¿Te cortaron las alas? -¡Todavía puedes volar!

Aunque esa no sea la intención, constantemente, muchos de nosotros estamos cortándole las alas a todos los que tenemos a nuestro alrededor. Lamentablemente comenzamos con nuestros hijos y nietos, a los que amamos tanto y luego seguimos por ahí haciendo exactamente lo mismo con todos los que se nos acercan. Amigos, estudiantes, emplealdos, compañeros de trabajo, familiares, vecinos, en fin, no tenemos límites. Es importante cambiar esta mala costumbre que limita lo que nosotros podemos hacer por otros y que a largo plazo también limitará a quienes derrumbamos con nuestros comentarios, todos aquellos a quienes les cortamos las alas. Abundemos un poco en el origen del análisis psicológico de este fenómeno y veamos cómo y por qué nos puede afectar.

El efecto Pigmalión.

¿Has escuchado sobre esto? La enciclopedia Wikipedia dice: “El efecto Pigmalión, en psicología y pedagogía, es uno de los sucesos que describe la creencia que tiene una persona de poder influir en el rendimiento de otra. El efecto debe su nombre al mito griego de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había tallado.”

Efectivamente, Pigmalión se enamoró de su propia obra y esta llegó a ser real para él. El mismo artículo citado continúa diciendo: “A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua, Galatea, que representaba a la mujer de sus sueños… Este suceso fue nombrado como el efecto Pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo y al creer que la estatua estaba viva esta llegó efectivamente a estarlo.

¡Que tremendo poder pueden tener nuestras expectativas! Pueden ser positivas o pueden ser negativas, pero tendrán una fuerza avasalladora sobre nuestras creencias personales y lo que estamos convencidos que podemos ser, o no llegar a ser, en la vida.

Cortamos alas cuando le decimos a nuestros hijos, a nuestros nietos o a nuestros estudiantes, que son estúpidos, que no tienen habilidad, que no pueden ser lo que quieren ser, o que no llegarán a ser lo que sueñan ser. Esto es el efecto negativo de Pigmalión. El positivo obviamente es felicitarlos por lo logrado y se harán mejores. Lo mismo ocurre en la familia, incluso en nuestro hogar. Y vuelvo a enfatizar el hecho de que en el 99% de las veces no tenemos ninguna mala intención de derribar… pero lo hacemos. ¡Somos complicados!

Si le decimos a nuestra esposa que ha cocinado un exquisito platillo, si le decimos que se ve hermosa, de seguro ella se esforzará por cocinar mejor y por verse lo mejor posible. Le estamos diciendo algo que reforzará su estima y que le llevará a ser mejor cocinera y una persona más cuidadosa con su físico. Si le agradecemos su trabajo limpiándo la casa ella va a seguir haciéndolo pero con más gusto. Si ella nos escucha decir que es enferma, que no puede hacer esto o aquello porque no tiene energía, si decimos que no sabe lavar o que no puede esto o aquello, le reforzaremos a nuestra mujer, la idea de que efectivamente no puede. Cada día estará más enferma y más limitada. ¡Le estamos cortando las alas! 

Si le decimos al enfermo que mejorará, esto tendrá un efecto en su estado de ánimo. Si le decimos que morirá, también tendrá un efecto debilitador y es muy probable que muera más temprano de lo previsto. Así de poderosa es la mente estimado lector. Haremos como verdad y real en nuestra mente, lo que otros nos refuercen.

Recuerdo haber leído el caso de un estudiante de secundaria. La profesora le decía que sería taxista y que no podría aspirar a ninguna otra cosa. Al paso de los años un taxista la recogió y le reconoció como su profesora. Le comentó que ella había tenido mucha razón cuando le dijo que sería taxista. Llevaba 4 años haciéndolo y que le gustaba mucho. La profesora quedó muda. Seguramente no porque el hombre fuera taxista, pues es una forma honrada y digna de ganarse el pan. La profesora quedó pensativa porque si le hubiese inculcado que sería otra cosa, el joven, tal vez la hubiera alcanzado. Ella puso en la mente de aquel joven una idea, ella sembró en su mente lo que él llegaría a ser y así sucedió. ¡El efecto Pigmalión!

Los maestros, los padres, los líderes, los motivadores podemos hacer mucho bien inspirando y motivando. Tenemos un gran poder. Uno mismo tiene la facultad de hacer realidades, de hacer que profecías se cumplan, primero con la mente, luego con las acciones. Llegaremos a ser lo que pensemos de nosotros mismos que somos.

Por eso estimado lector, inspiremos, motivemos, pensemos lo mejor de los demás. Si hay que corregir algo, nunca le robemos la dignidad a la persona. Si usamos estos principios, ¡jamás le cortaremos las alas a los demás!

 

Muchas gracias por decir “Gracias.”

¿Somos una raza en extinción?

Aunque dar las gracias pudiera parecer la acción apropiada cada vez que alguien hace algo bondadoso por nosotros, la triste realidad es que los que damos las gracias parecemos una generación en peligro de extinción.  Incluso la reacción de algunos cuando decimos “muchas gracias” parece sugerir que no escuchan esas palabras muy a menudo. Con todo, dar las gracias debe ser el patrón general natural de nuestra conducta, desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos al fin del día. ¿Por qué?

Un viejo maestro a quien se le atribuye ser el fundador del pensamiento taoista Lao Tse (en realidad no es un nombre propio sino un título: “viejo maestro”) decía que “la gratitud es la memoria del corazón”. Esta no solo es una frase hermosa pero a la vez es una frase muy cierta. Si tenemos buena memoria emocional, si tenemos buenos sentimientos, debemos reconocer una buena acción hacia nuestra persona con una expresión de gratitud. Es aquí cuando decir “gracias” o “muchas gracias” caen en el lugar perfecto de las buenas relaciones entre los seres humanos.

Una frase corta llena de valor.

Virgilio, poeta italiano que nació en el año 70 antes de Cristo ya meditaba por su parte en este mismo asunto de la gratitud y también dijo algo interesante. “Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido, en la mente del hombre agradecido.”  El poeta sugiere que, no solo debemos hacer una expresión fugaz de gratitud, sino que no deberíamos olvidarla jamás.

Desde mi punto de vista, sobre todos los que han podido hacer énfasis en la importancia de ser personas agradecidas, está mi cita preferida que corresponde al apóstol Pablo. Cuando escribe a los cristianos que vivían en Tesalónica, un puerto marítimo de importancia, les dice: “Con relación a todo, den gracias. Porque esta es la voluntad de Dios en unión con Cristo Jesús en cuanto a ustedes”.  ¡Que interesante! Ahora, el pensamiento paulino nos amplifica aún más el concepto y nos dice que debemos dar gracias por todo y subrraya la importancia al decir que esa es la voluntad de Dios. ¿Entendió? ¡hasta Dios nos pide que seamos agradecidos! Entonces, la idea de que debemos ser personas agradecidas se va convirtiendo en una especie de mandamiento divino que debemos tener presente.

Estos tres argumentos deben ayudarnos a meditar en cuanto a nuestros hábitos recientes. ¿Estamos demostrando agradecimiento por las bondades pequeñas o grandes? ¿Damos las gracias cuando nos abren la puerta, cuando nos alcanzan una tacita de café o nos dicen algo bondadoso? Es importante hacerlo. Y eso incluso si la persona que nos hace el favor es un empleado nuestro o un amigo íntimo. Debemos ser agradecidos no solo porque dice algo de lo que somos sino también porque las acciones bondadosas de otros también dicen algo de ellas mismas y es del todo justo que les demos reconocimiento. ¿No te parece?

Dar las gracias nos enaltece, nos dignifica y nos convierte en personas agradables y merecedoras de la bondad expresada. Por eso, amigo mío, la próxima vez que un miembro de tu familia cercana, tal vez tu esposa tu hijo, un amigo o un compañero de trabajo, incluso un empleado o un desconocido, te muestre un acto cariñoso o bondadoso, no olvides decir “muchas gracias.” De seguro escucharás una reacción amigable y positiva de reafirmación… y puede que, en el fondo del corazón esa persona te diga: “muchas gracias por decir “gracias”.

 

Y LOS BUENOS DÍAS… ¿adónde fueron a parar?

Cada vez se hace más extraño escuchar los “buenos días”. Es como si se hubiesen desaparecido del planeta de la noche a la mañana. A veces escucho a algunas esposas decir: “lo primero que me pide mi marido en la mañana es el café y pocas veces se acuerda de darme los buenos días.” ¿En dónde se han metido los “buenos días”?

Aunque nos cueste cambiar la costumbre “moderna” de no saludar en las mañanas debemos insistir en ella con nuestros hijos y en nuestra familia. Tener una expresión alegre en el rostro y saludar nos permitirá tener un mejor comienzo a los retos que trae cada día de nuestra existencia. Empezar bien, por lo tanto, es muy importante.

Y esto no solo en el pequeño círculo de la familia pero es la forma apropiada de dirigirnos a las personas que vemos al llegar al trabajo, al comprar el café en camino al taller o al entrar al salón de clases en la escuela o en la universidad. La buena cortesía se va a reflejar en nuestro semejante quién aunque sea con pocas ganas es muy probable que nos conteste y si no lo hace hoy… como un matrimonio que conozco, nuestra insistencia diaria hará que llegue el día en que finalmente se contagien con el saludo alegre que podemos darles al comenzar cada jornada.

En muchos países hispanos damos los buenos días antes del mediodía y después de esa hora damos las “buenas tardes” y ambas expresiones pueden utilizarse para despedirnos también: “pues que pases buenos días” o incluso es apropiado y muy apreciado cuando nos despedimos a dormir, decir: “buenas noches”.  !Esto es dulce a los oídos! No permitas que tu familia abandone los buenos hábitos de cortesía. La razón es que otros hábitos van colgados de este y pueden, igualmente caer en el olvido.  ¿Como cuáles?

Los días buenos se fabrican con nuestras propias acciones.

Como decir, “hola”; “adiós” (una expresión que lleva la intención de que Dios te acompañe) y otras que le dan gusto, color y sabor a nuestra vida como “por favor” y “gracias”. Es probable que cuando eramos pequeños, muchos de nosotros recordemos a mamá o papá decirnos: “¿y qué se dice?” Luego de ese empujoncito decíamos “gracias”.  Y eso se repetía cada vez que nos olvidábamos de dar las gracias. ¿Ves diferencia entre decir: “dame un poco de agua” y “por favor, dame un poco de agua”?

Si se nos olvidan los “buenos días” pronto se nos olvidarán los hola, los adiós, los por favor y dar las gracias.  Terminaremos convirtiendo nuestras expresiones de cortesía en solo palabras de diccionario que no tienen uso ni valor. !No lo permitamos usando las expresiones de cortesía que sean comúnes en nuestro país o en nuestra cultura! Dependerá de cada uno de nosotros.

!Que tengas un día feliz estimado lector!  !Hasta pronto!

 

ALCANZARÁS TODO LO QUE TE PROPONGAS… ¿cierto o falso?

La mosca se empeñaba en atravesar el escreen plástico…

Mientras me vestía para una reunión miré por la ventana del cuarto hacia afuera, al jardín de la casa, cuando algo me llamó la atención. Era una mosca que trataba de atravesar el escrín plástico que impide que el aire acondicionado se pierda por las ventanas. Supongo que aquella barrera invisible le era incomprensible al pequeño insecto. Supongo también que veía la luz y su cerebro le decía que había por allí el escape, pero no había escape. La mosca intentaba y volvía a intentar atravesar aquella barrera “invisible” pero todo esfuerzo le era inútil.

El doctor Richard M. Restak señala: “La computadora más avanzada de redes neuronales […] tiene una diezmilésima parte de la capacidad […] de una mosca común” Dicho de otra forma, los científicos, como el doctor Richard M Restak nos dice que la computadora más avanzada hecha por el hombre es muchas veces menos capaz, que el minúsculo cerebro de una mosca común. Entonces, ¿por qué no se da cuenta de que si sigue insistiendo va a agotar sus energías y terminará muerta? 

“La computadora más avanzada de redes neuronales […] tiene una diezmilésima parte de la capacidad […] de una mosca común”
 Porque el cerebro de la mosca no es capaz de razonar. No le ofrece alternativas, no puede visualizar consecuencias. Y, efectivamente, cuando llegué de mi reunión, unas dos horas y media más tarde, allí estaba, muerta.  Sin embargo, lo único que tenía que hacer la dichosa mosca era dar un viraje de 180 grados en la dirección opuesta y hubiese sobrevidido. Solo tenía que reenfocarse, hacer un leve ajuste a su trayectoria, hacer un cambio. No lo hizo, no es capaz de hacerlo y no puede aprender a evitar el mismo destino, la muerte.

Por otra parte el cerebro humano, que solo pesa unas tres libras, capaz de aprender idiomas, complejas matemáticas, y de poseer una capacidad inventiva y creativa ilimitada, se puede parecer más de lo que suponemos al de una mosca. ¿Por qué decimos esto? Porque nuestra mente inteligente y racional es capaz de empesinarse, encapricharse, no ver ninguna alternativa, cegarse y finalmente morir en un intento vano impulsado por un deseo o un capricho. Cuando no cambiamos nuestras alternativas, cuando como moscas, queremos atravesar lo que no nos corresponde penetrar, cuando lo que hubiese sido más sabio era simplemente hacer ajustes, examinar nuevas posibilidades, repasar nuevas alternativas y continuar con nuestra vida, simplemente no lo hacemos.

 ¿Por qué nos parecemos tanto a las moscas? Hay varias razones. Tal vez la más sobresaliente sea que, desgraciadamente, demasiados profesores, sicólogos y vendedores de sueños han convencido a millones de incautos seres humanos, que TODO ES POSIBLE SI TE ESFUERZAS LO SUFICIENTE. Como tal cosa es un enorme disparate, es una mentira, no es cierto, vemos a millones de personas muertas en vida o frustradas porque se suponía que TODO les fuera posible y “murieron” sin lograrlo y sin que se les ocurriera hacer otra cosa. Millones han muerto en sentido emocional, miles en sentido literal. ¡Estas falsas canciones que llevan encadenados a millones de seres humanos! !Estos falsos predicadores que siempre ganan pues si no lo lograste es porque no te esforzaste lo suficiente. No toman en cuenta habilidades, golpes de suerte, la salud, el suceso imprevisto, recursos económicos y emocionales y todo lo demás que hace la vida de un ser humano una sumamente inestable e impredecible.

Mejor enseñanza y más honesta sería decirle a nuestros hijos: ¡HAZ TU MEJOR ESFUERZO!  Pero no le decimos eso. Le decimos que sea el mejor o peor aún, que TIENE QUE SER EL MEJOR. Le decimos que él puede hacer la diferencia (sabe Dios lo que eso quiera decir) y en vez de preguntarle: Hijo ¿cómo te sientes?  Le preguntamos: “¿Qué notas sacaste?” “¡Debes ir al mejor colegio!”  Probablemente cosas que nosotros mismos no hicimos pero que queremos que ellos hagan. Nos olvidamos que nuestros hijos necesitan AMOR e INSPIRACIÓN no calificaciones que  nos hagan orgullosos a nosotros ni exámenes de IQ que prueben que son mejores que los demás.  La vida no se acaba si una meta no se alcanza. No somos moscas y por Dios, no enseñemos a nuestros hijos a serlo. Si usamos nuestra inteligencia y trabajamos duro con los recursos que poseemos, podremos alcanzar muchas metas y aunque no sean las originales propuestas, EXISTEN OTRAS METAS DIGNAS que pueden ofrecernos muchas veces más de lo que jamás sospechamos, si hacemos nuestros mejores esfuerzos con gozo y alegría.

Sí, puede ser que alcancemos muchas metas que nos hayamos propuesto alcanzar. Pero, la verad es que no todas las metas que deseamos alcanzar en un tiempo, nos son valiosas con el paso de los años.  Es que a medida que vivimos nos damos cuenta que es mejor ser menos, vivir con menos y sentir y vivir más. Mejor que una cuenta de banco jugosa es ver a nuestros hijos felices, verles reír y disfrutar la vida sin las luchas vanas y fugaces competencias que al final nos roban todo lo que es verdaderamente valioso.

Tal vez no alcancemos todas nuestras metas ni todos nuestros sueños… pero te aseguro que no los cambiaremos por la felicidad que podemos alcanzar haciendo los ajustes que sean necesarios a nuestra vida… sin frustrarnos ni sentirnos menos. No seamos como la mosca que solo sabe morir en el intento. ¡Aprendamos a cambiar, a ser flexibles y a vivir!

 

Si me retiro, ¡me muero!

Retiro temprano…yo lo había imaginado diferente!!!’

Pues sí, para que te voy a engañar, ¡si te retiras, hay probabilidades de que te mueras! Bueno, no es una profecía sino que eso parece ser lo que dicen las estadísticas con ralación a los que nos retiramos. Claro, corresponde a cada uno de nosotros hacer algo sobre eso, especialmente ahora que sabemos que retirarse puede ser muy peligroso para la salud.

¿Y por qué se muere la gente cuando se retira? Porque el cambio de rutina les deja un espacio vacío que les hace, poco a poco, personas inactivas, la gente se aturde por no tener ninguna actividad motivadora y productiva. Este sentimiento, en muchos casos, lleva a desarrollar poco a poco un mal carácter, un sentimiento de insatisfacción y en algunos casos extremos terminan con su relación familiar que hasta ese momento, si no era estupenda, al menos soportable.

“Este es nuestro plan de retiro: a los 65 años  nos divor-ciamos y nos casamos con alguien que haya plani- ficado mejor que nosotros su retiro.”

Podemos cambiar las estadísticas en lo referente a nuestro caso por medio de seguir las sugerencias que nos ofrecen los que nos llevan la delantera y han sobrevivido la experiencia del retiro laboral. Y eso, independientemente de si nos hemos retirado con algunos fondos o no. En realidad, lo que tengamos en el banco no va a establecer la diferencia entre el éxito o el fracaso de nuestra vida después del retiro. La diferencia la va a hacer nuestra actitud frente a nuestras nuevas circunstancias.

En este artículo y otros por venir, repasemos algunas sugerencias prácticas que pueden ayudarnos a vivir una vida plena, activa y feliz después del retiro. Comencemos con el primer punto:

PRIMER PUNTO –No te quedes inactivo. Si bien puede ser una buena idea pasar unas bien merecidas vacaciones de dos o tres semanas y aprovecharlas para descansar, no te quedes el la butaca viendo televisión y viviendo una vida sedentaria, aburrida e inactiva. ¡No lo hagas porque te mueres!

Si el caso es que todavía te quedan algunas fuerzas y dispones de algunos recursos, tal vez puedas comenzar un negocio pequeño. Incluso, pudiéras tomar un curso de algo que te guste. Tal vez puedas aprender a coser, bordar, a crear un negocito por internet, dar algunas clases a domicilio, aprender a pintar, incluso, conozco varios amigos que, después de retirados sienten energía suficiente para ofrecerse de voluntarios en obras de carácter comunitario.  Conozco muchísimos retirados que disfrutan, por ejemplo, de enseñar la biblia en hogares privados a personas interesadas en temas religiosos y, al hacerlo, sienten una gran satisfacción. Los efectos de estas actividades en la persona retirada son muy saludables y positivos.

Las organizaciones con base comunitaria necesitan voluntarios para un sinfin de actividades. Aunque el propósito de participar en estas no es generar un ingreso, pueden producir satisfacción. Además,  llegar a conocer a otras personas que pudieran convertirse en buenos amigos, es atrayente a todas las edades.

Si quisieras participar en alguna actividad que produjera ingresos, se puede pensar en algún negocito en la casa como vender prendas de fantasía, productos para la salud y para el hogar que, aunque no generan una fortuna, sí proveen algunos ingresos modestos que pueden ser importantes a la hora de cubrir gastos menores. Claro, dependiendo de lo que sepas o te guste hacer, ahora tendrás el tiempo para disfrutar, sin presión de esas otras actividades.

Ahora bien, lo realmente importante cuando uno se retira, no tiene que ver con lo que tengamos en el banco ni con nuestros ingresos, sino con la actitud que tengamos en cuanto a manejar el tiempo y el dinero. Puedes tener mucho y gastar mucho, pero, con el tiempo, en vista de que no hay ingresos importantes, te quedarás sin recursos. De modo que te repito el punto: No es lo que tienes sino cómo lo utilizas. La persona retirada tiene que rehacer la mente en cuanto al uso de su dinero. Si simplemente somos conscientes de cómo gastamos, y lo que recibimos, eso es lo que nos va a proporcionar paz mental o lo que puede torturarnos hasta la muerte.

Pero, no hay que morirse , lo que hay que hacer es tomar conciencia de que entramos en una nueva etapa en la vida… una que podemos sobrevivir con un poco de sentido común y con el deseo de continuar siendo hombres y mujeres productivos.

Piensa en esto:

Si estás próximo al retiro ¿Estás pensando ya qué vas a hacer para mantenerte productivo? 

¿Has conversado con tu esposa y con tus hijos sobre este tema? ¿Qué piensan ellos?

El celular -Invitado indeseado que nos abruma.

  Nadie lo invitó pero siempre está presente y francamente no hay forma de evitarlo. No pienses que será discreto porque se robará la atención de todos, incluso la tuya. Se trata de cierta adicción que viene afectando a cada vez más y más seres humanos. Es peor que el virus africano y drogados por su influencia hay millones de hombres, mujeres y niños de todas las edades y de todas las naciones. Por supuesto nos referimos al dichoso celular.

  Los genios detrás de estos aparatos te inundan con aplicaciones, algunas ridículamente costosas, que te incitan a hacer prácticamente cualquier cosa, menos mirar a los ojos a tus hijos, tu esposo y lo que te rodea… que te impiden conversar con tu familia y que te bloquean el placer de disfrutar de la cena y de la sobremesa, la única vez al día que esto se nos hace posible. Sí, te dicen que puedes tener a tu alcance cientos de juegos, periódicos, cálculos, mapas y cualquier otra cosa, siempre y cuando te arrodilles a su influencia y te sometas a su poder seductor que paraliza toda relación social normal con tus seres queridos quienes ahora te molestan porque interrumpen tus “sagradas actividades celulares”.

Ya casi se nos olvida que el propósito original era simple y llanamente hablar por teléfono. ¡Bendito sea aquel aparato negro con su disco numerado que se llamaba teléfono! ¡Jamás se parecía a este endemoniado aparato que nos roba toda conciencia de la hora, el día y las actividades que debemos desempeñar!

¡Ese invitado obligado a todas las reuniones comerciales y de trabajo! ¡Ese invitado obligado que se sienta en tu iglesia o en el discurso de funeral de la tía Brunilda! Es el mismo que interrumpió la boda de Camila y casi arruina el bautizo del hijo de Felipe. El aparato no viene solo sino acompañado de su inoportuna musiquita que distrae, interrumpe, perturba y desconcierta.¿Habrá alguien en este mundo que pueda dominarlo?

No sé tu, pero yo, HOY he decidido comenzar a luchar. Estas son mis primeras resoluciones:

1. Comenzaré a dejar el teléfono más a menudo  en la guantera del auto. Comenzaré  cuando vaya a visitar a mis padres y a mis amigos.  Atenderé los mensajes cuando regrese al auto.

  1. Cuando llegue a casa, lo colocaré en su lugar de carga y lo pondré en “mute” para que me permita compartir con mi familia. Antes de acostarme veré si tengo mensajes. Los que no me dejen mensaje no tendrían nada importante que decirme. Compraré un despertador de mesa para que se quede toda la noche en el lugar de carga. No lo necesito como reloj despertador.
  2. Si estoy en el automóvil y recibo una llamada, solo la contestaré si tengo disponible mi bluetooth y puedo contestar con mi dispositivo handsfree. De otra forma contestaré las llamadas al llegar a mi destino.
  3. Solo enviaré los mensajes de texto necesarios y evitaré enviar chistes, cuentos, chismes o noticias excepto por treinta minutos una vez al día.
  4. No lo usaré más en restaurantes mientras comparto con mis compañeros y disfruto de una velada con mi esposa. Es desagradable estar echando una mirada al teléfono cada tres minutos. Desalienta y apaga cualquier interacción con nuestro interlocutor.
  5. Evitaré utilizarlo en horas de trabajo por medio de ponerlo en una gaveta y mantenerlo en silencio. En una emergencia se me puede contactar por el teléfono de la compañia.

Estoy harto de que el celular me robe la atención, la comunicación y al final, el cariño de los que significan algo para mi. Comprendo que es una resolución personal pero soy yo el que tengo que empezar a hacer algo. Tengo la esperanza de que al verme liberado de ese invitado obligado y nongrato, le sirva de estímulo para liberarse a todos los que me rodean que se han sometido a su tirana esclavitud.

De ahora en adelante, YO tendré el control.

¿Me sigues?

 

Las playas de Europa… ¿cuán atractivas son?

Es probable que alguna vez te hayan llamado la atención las playas europeas en las que abunda el destape. No porque piense que eres un pervertido o algo así sino porque muchas veces nos pincha la curiosidad, cosa típica de la naturaleza humana. Sea como sea muchos, hombres y mujeres, alguna vez han pensado que sería “interesante” ir a una de ellas. Pues bien, te contaré lo que un amigo que recientemente ha venido de España me cuenta. Su punto de vista debe tomarse en consideración porque pienso que es lo que la mayoría de nosotros los caribeños sentiríamos. Así, por lo menos con los ojos ajenos podemos tener una idea de lo que pudiera ser nuestra experiencia.

La verdad es que para empezar no es para nada una vivencia romántica. Dice él: “Llego con mi esposa, busco mi sombrilla cerca de la orilla y comienzo a disfrutar de mi día libre. Fue entonces que un par de viejitos, en sus ochenta se acercan, nalgas al aire, entre otras cosas, caminando sobre la arena caliente y sin apenas poder avanzar por toda la orilla de la playa. Soy culpable de mirarlos pero a la vez de aterrorizarme por la escena. Tanto mi esposa como yo, con nuestros trajes de baño puestos, nos los tocamos en un ademán de protección,  preocupados de que se nos pudieran aflojar y caer. ¡Que horror!”

Sigue diciendo: “Ahora con un ojo abierto y otro cerrado pienso que no he seleccionado el mejor lugar para mi día libre en el que deseaba descansar y relajarme. Francamente ya no estoy tan relajado. Pero la experiencia se complicaría un poco más a medida que pasaba el día.” Me gustaría intervenir aquí con un dato curioso. En España no hay playas nudistas porque no son necesarias. El nudismo está permitido en la playa. Curioso es también que muchas personas toman el sol completamente desnudas pero cuando van al agua, se ponen su traje de baño. Sí, se ponen el traje de baño para tirarse al agua. Está bien yo tampoco lo entiendo pero es la costumbre. Ya decía mi madre: “Hay gustos que merecen palos”.

Hay que tener cuidado con otro tema, para nosotros, natural pero peligroso en las playas españolas. Los famosos selfies. “Mi esposa y yo decidimos tomarnos un selfie. No nos dimos cuenta de que detrás de nosotros había una señora topless. Tomamos la foto y sin percatarnos se la enviamos a nuestros amigos. Cuan sorprendidos quedamos cuando nos dijeron que no enviáramos esa foto a los amigos en Estados Unidos porque teníamos a una señora en bolas justo detrás. Efectivamente, no pasaron dos minutos cuando la familia comenzó a preguntarnos: ¿Dónde están ustedes metidos?”

“No es extraño que para la mayoría de los nacidos en los Estados Unidos el choque cultural nos provoque un estado incómodo. No estoy acostumbrado a hablar con un español y al lado ver a su mujer desnudarse para tomar el sol. En vez de ser una experiencia agradable, para mi ha sido una experiencia desagradable. Claro, comprendo el aspecto cultural pero comprenderlo no impide que te sea chocante y francamente desagradable.” Muchas veces lo que podemos imaginar o suponer atractivo en nuestra imaginación, en la vida real no lo es.

Aprendamos de esta experiencia de mi amigo una lección interesante. Lo que se tapa es lo que atrae, lo que se enseña pierde interés. Ahora, tenemos una idea de lo que para el ojo de mi amigo, son las playas de España. Puede que ahora más que nunca te interese pasear por ellas, pero yo, prefiero el agua caliente del caribe, con la mente sosegada del que va a disfrutar de una experiencia agradable, sosegada y serena bajo el sol de nuestras playas caribeñas.

Esa obra de arte llamada “escritorio”.

Desde que el escritorio existe, hay que reconocer que ha sido uno de los muebles más mal utilizados. No dudaría yo que uno de estos días un legislador quisiera publicar una ley a favor del “escritorio abusado.”  Podemos decir con detalles para qué se utiliza pero, en vez de eso, quiero comenzar con aclarar para qué NO se debe utilizar el escritorio.

PARA QUÉ NO DEBE UTILIZARSE EL ESCRITORIO.

A juzgar por los centenares de escritorios que he visto, debo mencionar que no se supone que el escritorio sea utilizado para recoleccionar papeles. Muchos que van a los depósitos de papel para buscar papeles viejos deberían mejor pasar por las oficinas y rescatar la inmensa cantidad de papel reciclable que se haya por todas partes en los escritorios de secretarios y secretarias, sin contar los jefes de oficina y empleados de bancos. Seguro que prosperarían más si incursionaran tan solo por la superficie de los miles de “escritorios abusados” del país.

Tampoco los escritorios deberían utilizarse para almacenar alimentos. Manzanas, bananos, naranjas entre otras frutas además de chicles, golosinas, chocolates mordidos, ropa, sombrillas, calcetines y otros artículos que no son ni tienen nada que ver con el trabajo. Claro, tampoco tienen nada que ver con la manifestación de hormigas que como diablillos hacen fiesta de todo lo que dejamos en las gavetas por el fin de semana.

Algunos por supuesto van a poner el grito en el cielo porque el escritorio personal puede considerarse como un objeto que casi casi hemos parido a nuestro gusto y gana. Y es verdad, muchos, muchísimos escritorios se parecen a sus dueños. Pero echando a un lado las sensitividades personales tratemos de investigar por qué algunos usan mal el dichoso escritorio.

En primer lugar está la filosofía de que “tengo en mi escritorio los documentos que no debo olvidar o los apuntes que debo tener en cuenta.” Pero esto no da resultado alguno. ¿Sabe por qué? Porque cuando miras tu escritorio no puedes ver absolutamente nada sino solo un reguero de papeles que van a interrumpir el tren de nuestros pensamientos y de las cosas que debemos hacer en el momento. Además, con el tiempo el montón de papeles se hace más y más alto y comenzamos a olvidar para qué están allí. Se han hecho estudios que indican que algunos empleados han pasado más de dos horas buscando documentos sobre su escritorio y que supuestamente habían dejado allí para no olvidarlos.

Finalmente, debemos recordar que un escritorio no es un lugar para guardar o exhibir trofeos, condecoraciones, fotografías ni reproducciones de los enanitos de Blanca Nieves. Cuando pones todas estas cosas sobre tu escritorio no te va a quedar mucho espacio para trabajar y organizarte.

Dicho lo que no es o lo que no debe ser tu escritorio, debemos repasar lo que sí se supone que sea… antes de escribir sobre esto, ¡debo organizar el mío!

Piensa en esto:

ECHA UNA MIRADA A TU ESCRITORIO.

¿Qué cosas no deben estar allí? Organízalas ahora mismo y comienza a descubrir cosas olvidadas.

Si organizas tu escritorio vas a trabajar con la mente más despejada y serás más productivo.

 

¿Dónde está la ropa?

Ayer salí con mi esposa de compras. Me gusta acompañarla aunque otros esposos piensen que me falta un tornillo. Pero la verdad es que me gusta acompañarla y de una u otra forma yo mismo casi siempre salgo con algo que andaba buscando pero que no encontraba por no salir de tiendas, digamos que siempre hay un beneficio marginal. ¿Y sabes quién es la primera en encontrarlo? Mi esposa. No hay duda de que su aprecio porque le acompañe se refleja en sus miradas y acciones de alegría.

Lo pasamos muy bien, conversamos y a la vez quedamos sorprendidos de la poca ropa de calidad que encuentras en las tiendas hoy. Visitamos las más caras y las menos caras pero básicamente era lo mismo, unos con precios para ricos y otras con precios para menos ricos pero la misma mala calidad. Al final de siete horas de esperada labor, sin correr pero sin perder tiempo, no encontramos mucho. ¿Alguien sabe dónde han puesto la ropa?

Hay millones de artículos, no me mal entienda, pero lo que predomina es la ropa chatarra.  Camisetas, pantalones vaqueros y ropa deportiva pero… ¿ya no hay gente que se vista? Hace años, cuando acompañaba a mi esposa al probador, era común que llevara dos o tres trajes y de estos probablemente le servían todos y entonces era cuestión de escoger cuál. Hoy ella puede llevar dieciocho trajes al probador y no poder comprar ninguno. Parece que las tallas no son las mismas, y un diez puede ser un catorce o cuando te lo pones te falta tela por algún lado. No importa lo que diga la etiqueta, te lo tienes que probar y quedar horrorizado de los resultados. Eso sin contar que hay telas que mi pobre mujer se pone y no le quieren salir del cuerpo… ¡se tiene que fajar con el traje para quitárselo de encima! Años atrás tenías quién te atendía y te ayudaba trayéndote otro tamaño pero ahora, ni uno puede pasar al probador, ni le queda otro remedio a la mujer que empacar sola toda su compra de regreso para repetir el mismo proceso tantas veces como energía tenga la mujer… o carácter tenga el acompañante.

Cuando los que manejan las fábricas se ponen de acuerdo para fabricar solo vestiditos transparentes sin mangas, parece que eso es lo único que se fabrica y las pobres mujeres, como la mía, que no es ninguna adolescente no encuentra un traje decente, bien hecho que no cueste una fortuna. Lo mismo pasa con los zapatos. Cuando los fabricantes deciden fabricar chancletitas o zandalias no encuentras un par de zapatos clásicos de oficina, simplemente se desaparecen.

¿Será que China y Taiwan nos están llenando de los trapos que ellos no venden por allá? Yo entiendo a los jóvenes, ellos no saben de otra cosa que no sean camisitas y shorts pero por lo que veo, no van a aprender a vestir nada más toda su vida. Las chancletas sin medias hacen el calcetín un artículo innecesario solo para viejos. What?? Para mi, tanto jovenes como viejos en los centros comerciales dan pena y son una imagen triste de un país que va empobreciendo a velocidades impresionantes.

Cuando visitamos Beijín, hace poco más de una década, nos sorprendió lo mal que se vestían los chinos. Lo comprendimos pues China era un país pobre. Lo mismo nos pasó cuando visitamos El Cairo, no eran extrañas las chancletas y la ropa de bajo nivel. En ese tiempo en los Estados Unidos, aunque todavía se usaban las chancletas y los shorts, eran artículos de lujo para parejas retiradas. Hoy es un cuadro lamentable ver que nuestros jovenes y viejos van a las universidades a medio vestir y sin la más mínima conciencia de la impresión que nos dan.

¿Dónde está la ropa? Resulta que ahora solo la veo cuando el presidente hace una conferencia de prensa o cuando un abogado presenta su caso en corte. Creo que el mundo se está desnudando, pero no tanto por el aspecto atrayente o no atrayente que el desnudo pueda tener sino porque no hay ropa decente, bien hecha, que ponerse. Le presento este reto a ver a qué conclusión llega. Solo son unas cuantas preguntas y las respuestas las debe tener en la punta de la lengua. 1. ¿Cómo va vestida la gente a su iglesia? ¿Cómo las vió vestidas en el último funeral que usted asistió? ¿Cómo ve que se visten los artistas? ¿Cómo va vestido a clase su maestro? ¿Cuántos trajes tienes en tu closet? ¿Cuántos zapatos de cordones tienes? Si eres mujer ¿cuántos de tacón alto en comparación con los tennis y chancletas? ¿Serás que tu también has entrado en esta avalancha de desnudismo?

Lucir como mamarracho parece que es la consigna de los jovenes de hoy. ¡Ah! y mientras más ridículo, resulta que eres más “cool”. Lo que me parece es que la moral del mundo en cuanto a lo que es digno y hermoso ha cambiado tanto que ya no parece reconocerse lo limpio de lo sucio y lo apropiado y digno de lo que ni lo parece ni lo es.

Pues como de vez en cuando aparece alguien o algo con sentido común, le suplico que si lo encuentra, me lo deje saber porque voy a hacer fila con mi esposa para comprar allí. Estamos hartos de comprar basura en tiendas de “prestigio”. Apreciaré la ayuda si alguien puede decirme ¿dónde está la ropa?

Entre la espada y la pared… NO BUSQUES CULPABLES.

NO BUSQUES CULPABLES.

NO PIERDAS ENERGÍAS NI ESFUERZOS EN ESTO. No te proporcionará ninguna satisfacción personal ni lograrás consuelo alguno. Todo lo contrario, te amargarás y te envenenarás la sangre. Y algo interesantemente y cruel a la vez, es que te sorprenderás de que la gente no asume ni acepta responsabilidad. Es un mal de nuestra generación que deja a la gente sin perdón y sin redención.

Y para todos los efectos prácticos, ni siquiera identificando por nombre y apellido a los culpables, de todas formas eso solo te pondría en el pasado, no en el presente ni en el futuro. De modo que creeme, no pierdas tu tiempo ni tus energías. Busca soluciones constructivas.

Los vertederos más populares son: El GOBIERNO, LA ESCUELA Y LA FAMILIA. Están llenos de toda la basura del mundo pero aceptando la culpa son como enormes remolinos que todo lo tragan y que parecen tragar y tragar más y más. Luego, al final de cuentas estas son instituciones que permanecen… y tu sigues sin salida y sin consuelo. No cometas este error.

SOMOS NOSOTROS PERSONAL E INDIVIDUALMENTE LOS QUE TENEMOS EL PODER DE DECIDIR. Somos nosotros los que estamos entre la espada y la pared. Es nuestra familia o son nuestros hijos. Debemos buscar soluciones, no culpables. 

Llegar a esta conclusión nos llevará al paso inevitable.  ASUMIR RESPONSABILIDAD.  En este lugar incómodo nos sentiremos motivados a utilizar nuestras habilidades, dones y energías de forma positiva descubriendo el MAYOR PODER QUE DISPONEMOS los seres humanos. El de decidir.

Es importante que entendamos que para comenzar un proyecto de la magnitud del que consideramos hoy, necesitamos todas las energías posibles. Por lo tanto, debemos abandonar las cargas que son un arrastre debilitante.

Una vez que dejamos de buscar culpables logramos DOS BENEFICIOS IMPORTANTES:

  1. SENTIRNOS MÁS ALIVIADOS
  2. ASUMIR RESPONSABILIDAD PERSONAL