud malcriada o irrespetuosa y… ¡se prendió la casa!

La palabra HOGAR significa: “lugar donde hay fuego” Viene de “hoguera” y transmite la imagen de calor, protección y bienestar característico de la hoguera que nos ofrece su calor en tiempo de invierno. Claro, la hoguera nos ofrece un fuego controlado, limitado a un lugar y !cuan agradable resulta!  Pero si lo sacas de ahí y se descontrola la lumbre… un fuego se desata y un hogar puede reducirse a cenizas.

Otros fuegos comienzan en el vecindario, en el trabajo, en la escuela, en la fábrica, en tu iglesia… en cualquier lugar y momento donde se presenten las condiciones ideales para que arda un problema que ya venía calentando alguna actitud impropia que no vimos o que vimos y no hicimos absolutamente nada por apagar.

Piensa en esto:

¿Cuántas veces le hemos echado leña al fuego en vez de agua?

¿En qué situaciones te has encontrado en las que pudiste ayudar a apagar el fuego? ¿Te alegraste de poder evitar un problema mayor?

 

¿ESTAS A PUNTO DE TIRAR LA TOALLA? -Parte 2.

Explicamos que el entrenador que toma las decisiones en su lado asignado en la esquina del ring, si observa que su púgil está siendo excesivamente castigado por el contrario, puede tomar la decisión de detener la pelea para que su boxeador no sufra daño irreparable, incluso la muerte, producto de los golpes de la pelea. Esto, por supuesto, si el referí no lo ha hecho. Hay que recordar que el entrenador conoce mejor que nadie la capacidad de aguante y la fortaleza del boxeador que protege y por tal razón, en algunas ocasiones, se requiere la intervención de alguien que vigila los intereses de su protegido. Esta es una de las líneas de “salvación” que puede tener el boxeador para poder contar la experiencia.

También hablamos, en la parte 1 de esta presentación que en la vida debemos ser valientes y no rendirnos fácilmente. Incluso, con esa mentalidad, apreciamos que en ocasiones debemos tomar decisiones drásticas que nos ayuden a eliminar la posibilidad de rendirnos como lo fue en el caso del Conquistador, Cortés. Finalmente preguntamos si con todo lo anterior queremos decir que no hay razón o razones para abandonar una empresa, una lucha o un proyecto. Pues bien, demos atención a este asunto.

Recordemos que “tirar la toalla” no es una solución fácil para abandonar una empresa. Se tira la toalla cuando hay en juego un asunto de vida o muerte. Cuando se tiene el valor de reconocer que la empresa no va a producir los resultados deseados y va a dejar marcas irreparables en el futuro del púgil y su modo de vida, el boxeo profesional. ¿Qué aprendemos?

Aprendemos que aunque se debe luchar y trabajar duro por conseguir lo que deseamos, esto no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias. El costo puede ser mucho mayor que los beneficios y por lo tanto, debe tomarse la decisión dolorosa de “tirar la toalla.”  Hay que recordar que el fracaso presente en una empresa no significa el fracaso futuro. Lo que significa es que debemos reenfocarnos en nuestro próximo proyecto habien aprendido lecciones valiosas. En otras palabras, cambiamos la meta, ajustamos los objetivos y emprendemos nuevamente nuestra lucha. El ensayista inglés Charles Lamb manifestó en una ocasión, “Nuestro espíritu envejece antes que nuestro cabello.” De seguro te das cuenta que los jovenes viven con una gran expectación y seguridad. Piensan que solo les espera victorias en la vida. Les hemos llenado la cabeza con ese disparate de “puedes conquistar todo lo que en verdad desees conquistar”; “eres el número uno” y “nada puede deterte”… embústes y mentiras que le hacen creer al joven que tiene su futuro asegurado simplemente porque es “el” y no tiene nada más que hacer. Así como tiene mil “likes” en su página de Facebook, así mismo les esperan solo victorias. Engreído dice: “no voy a rendirme y finalmente muere por testarudo y por creer las falsedades de una sociedad fracasada.”

Como se siente uno fracasado, es aquí dónde el “espíritu” se envejece como escribió Lamb.  Una vez ese “espíritu,” ese deseo por el éxito se desvanece en el primer fracaso, la tendencia más fuerte que tenemos es a pensar que no hay más remedio que morir luchando. ¡No es cierto! Ninguna empresa, a menos que sea una empresa Divina, vale nuestra vida. Es mejor, “tirar la toalla” y luego de una pausa para curar las heridas, reenfocarnos, reagrupar nuestra mente y reforzar nuestro corazón para la próxima empresa por la que deseamos luchar. Es como en tono jocoso decía un buen amigo: “Es mejor que se diga que aquí corrió un cobarde a que se diga aquí murió un idiota!

PIENSA EN ESTO:

  • ¿POR QUÉ DEBEMOS LUCHAR EN LA VIDA POR LO QUE DESEAMOS Y HASTA QUÉ PUNTO?
  • ¿CUÁL ES LA TENDENCIA DE ALGUNOS CUANDO COMIENZAN A VER QUE SU EMPRESA FRACASARÁ?
  • ¿QUE ES PARA TI LO MÁS IMPORTANTE?