Vivimos solo unas cuantas décadas y morimos. Los que tienen la dicha de vivir ocho de ellas son escasos y muy afortunados. La historia nos ayuda a ver que cada diez años las cosas cambian. Cada década trae nuevos inventos, avances en la tecnología, cambios en la moralidad, en la mentalidad y la actitud de cada generación en un proceso que parece interminable.
Komosabe nació justo al terminar la Segunda Guerra Mundial. Al mirar atrás puedo recordar con alguna claridad los cambios o supuestos cambios que han estado al alcance de mi muy limitada mirada. A ver:
“Al terminar la Guerra en 1945 la humanidad sintió que era momento de reconstruir y de valorar la vida. Muchos países y capitales europeas tenían que levantarse de los escombros. Se sembraba un despertar de valores y esperanzas noveles. De 1945 a 1955 ese fue el objetivo general.
Con otros tonos se vistió la década de 1955 a 1965. Aquí se enfatizó la importancia de la educación como un ideal para el éxito en la vida. Recuerdo que los rusos anunciaron con orgullo que enviaron al espacio la perra Laika y que la recuperaron de regreso con éxito. ¡Que noticia! Pero harían más: en esa misma década Yuri Gagarin, también ruso, da una vuelta a la Tierra desde el espacio. Los viajes al espacio parecían estar a las puertas.
En Cuba, los barbudos bajaron de la Sierra Maestra resueltos a cambiar lo malo por lo bueno y prometieron el fin de los abusos de una tiranía. ¿Cambió realmente el panorama? Rápidamente surgió la crisis por el emplazamiento de misiles rusos en esa misma isla lo que casi provoca la III Guerra Mundial. El 22 de noviembre de 1963 asesinan al 35to. presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. El 2 de julio de 1964 el presidente Lyndon B. Johnson firma la revolucionaria ley de los derechos civiles. De un golpe la segregación racial queda prohibida en los Estados Unidos.
Durante la década siguiente de 1965 a 1975 se comenzaron las luchas para que se acepten los derechos civiles y los privilegios que la ley brinda a todos los ciudadanos. Una década de énfasis en derechos, pero no tanto a los deberes. El 4 de abril de 1968 asesinan a Martin Luther King, precisamente cuando las leyes de igualdad civil van abriéndose camino.
Los Estados Unidos al fin logra que un hombre pise la luna el 20 de julio de 1969. “Un paso pequeño para el hombre y paso inmenso para la humanidad.” Ahora esta nación se proclama al frente de la conquista del espacio.
Por otro lado, en esta década hubo mucha desmoralización producto de la guerra de Viet Nam y las protestas juveniles que se hicieron populares. Los jóvenes comenzaron a rebelarse contra las instituciones y se popularizan los hippies, la LSD, la marihuana y por supuesto, los Beatles. Los que vivimos esa década vimos cambios grandes pero no necesariamente para mejorar.
1975 a 1985 vimos cómo los padres se volcaron en la sobre protección de sus hijos, tal vez como resultado de las malas experiencias de la década anterior. Los maestros perdieron fuerza y los padres eran capaces de enfrentar a los maestros a favor de sus hijos. En Rusia comenzó a tomar fuerzas la Perestroika con nuevas promesas políticas. Padres sobreprotectores de sus hijos sembrarían la semilla de una generación por venir sin las herramientas necesarias para enfrentar el mundo cambiante.
En la década del 1985 a 1995 aparece una generación de jóvenes que se hicieron dependientes de sus padres. Una generación que enfrentaba el mundo, sin saber cómo. Los padres se hicieron más permisivos y parecía que todo lo que hicieran los hijos estaba bien. Comenzó la era de que la disciplina se convertiría en un enemigo que acomplejaba y afectaba a los hijos. La disciplina se convirtió en una mala palabra y aplicarla se convirtió en base para llevar a los padres a las cortes.
1995 a 2005 se revelan los fracasos nacionales, políticos y educativos por todas partes. Había confusión y parece que nadie tenía la respuesta. Unas instituciones decían una cosa y otras lo contrario. Se hizo público y a gran escala el abuso de menores por parte de clérigos. Cayeron las Torres Gemelas. El futuro no era como se pensó que sería en la década de la postguerra. El hombre no estaba viajando por las estrellas como era la propuesta de los años cincuenta.
2005-2015 vuelve la tecnología a presentar la imagen de un futuro cómodo y accesible para todos. Apple y Microsoft luchan por el control del mercado de las computadoras. La revolución verde no alimentó a la humanidad, la capa de ozono se convierte en una amenaza real y el deshielo de los glaciares se derrite en proporciones no sospechadas. El hombre ve oscuro el futuro de su casa-planeta y la ciencia busca respuestas.
2015 al presente reflejan duras realidades que no podemos tapar con la mano. La corrupción a todos los niveles, el amor al dinero y a la fama enferman a casi todos los países del mundo. Surgen millonarios de un día al otro, nunca antes en el planeta ha habido tantos millonarios ni tanta inseguridad. Los valores se mueren. La tensión política, las enfermedades e incluso la pandemia del COVID-19 se convierten en elementos que cambian la vida de la humanidad por tiempos indeterminados.”
Para Komosabe, los tiempos parecen cambiar solo en el escenario, pero no en sus características básicas y vitales. Tal vez debemos empezarlo todo de nuevo. Como cuando un estudiante borra toda la página de su libreta y vuelve a empezar, aunque sea sobre borrones. Eduardo Galeano escribió: “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo.” La pregunta es: ¿podrían cambiarlo para lo mejor?