Concepto antiguo en una nueva palabra: Resiliente.

El concepto es antiguo, sin embargo, en los últimos años el concepto que transmite la palabra “resilencia” ha ido adquiriendo fuerza y moldeándose a distintos campos de conocimiento. A continuación algunos detalles.

Resiliencia viene del término latino resilio, “volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar”. Uno de los primeros usos del término se adaptó a la sicología refiriéndose a la persona que, luego de sufrir un trauma sicológico no queda marcada por el mismo sino que es capaz de recuperarse. Hoy se escucha de  “resiliencia” en la ingeniería, en el arte, en la ecología, en la cultura, en la sociología y en la tecnología. Hoy se habla hasta de países resilientes. En este artículo no vamos a incursionar en las anteriores sino que vamos a repasar el valor de la “resiliencia” en nuestra vida como seres humanos.

La resiliencia se ha considerado como “una capacidad” de la que podemos disponer en la recuperación de traumas importantes. Recientemente, un número de estudiosos de la materia, han indicado que más que “una capacidad” es un “proceso” en el que aprendemos a recuperarnos de dichos traumas. Es interesante porque por “capacidad” entendemos que es “la facultad de una persona para aprender y cultivar distintas avenidas de conocimiento”. Es algo que se posee. Es como una herramienta natural que nos permite aprender y progresar dentro de ciertos límites. En cambio, cuando una persona enfrenta problemas serios y traumáticos lo que se necesita es que logre procesarlos afirmativamente para que logre superarlos y dejarlos atrás. Esa resistencia no es innata, o intraconstruída en nuestros genes sino que debemos desarrollarla durante el proceso de recuperación del dolor que vivamos. Ese manejo se convierte en un “proceso” que puede tomar tiempo, pero que al final, nos permite superar el golpe sin dejar traumas emocionales. Dije: “sin dejar traumas.

Sea una “capacidad” o un “proceso”, la realidad es que la resiliencia es muy importante en nuestro proceso de manejar situaciones complejas como lo son  la tensión, el maltrato, el abuso y la frustración. Demos un ejemplo de cómo se comporta esta cualidad en un objeto y derivemos de este experimento una lección.

Si tomamos un “rubber band” o una gomita elástica y la estiramos, apreciamos que puede crecer y crecer el doble de su tamaño o más. Si la vamos soltando poco a poco veremos que la gomita vuelve a su condición original. Eso es resiliencia. La goma tiene la capacidad de volver a su estado original luego de aplicarle mucha tensión. Lo mismo sucede con el acero, puede sufrir golpes y golpes pero puedes volver a llevarlo a su condición original. Esa cualidad es deseable también en nosotros pues tiene mucho que ver con el proceso de recuperarnos completamente de los traumas.

Tu y yo somos sometidos a mucha presión emocional en este mundo complicado. Sufrimos, muchas veces desde pequeños un sinnúmero de situaciones que pueden enfermarnos para el resto de la vida. Entre ellas, mal trato, fracasos, frustraciones, traiciones y pérdidas muy fuertes. La resiliencia nos ayudará a recuperarnos, a sobreponernos sin que queden traumas, rencores u otras emociones y actitudes negativas. Durante el proceso de curación, las personas resilientes logran recuperarse completamente, incluso hacerse mejores que antes.

Hoy, te invito a ser resiliente. Te invito a recuperarte completamente de tus fracasos y de tus dolores. Te invito a pensar diferente y a crear nuevos circuitos en tu mente y en tu corazón que te conviertan en una mejor persona. Ni es algo mágico ni milagroso. Depende de ti, de tu voluntad, de tu aguante y resolución de no quedarte ahí sentado sino de moverte hacia adelante. He conocido personas resilientes y les he visto transformarse. He visto drogadictos, prostitutas, vagabundos que comen de los latones de basura, presos y paralíticos sobreponerse a sus traumas y gracias a su resiliencia a la ayuda espiritual/y o médica, convertirse en personas sanas, útiles y felices. Si bien la ayuda emocional, médica y/o espiritual estuvo presente, su resiliencia les llevó a otro nivel. De modo que no hablamos de simple *semántica, hablamos de lo que es posible hacer cuando decidimos luchar y superar lo que nos tiene paralizados, encajonados, limitados y heridos.

Es un concepto viejo pero una palabra nueva. Piensa en ella. Adquiere la fuerza para desarrollarla. ¡Tu y yo podemos ser resilientes ante las situaciones duras de hoy y las de mañana!

  • Semántica. Parte de la linguística que estudia las expresiones.

Tema: Concepto antiguo en una nueva palabra: Resiliente.

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