Poderoso señor es Don Dinero.

Es un poderoso caballero don dinero. Uno que te abre puertas, te coloca en el asiento del jet-set y te distingue. Con él, compras lo que desees y vives donde quieras. Tienes acceso a los manjares más exquisitos y puedes viajar a los lugares más exóticos del planeta. Ciertamente es un poderoso señor Don Dinero, aunque, por cierto, de muy mala reputación.

Sí, porque no se puede negar que al dinero también se le atribuyen infinidad de crueldades y crímenes. Le achacan muchas guerras e innumerables peleas familiares. No son pocos los divorcios que provoca y muchos más los vicios, odios y traiciones que promueve. ¡Oscura vida que tiene este solicitado señor!

Entre los treinta y los cuarenta y cinco años de edad suele decirse que la gran mayoría de los hombres y las mujeres lo buscan por todas partes. No que no se deje ver este caprichoso caballero, más bien es que suele estar donde la gente no lo busca y debido a eso, pocas veces lo encuentran. Quienes sí lo encuentran tardan poco en darse cuenta de que su poder es muy temporero y sus supuestos encantos son muy superficiales. Pues aunque lo pueda comprar casi todo, lo verdaderamente valioso no puede comprarlo.

¿Por qué no? Porque nadie compra lo que se regala. Nadie puede comprar lealtad, fe, amistad, bondad, cariño y amor. Estas cosas tienen que regalarse y son las verdaderamente valiosas en la vida.

En la vida, tu y yo tenemos que aprender a manejar con cuidado la influencia que este señor puede ejercer en nuestras decisiones. Podemos darle un tremendo poder para gobernarnos y a la larga decepcionarnos o, en cambio, podemos elegir tenerlo bajo nuestra mayordomía. Sí, porque como mayordomo Don Dinero puede ser muy eficiente, pero como amo de nuestra vida va a acabar con todo lo que realmente contamos como valioso. De manera que es asunto de ver el dinero con equilibrio… cosa nada fácil de hacer.

El dinero es necesario, pero de eso a que sea el móvil de nuestra vida hay una diferencia importante. Tan importante como puede ser la diferencia entre la felicidad y la infelicidad.

Y si por si acaso piensas que en América se concentra la felicidad de las naciones, tengo una sorpresa para ti. A continuación te ofrezco la lista de los 10 países más felices del mundo, de acuerdo con el Informe de Felicidad Mundial publicado por la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible para las Naciones Unidas del 20 de marzo de 2019. Estos son: Finlandia, Dinamarca, Noruega, Islandia, Países Bajos, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda, Canadá y Austria.

Según esa lista, la felicidad viene vestida con sweater, no con traje de baño. De todas, viva donde viva usted y yo podemos ser felices … por lo menos hasta cierto grado en cualquier lugar del planeta si por supuesto tomamos buenas decisiones, somos compasivos y aplicamos la regla de oro. Es mi deseo, estimado lector, que uses bien el dinero, que no lo desperdicies y lo gastes con buen juicio para que haga el mejor bien posible. Usalo como tu esclavo y nunca como tu amo. Sí, porque en el fondo, el poderoso señor Don Dinero es ciego, sordo, muy evasivo y de mala reputación.

¡No me parquees la tiñosa!

Familia feliz disfrutando de una tarde en el campo.

Cuando a mi suegra alguien le decía que tal o cual cosa buena no iba a durarle mucho, acostumbraba a responder: “por favor, no me parquees la tiñosa.”

Y me parecía una respuesta genial porque lo cierto es que hay gente que no soporta ver a uno contento ni feliz. ¿Te has dado cuenta? ¿No es cierto que hay gente que siempre ve algo negativo en todo y luego te lo expresan con una naturalidad increíble. Y, está bien, reconozco que no todo el mundo lo hace con mala intención pero, ¡por favor! muchos de los que todavía estamos vivos apreciaremos muchísimo que no nos estén parqueando la tiñosa todos los días.

Porque lo negativo está tan metido en la “programación celular” de algunos de nosotros de tal manera que así, de lo más natural del mundo, te revientan las buenas noticias y las buenas cosas que nos pasan en la vida.

Hay veces que incluso la gente logra hacer que te sientas culpable por sentirte bien, por estar alegre, por irte de vacaciones, por un aumento de sueldo o por alcanzar algún privilegio que, para ellos, siempre tiene un lado negativo o hasta peligroso. Si te sientes muy bien te cuentan de alguien a quien le dio un ataque cardíaco acabado de hacerse exámenes médicos en los que salió muy bien. Si te vas de vacaciones te recuerdan el barco que se hundió en las costas de Italia o del que quedó en cuarentena por el coronavirus. ¡Santo Padre! ¿Se pudieran callar un ratito para poder disfrutar de la vida?

Por eso no culpo a los que reciben una buena noticia y no quieren compartirla con nadie para que no le parqueen la tiñosa. Eso sin contar que la gente tiene costumbres basadas en sabe dios qué, con las que quieren gobernarte la vida y hacerte vivir con miedo. Si vas a la playa tienes que vigilar los tiburones, si vas al campo que te roban cuando vas de excursión, si cambias el automóvil que compraste la peor marca del mercado. ¿Por qué a la gente le gusta parquearte la tiñosa?

Je, je… me pasó algo bueno pero no lo digo… me lo disfruto yo solito. Si lo digo alguien me va a quitar la ilusión y hasta me va a preocupar. ¿No te ha pasado que compartes con un amigo tu alegría de haber perdido veinte libras y te dice: “Sí pero recuerda que Fulano perdió veinte libras y luego ganó treinta.” ¡Bendito sea el cielo! ¿Qué nos ha sucedido a nosotros los seres humanos? ¿Es que no soportamos ya una buena noticia?

Sí, porque suceden tantas cosas malas y escuchamos tantas y tantas malas noticias que ya no concebimos la posibilidad de que nos pasen cosas lindas, que nos guste la gente, que podamos compartir con los amigos y disfrutar juntos de las bendiciones que tenemos. Es como si alguien macabro, sacado de una película de horror se nos hubiera metido dentro y solo nos enfoca en lo malo, en las epidemias, en los crímenes, en los abusos y en las desgracias. Eso que para mi es veneno, está dañándonos tanto que casi, casi, nos está arruinando la vida.

Pues yo ando en pie de guerra. ¡No voy a permitir que me arruinen la vida y me hagan sentir culpable por disfrutarla! Porque aunque haya vivido tiempos difíciles, todos esos tiempos me enseñaron lecciones que me han ayudado a ser quien soy, un hombre muy feliz, tan feliz como puedes serlo tu amigo mío. Eso, si miras todas tus bendiciones y las cuentas a los que las aprecien que siempre son los que te quieren por lo que eres, no por lo que haces. De modo que, sé feliz aprendiendo a ver lo lindo y lo bueno que hay a tu alrededor y por favor, no permitas que te parqueen la tiñosa.